Representación artística de planetas extrasolares. (Foto cortesía de la NASA)
Vivimos en una era de contradicciones. Mientras nuestros dedos deslizan pantallas en busca de respuestas inmediatas, nos hacemos las mismas preguntas que hace decenas de siglos: ¿Estamos solos en el universo? ¿Existirán otras Tierras? A diario nos percatamos que los titulares de las webs de noticias son como meteoros: brillantes, efímeros y a veces engañosos.
Hace unos días, el 1 de marzo de 2025, me “asaltó” un titular que dictaba: ¿Una nueva súper-Tierra a nuestro alcance? Descubren exoplaneta en la zona habitable de una estrella similar al Sol. Al hacer “click” en este para ver la noticia, leo: Lo especial del exoplaneta recién descubierto HD 20794 d, es que orbita en la zona habitable de su estrella. Además, se encuentra a una distancia donde podría haber agua líquida. Sin embargo, recientes investigaciones indican que este planeta se mueve en un mundo de contrastes. Un desierto cósmico donde la radiación que proviene de su estrella anfitriona provoca una oscilación entre el infierno de Venus y el frío marciano.
Descubrimiento
En las profundidades de la constelación de Eridanus, a solo 19.7 años luz de nuestro planeta, HD 20794, una pequeña estrella amarilla un 28% más tenue que el Sol, guardaba un secreto. Tras dos décadas de observaciones con los espectrógrafos HARPS y ESPRESSO, un equipo internacional de astrónomos ha confirmado la existencia de tres mundos que desafían nuestra comprensión de los sistemas planetarios:
- 1- HD 20794 b: Un planeta rocoso de 2.15 masas terrestres que completa su órbita cada 18.3 días, poco más de lo que tarda la Luna en realizar media revolución alrededor de la Tierra.
- 2- HD 20794 c: Una súper-Tierra de 2.98 masas terrestres que gira en una danza circular cada 89.7 días, en una región donde el hierro se fundiría.
- 3- HD 20794 d: Con 5.82 masas terrestres y una órbita elíptica muy alargada, este mundo oscila entre 0.75 UA (menor que la distancia entre Venus y el Sol) y 2 UA (mayor que la distancia entre Marte y el Sol), cruzando la zona habitable como un cometa imprudente. Su año dura 647 días terrestres, y en ese tiempo, la radiación que recibe es 7 veces más intensa en el punto de mayor cercanía respecto al punto más alejado de su estrella anfitriona.
Comprensión
¿Qué significan esos nombres tan peculiares que se les da a las estrellas y a los planetas que las orbitan? ¿Qué es la zona de habitabilidad?
Los nombres que se les da a los exoplanetas (Fig. 1), que a no pocos agobia, se deben a su estrella anfitriona, seguida de una letra minúscula empezando por la b. Ejemplo de esto es, HD 20794 d. Esta nomenclatura quiere decir que este planeta fue el tercer planeta en orden de lejanía alrededor de la estrella HD 20794, la cual lleva este nombre por el catálogo a la que pertenece. También se tiene en cuenta el instrumento con el que se descubrió dicho planeta. Ejemplo de esto es la estrella Kepler-186, descubierta por el telescopio Kepler y sus planetas Kepler-186 b, Kepler-186 c, etc. Como dato curioso para Cuba tenemos la estrella BD-1763, ubicada en la constelación de Cetus (Ballena). En 2008 se descubrió un planeta orbitando esta estrella (BD-1763 b). ¿Qué importancia tiene esta estrella y su planeta para Cuba? Pues en 2019, en un concurso público, se le denominó a esta estrella Félix Varela y a su planeta Carlos J. Finlay.

Por otra parte, la zona de habitabilidad: Es una región alrededor de una estrella en la que un planeta rocoso, o luna ubicada allí contenga agua líquida en su superficie. Cada estrella tiene una zona de habitabilidad propia. Una estrella más pequeña que la nuestra, en el lugar del Sol, pudiera tener una zona de habitabilidad en donde Mercurio estuviera en el lugar correcto para que el agua líquida fluyera en su superficie. Esto, lógicamente, no es una regla exacta. Hay otros factores que influyen. Por ejemplo: Marte también está en la zona de habitabilidad correspondiente al Sol, pero al no tener atmósfera lo suficientemente densa capaz de retener la energía proveniente este, no alberga agua líquida en su superficie.
En el pasado, cuando el Sol era más pequeño, Venus, La Tierra y Marte se encontraban dentro de la zona de habitabilidad. Cabe resaltar que un planeta habitable no necesariamente tiene que albergar vida (Fig. 2), solo que está a una distancia de la estrella en que la radiación proveniente de esta es superior a la que se necesita para fundir el hielo, pero es menor a la que se necesita para que las aguas se evaporen por completo. El astrofísico y divulgador español Daniel Marín nos dejó una hermosa historia sobre esto que vale la pena leerla.

¿Es o no un buen candidato para albergar vida?
Lo que ocurre con HD 20794 d es que, al ser su órbita de una forma muy alargada, no está siempre ubicado en la zona de habitabilidad (Fig. 3). Este cuerpo, durante parte de su trayectoria alrededor de su estrella, está en la zona habitable donde el agua líquida podría existir. No obstante, el resto de su camino lo condena a extremos: En su posición más cercana a la estrella su temperatura media se estima en 1500 C y, en su posición más lejana, su temperatura media es de -800 C. Es como si Marte y Venus compartieran órbita. La vida, si existe, se escondería bajo una corteza helada o en respiraderos hidrotermales, sugiere la Ph.D. Lisa Kaltenegger , de la Universidad de Cornell.

No obstante, este lejano mundo será uno de los objetivos principales para los nuevos telescopios que todavía están en construcción. El Telescopio Extremadamente Grande (ELT, por sus siglas en inglés), el Observatorio de Mundos Habitables y la misión VIDA (LIFE, por sus siglas en inglés) estarán enfrascados en la búsqueda de elementos indicadores de vida (biosignaturas). La luz proveniente de las estrellas será el mensajero sideral que nos proporcionará mucha información sobre esos planetas.
Desde el descubrimiento del primer exoplaneta orbitando otra estrella, en 1995, el número de detecciones ha estado creciendo. Desde esa fecha se han encontrado más de 5800 mundos extrasolares y en lo que va de año, el número de cuerpos hallados y catalogados supera las tres decenas, por lo que las esperanzas en encontrar más mundos semejantes al nuestro están cada vez más vivas. ¿Te sumas a la búsqueda?