La Tierra plana: entre el mito antiguo y la desinformación moderna

Ilustración: Alejandro Agdamus. Tomada de La Nación

En pleno siglo XXI, la idea de que la Tierra es plana ha resurgido como un fenómeno cultural, desafiando siglos de desarrollo intelectual. Aunque la comunidad científica y la evidencia empírica confirman que nuestro planeta es una esfera achatada en los polos, el movimiento de la Tierra plana persiste en redes sociales.

Para muchos este es un debate en el cual no vale la pena gastar ni el tiempo ni las energías, pero es uno de los más claros ejemplos de cómo la pseudociencia le gana terreno a la ciencia aún en nuestros días. ¿Cómo surgió esta creencia? ¿Qué argumentos emplean sus defensores? Y, sobre todo, ¿por qué sigue vigente en la era espacial?

Raíces históricas: ¿podrá la escuela emular a los filósofos de la antigüedad?

En civilizaciones antiguas, la concepción de una Tierra plana surgió de la observación limitada: el horizonte parece una línea recta, y sin tecnología avanzada, era difícil percibir la curvatura. Sin embargo, desde el siglo VI a. C., filósofos griegos como Pitágoras y Aristóteles propusieron su esfericidad basándose en la sombra circular durante los eclipses lunares y la aparición de estrellas distintas al viajar al sur. En el siglo III a. C., Eratóstenes calculó incluso su circunferencia con sorprendente precisión (Fig. 1) usando los ángulos del Sol.

Sorprendentemente lo único que necesitó Eratóstenes, citando al astrónomo y divulgador de las ciencias Carl Sagan, fue: “estacas, ojos, pies y cerebro”. El conocimiento necesario para comprender este experimento ve su inicio en el sexto grado (Escuela cubana), cuando se comienza a explorar la relación que existe entre los ángulos que se forman cuando una  recta corta un haz de rectas paralelas.

Un buen maestro de matemáticas (Fig. 2) encontrará en esta sencilla práctica la más potente herramienta, tanto para fijar el nuevo contenido como para fomentar una concepción científica del mundo en los estudiantes. Actualmente, en todo el mundo se realizan campañas para que los chicos de la enseñanza primaria y secundaria reproduzcan este experimento en fechas señaladas y compartan experiencias con sus homólogos en otras naciones.

El resurgimiento moderno: redes sociales y desconfianza institucional

El movimiento contemporáneo de la Tierra plana se revitalizó en el siglo XIX con escritores como Samuel Rowbotham, quien en su libro Zetetic Astronomy argumentaba que la Tierra era un disco (Fig. 3) con el Polo Norte en el centro y un muro de hielo (la Antártida) en los bordes. Hoy, plataformas como YouTube y Facebook han amplificado estas ideas, aprovechando algoritmos que priorizan contenido llamativo, aunque sea falso.

Óliver Ibañez, Mr Tartaria y demás pintorescos personajes defienden fielmente estas ideas, pero ojo, con una habilidad de comunicación envidiable. Esto hace que los maestros y/o divulgadores de las ciencias tengamos que replantearnos los métodos de enseñanza y aprendamos cómo captar la atención de los más jóvenes con eficiencia. 

Los defensores actuales suelen combinar escepticismo hacia instituciones científicas y gubernamentales (“¿Por qué no hay vuelos directos sobre la Antártida?”) con reinterpretaciones de fenómenos naturales. Argumentos comunes incluyen:

1. 1. “El horizonte parece plano”: La curvatura terrestre (≈0,004° por kilómetro) es imperceptible a simple vista en distancias cortas. Sin embargo, en vuelos altos o fotografías desde globos estratosféricos, la curvatura se aprecia claramente.
2. 2. “La gravedad no existe”: Algunos afirman que la Tierra plana acelera hacia arriba a 9,8 m/s², imitando la gravedad. Esto ignora que la aceleración constante requeriría energía infinita y no explica por qué la gravedad varía con la altitud o la latitud.
3. 3. “Las fotos de la NASA son falsas”: Acusan a agencias espaciales de manipular imágenes. Sin embargo, satélites independientes (como los de SpaceX o empresas privadas) y observaciones astronómicas amateurs confirman la forma esférica.

Ciencia vs mitos: evidencias incontrovertibles

La ciencia ofrece pruebas accesibles que cualquiera puede verificar:

• – Barcos en el horizonte: Al alejarse, el casco desaparece antes que las velas, efecto imposible en una Tierra plana.
• – Eclipses lunares: La sombra proyectada por la Tierra sobre la Luna es siempre circular, compatible solo con una esfera.
• – Diferencias horarias y estaciones: En un disco plano, el Sol debería iluminar toda la superficie simultáneamente, haciendo imposible la noche localizada.
• – La formación de ciclones tropicales es una consecuencia del efecto Coriolis (Fig. 4) y solo puede ocurrir en la atmósfera de un planeta “esférico” que presente un movimiento de rotación

Además, tecnologías como el GPS, que dependen de satélites en órbita, funcionan precisamente porque la Tierra es redonda.

¿Curiosidad por ver la curvatura terrestre? Observa un atardecer acostado y luego párate rápidamente: verás el Sol “ponerse” de nuevo. Efecto solo posible en un planeta redondo.

¿Por qué persiste la creencia sobre la Tierra plana?: psicología y sociedad

La psicología explica parte de este fenómeno: Teorías conspirativas ofrecen narrativas simples ante un mundo complejo, generando pertenencia a grupos que se sienten “iluminados”. La desconfianza en autoridades (tras escándalos históricos o noticias falsas) alimenta la idea de que “nos ocultan la verdad”.

También está el hecho de que leer, analizar, contrastar fuentes, es más laborioso que visualizar un video que realizó una persona con un juicio predeterminado. Una vez hayamos terminado de ver el video, es más probable que compartamos el criterio del divulgador a que nos hagamos nuestro propio criterio

El valor del pensamiento crítico

La Tierra plana es más que un error científico: es un síntoma de la posverdad, donde la emoción prevalece sobre los hechos. Combatirla requiere fomentar la educación científica y el escepticismo saludable.

En las escuelas son cada vez más los estudiantes que afirman que nuestro planeta tiene forma aplanada. El resto solo responde: “Eso no es posible, la Tierra es redonda”. Pienso que esta respuesta es aún más peligrosa que la creencia anterior. Asumir una idea como cierta desde edades tempranas puede matar el pensamiento crítico, atentando contra el futuro de la sociedad. Como dijo Carl Sagan: “Vivimos en una sociedad profundamente dependiente de la ciencia y la tecnología, en la que casi nadie sabe nada sobre estos temas”. Revertir esta paradoja es clave para navegar el futuro.