The Social Dilemma: por qué huir de las redes
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Venir a hablar ahora de redes sociales (RRSS) puede sonar redundante para la gran mayoría, acostumbrados como estamos al uso frecuente de esas plataformas comunicativas que existen al interior de la World Wide Web y por tanto de la propia Internet.
Sin embargo, un reciente docudrama, producido y lanzado este mismo año a través de Netflix, ha movido muchísimo el debate en torno al uso de estos medios y su influencia no tan positiva en el presente y posible futuro de la sociedad.
Dirigido por Jeff Orlowski y lanzado el pasado 26 de enero por vía streaming, The Social Dilemma nos presenta una serie de entrevistas a personas que han trabajado directamente en empresas como Google, Facebook, Youtube o Pinterest, quienes poco a poco van explicando de qué va el conflicto que estamos viviendo, el cual, grosso modo, podemos asociar al uso de algoritmos manipuladores y la sobreexplotación comercial de las RRSS.
Los diferentes expertos que aparecen en cámara –a veces mirando directamente a quienes estamos de este lado de la acción–, expresan su preocupación por cómo el código de muchos de estos sitios ha causado que los usuarios pierdan el derecho a elegir orgánicamente y también que muy sutilmente se haya ido creando una polarización de posiciones que amenaza no solo el diálogo entre los actores sociales, sino a las bases mismas de la democracia.
Hechas las introducciones, toca decir que la narrativa de esta propuesta corre en dos niveles: uno principal, basado en las entrevistas a expertos, y otro complementario, expresado a través de una historia de ¿ficción? que sirve para ejemplificar el fenómeno mediante una visión más o menos realista de cómo la tecnología puede afectar el día a día de una familia y también a sus integrantes como seres individuales.
La totalidad de los hombres y mujeres que aparecen en cámara dan no solo su opinión, sino que cuentan las experiencias que les han hecho abandonar las grandes industrias de la comunicación para dedicarse a promover un contradiscurso enfocado en revertir el efecto nocivo de Internet, las RRSS y los teléfonos inteligentes, por citar solo unos ejemplos.
No obstante, y aunque son personas muy capacitadas, ello no hace que sus palabras sean menos entendibles; su mensaje llega de manera contundente no solo por la pasión con que defienden sus sólidos argumentos sino por todos los datos “duros” que sirven para hacer más palpable el fenómeno y sus consecuencias inmediatas.
Mientras, la parte recreada con actores, se pone más a nuestro nivel de personas “de a pie” y nos cuenta de un escenario en el que cualquiera podría verse un día de estos. Sí es cierto que algunos han tildado estos segmentos de exagerados, pero también es entendible que así sea por momentos, con tal de que la audiencia entienda hasta dónde podrían llegar a verse afectadas.
Aunque la intención de The Social Dilemma es exigir que las grandes empresas comunicativas digitales tomen responsabilidad por sus acciones y cambien su manera de actuar, sí queda claro desde el principio que el enemigo no es necesariamente Facebook o Twitter, sino la forma en que han sido moldeados para que los usemos, mientras algo similar pasa en el sentido inverso.
En mensaje no es que la tecnología sea mala y mucho menos que debamos responsabilizar a los smartphones o a Instagram por la violencia, la intolerancia, la desinformación, las noticias falsas, la depresión inducida y el ciberacoso. Realmente este audiovisual apunta hacia un cambio en las reglas de ese cuasi-infinito juego que es Internet, de manera que seamos más libres para elegir y nuestra privacidad sea debidamente respetada.
Últimamente, se hace un llamado a los individuos para que tratemos de generar una reforma de manera silenciosa. Así, se nos dan una serie de recomendaciones que podemos seguir sin demasiada dificultad, con tal de comenzar a revertir el orden establecido hacia uno más sano.
Entre las cosas que podemos hacer está el reducir las notificaciones, navegar sin guardar el historial, resumir el tiempo de conexión y dedicarle más a tu familia y amigos; evitar que los más jóvenes entren en contacto con la tecnología a edades demasiado tempranas; elegir uno mismo qué quiere ver y no dejarse guiar por las sugerencias o recomendaciones de algunos sitios; comprobar los datos antes de compartir una información; consultar diferentes fuentes y escuchar discursos opuestos al nuestro, o sacar los dispositivos de la habitación a la hora de dormir.
The Social Dilemma no tiene la última palabra en torno a este complejo debate, mucho menos cuando quienes lo promueven son los dueños de la plataforma de streaming más grande del mundo. No obstante, plantea un punto de vista al que debiéramos prestar atención con tal de entender mejor el mundo en que vivimos y evitar convertirnos en marionetas sin sentido crítico. En un final, es también nuestra responsabilidad como individuos el escapar al control absoluto de La Matriz.
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Vi este excelente documental
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