Inicio / Ciencia / La inteligencia de las aves: una mirada interdisciplinaria a la mente aviar

La inteligencia de las aves: una mirada interdisciplinaria a la mente aviar

Giraldo Alayón García
03 noviembre 2025 | 0 |

Foto: Steffi Wacker/Tomada de El País


Durante siglos, las aves fueron consideradas criaturas de instinto, carentes de una inteligencia comparable a la de los mamíferos. Expresiones como “cerebro de pájaro” reflejan una visión antropocéntrica y reduccionista que ha subestimado las capacidades cognitivas de estos animales.

Sin embargo, investigaciones recientes han desafiado esta percepción, revelando que muchas especies de aves poseen habilidades cognitivas sorprendentes, comparables en algunos casos a las de primates no humanos. Exploraremos la inteligencia de las aves desde una perspectiva interdisciplinaria, abordando su base neurobiológica, su evolución, sus manifestaciones conductuales, sus implicaciones filosóficas y su valor educativo.

Tradicionalmente, se asumía que el tamaño absoluto del cerebro era un indicador directo de inteligencia. Bajo este criterio, las aves, con cerebros pequeños en comparación con los mamíferos, eran consideradas cognitivamente limitadas. No obstante, estudios recientes han demostrado que algunas aves, como los córvidos y los loros, poseen una densidad neuronal excepcionalmente alta en el pallium (estructura análoga a la corteza cerebral de los mamíferos), lo que les permite realizar procesos cognitivos complejos.

El pallium de las aves, aunque estructuralmente diferente a la corteza cerebral de los mamíferos, cumple funciones similares. Investigaciones neuroanatómicas han revelado que esta región está altamente organizada y permite el procesamiento de información sensorial, la toma de decisiones, la planificación y la resolución de problemas. Esta convergencia funcional sugiere que la inteligencia puede surgir a través de trayectorias evolutivas distintas, un fenómeno conocido como evolución convergente.

Una de las evidencias más contundentes de inteligencia en aves es el uso y fabricación de herramientas. El cuervo de Nueva Caledonia (Corvus moneduloides) ha sido observado fabricando ganchos con ramas para extraer insectos de cavidades, una habilidad que requiere planificación y comprensión causal. Esta conducta no es instintiva, sino que se aprende y se transmite culturalmente.

Algunas especies de córvidos, como las urracas y los arrendajos, muestran comportamientos que sugieren una forma rudimentaria de teoría de la mente: la capacidad de atribuir estados mentales a otros. Por ejemplo, los arrendajos pueden esconder comida en lugares distintos si saben que están siendo observados, y luego cambiarla de sitio cuando el observador se va. Este tipo de engaño implica una comprensión de la perspectiva del otro.

Los cascanueces de Clark (Nucifraga columbiana) pueden recordar miles de lugares donde han escondido semillas, incluso meses después. Esta memoria espacial no solo implica recordar ubicaciones, sino también el contenido y el momento del almacenamiento, lo que se asemeja a la memoria episódica humana.

Los loros y los estorninos son capaces de imitar sonidos complejos, incluyendo el habla humana. Más allá de la imitación, algunas especies muestran comprensión del significado de las palabras. El loro gris africano Alex, entrenado por la psicóloga Irene Pepperberg, demostró habilidades lingüísticas sorprendentes, como contar objetos, identificar colores y formas, e incluso expresar preferencias.

Las aves descienden de dinosaurios terópodos, y su evolución estuvo marcada por presiones selectivas que favorecieron la eficiencia energética, la navegación espacial y la complejidad social. Estas presiones impulsaron el desarrollo de cerebros más eficientes, con alta densidad neuronal y capacidades cognitivas avanzadas.

La inteligencia aviar y la de los mamíferos evolucionaron de forma independiente, pero convergieron en muchas capacidades similares. Este fenómeno demuestra que la inteligencia no es exclusiva de una línea evolutiva, sino que puede emerger en distintos contextos ecológicos y anatómicos. La convergencia entre córvidos y primates en habilidades como el uso de herramientas, la planificación y la resolución de problemas es un ejemplo paradigmático.

El reconocimiento de la inteligencia aviar desafía la visión tradicional que coloca al ser humano en la cúspide de la evolución cognitiva. Si aves con cerebros estructuralmente distintos pueden desarrollar habilidades comparables a las humanas, entonces la inteligencia debe entenderse como un fenómeno plural, contextual y distribuido en el árbol de la vida.

La inteligencia no es un constructo unívoco. Puede manifestarse como resolución de problemas, aprendizaje social, memoria, comunicación simbólica o empatía. Las aves nos obligan a repensar nuestras definiciones, ampliándolas más allá de los modelos humanos. Esta reflexión tiene implicaciones para la filosofía de la mente, la ética animal y la educación científica.

Reconocer la inteligencia de las aves implica una responsabilidad ética. La industria alimentaria explota muchas especies, además de lo que inciden el comercio de mascotas o la caza. Si aceptamos que poseen conciencia, emociones y capacidades cognitivas complejas, debemos replantear nuestras prácticas hacia ellas desde una perspectiva de respeto y bienestar.

La inteligencia aviar ofrece una oportunidad única para enseñar biología, evolución y neurociencia de forma atractiva. A través de ejemplos como los cuervos que resuelven rompecabezas o los loros que hablan, se pueden introducir conceptos como la evolución

Estudiar la inteligencia de las aves también promueve la empatía hacia otras formas de vida y estimula el pensamiento crítico sobre nuestras propias capacidades. ¿Qué significa ser inteligente? ¿Por qué subestimamos a otros animales? Estas preguntas abren la puerta a una educación más reflexiva y pluralista.

Se pueden diseñar actividades comparativas entre aves y humanos, juegos de resolución de problemas inspirados en experimentos con córvidos, o debates éticos sobre el trato a las aves. Estas estrategias fomentan el aprendizaje activo y el diálogo interdisciplinario.

La inteligencia de las aves es un campo fascinante que derriba prejuicios, enriquece nuestra comprensión de la mente animal y nos invita a repensar nuestra relación con el resto del mundo vivo. Desde la neurobiología hasta la filosofía, desde la evolución hasta la educación, las aves nos enseñan que la inteligencia no es patrimonio exclusivo del ser humano, sino una manifestación diversa y creativa de la vida.

Deja un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

nueve − cinco =