Juan Pablo Figueroa Macías es, quizás, uno de los jóvenes químicos más prometedores de su generación, aunque evidentemente por su edad aún tiene frente a sí un largo camino por recorrer.
De pequeño fue un niño muy curioso, “casi que era una pesadilla para mis padres, siempre estaba preguntando el porqué de las cosas”.
A medida que el tiempo pasaba se le hizo más necesario conocer e indagar sobre el mundo que lo rodeaba; tenía insaciables ganas de saber. “Sentía que muchas preguntas se quedaban sin respuestas, por lo que me dediqué a investigar y a leer mucho”.
Aunque siempre se interesó por las ciencias en general, nunca se imaginó que le llegara a apasionar tanto la Química; “en la secundaria me gustaba la Matemática y, de las ciencias naturales, la Biología. Después, en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas (IPVCE), de Camagüey, me incliné más por la Física. Sin embargo, cuando lanzaron la convocatoria para el concurso de conocimientos de Química, me presenté y no me arrepiento”.
En duodécimo grado tuvo la oportunidad de representar a Cuba en la Olimpiada Internacional de Química celebrada en Azerbaiyán en el año 2015. “Participar allí fue una experiencia única, conocí muchas personas, una nueva cultura y obtener Mención Honorífica significó una meta de realización personal”.
— ¿Cuál fue el principal reto que tuvo que sortear en el certamen?
— Las prácticas de laboratorios, sin dudas, porque a pesar de la rigurosa preparación y el empeño de los profesores para enseñarnos a trabajar con los equipos, las condiciones de nuestros laboratorios, en comparación con las de otros países, no son óptimas. Entonces, en la prueba práctica no supe manipular correctamente algunos equipos, nunca lo había hecho.
— ¿Por qué estudiar Química?
— Me otorgaron la carrera por haber sido ganador los tres años de preuniversitario, del Concurso Nacional de esta asignatura. A pesar de que al principio no era mi preferida, en ese momento ya me había enamorado de la Química. Si bien desde décimo grado estudié muchos contenidos que daría después con mayor profundidad en la educación superior, cuando entré a la carrera me di cuenta de que la ciencia deja de ser teórica y hay que “aterrizarla” a los problemas prácticos de la sociedad. Ser químico no es “hacer explosiones” que es el estereotipo más común que muchos se imaginan, sino ser el responsable del desarrollo de cualquier rama de la vida. Una vez que concientizas esto, ya no hay vuelta atrás.
En primer año de la carrera Juan Pablo se vincula al centro de Estudio de productos Naturales perteneciente a la Facultad de Química, bajo la tutela de la Doctora Yamilet Coll. “Aquí, a lo largo de los años de estudio, pude desarrollar plenamente la actividad investigativa, enfocada en la síntesis de compuestos químicos que estimulan el crecimiento de las plantas y su defensa, con el fin de proteger los cultivos e incrementar las producciones”.
— ¿Qué es lo que más le gusta de su labor investigativa?
— Mi investigación va encaminada a mejorar lo que ya tenemos e innovar, me he interesado por el tema de las patentes, la propiedad intelectual dentro de la ciencia y la química en particular y cómo este proceso innovador puede ser útil para la sociedad. Lo que más me gusta, y es mi meta futura, es lograr con mi investigación, o investigaciones, dar solución a algún problema preciso necesario para el país.
“En clases prefería escuchar a los profesores”
“Soy un joven serio y con mi trabajo igual. Sin embargo, hablando en buen cubano “soy muy jodedor”, me gusta salir, ir a fiestas, compartir con mis amistades. Al final, estos son los momentos más bonitos. La juventud hay que saber aprovecharla. Escucho música de todo tipo, canto, y aunque no lo hago muy bien, algún karaoke he ganado. No soy fanático al deporte”.
Juan Pablo supo vincular la vida académica y extracurricular, lograr el equilibrio entre la diversión y el estudio. Nunca le faltó el apoyo familiar, “todos mis logros se los debo a mi familia, especialmente a mis padres. A ellos me debo hoy en día. Siempre respetaron mis decisiones, a pesar de que representaron un sacrificio significativo”.
En clases prefería escuchar al profesor y luego tomar notas por los libros y durante su trayectoria estudiantil ocupó diferentes cargos en el Secretariado de la FEU de la Facultad.
“Estas responsabilidades me permitieron ver el mundo desde otra perspectiva y me enseñaron cómo ser un dirigente estudiantil. Disfruté poder organizar y participar de las jornadas científicas y muchas otras actividades escolares. Convalidé algunas asignaturas por pruebas de suficiencia o por labor de curso, me presenté a exámenes de premio y fui alumno ayudante.
“Participé en varios eventos importantes para los estudiantes, pero el Congreso Latinoamericano de Química, QUIMICUBA 2018 y el Simposio Iberoamericano de Química Orgánica, fueron los que más me marcaron por la trascendencia que tuvieron en mi formación como investigador. Recuerdo que en el Congreso estuvo presente el premio Nobel de Química del 2016, Jean-Pierre Sauvage y tuve la oportunidad única de asistir a todas sus conferencias.
“En el Simposio presenté un póster con mi trabajo de investigación dirigido al estudio teórico computacional y a la síntesis de compuestos orgánicos peptídicos para facilitar a las plantas sus resistencia a determinados patógenos. Esta investigación serviría como base para el desarrollo de productos protectores de los cultivos y se convertiría después, en mi tesis de diploma. En el encuentro, obtuve el premio al Mejor Póster de Estudiante”, cuenta Juan Pablo.
Es miembro fundador del proyecto de divulgación científica estudiantil El Radical Libre junto a Rubén Parra, Waldo Salgado y Rafael Rodríguez, también estudiantes de la Facultad de Química. Actualmente, cuentan con un canal en Telegram con más de mil 500 seguidores y se encargan de compartir efemérides científicas, fenómenos naturales y curiosidades de la ciencia. Además, durante la pandemia de la COVID-19 dieron especial seguimiento al tema de las vacunas, se enfocaron en hacer resúmenes de artículos científicos referidos a este tema.
En diciembre del 2021 culmina sus estudios y deja atrás las aulas universitarias para incorporarse a la vida laboral. Resultó el Graduado más Integral y de Docencia, con un promedio de 4.92. También recibió el Premio al Mérito Científico otorgado cada año por la Rectora de la Universidad de La Habana, junto a dos de sus compañeros.
Y si esto pareciera “poco”, Juan Pablo, acaba de recibir el premio Nacional al Estudiante más Destacado que otorga La Sociedad Cubana de Química, organización no gubernamental a la que pertenecen no solo químicos, sino profesionales de otras especialidades afines.
“La propuesta de premio abarca un periodo de trabajo de los cinco años de estudio; por lo general, ganan alumnos de último año de carrera porque son los que han tenido más tiempo para investigar”.
“En mi caso, desde que comencé en la esfera investigativa en el Centro de Estudios de Productos Naturales, seguí dos líneas fundamentales de trabajo. Ambas con el objetivo común de la búsqueda de principios activos para el desarrollo de nuevos productos y formulaciones con fines agrícolas, investigaciones de una alta complejidad, que aportaron a la resolución de problemas concretos presentes en Cuba y el mundo”.
El joven estudiante fue autor principal del trabajo “Diseño, evaluación in silico y síntesis de híbridos péptido-esteroide como posibles estimuladores de defensa en plantas”, donde bajo la guía de sus tutores, se destacó por su independencia a la hora de sacar adelante la investigación, parte de la cual fue publicada en la revista International Journal of Molecular Sciences. “Logré la síntesis del péptido y del híbrido esteroidal que mejores resultados mostró en los estudios teóricos”.
Se podría pensar que está acostumbrado a que reconozcan su trabajo y celebren sus triunfos; sin embargo, al preguntarle qué se siente ganar este galardón solo pudo sonreír tímidamente. Se detuvo un momento a pensar y a tratar de poner en palabras lo que este logro significa para él. “Presentarme, competir en esta categoría y ganar es importante, me retribuye todo el esfuerzo que he hecho durante este tiempo de estudiante, pero este premio representa mucho más porque me están reconociendo entre los químicos del país”.
— ¿Cuáles son sus proyectos y metas futuras?
— Quiero superarme lo más rápido que pueda, rápido, pero bien. Estoy estudiando para la maestría, basada en la obtención de nanopartículas — a partir del dióxido de silicio el cual se consigue de las cáscaras de arroz — que sean capaces de soportar un principio activo que pueda brindarle protección a cosechas susceptibles al ataque de plagas una vez almacenadas. Después optaré por un doctorado.
“Continuaré dedicándome a la labor científica y también a la docencia. Me gusta mucho impartir clases y formar a los estudiantes, disfruto mucho hacerlo. La mejor manera de aprender es enseñar y dar clases me obliga a superarme, prepararme y mantenerme actualizado. Cuando empiece el nuevo curso estaré impartiendo clases de Química General en la facultad de Biología para la carrera de Bioquímica”.
“Además, junto a los muchachos del proyecto El Radical Libre tenemos planes de sacar una serie de podcast en colaboración con Nexos Radio en la Facultad de Comunicación, donde entrevistaremos a diferentes personalidades de nuestra universidad y daremos noticias científicas”.