No es una costumbre de esta sección publicar reseñas de videojuegos, al menos no en los últimos tiempos. Sin embargo, hay títulos que merecen que se les dedique una reseña, como el caso de Ghost of Tsushima (2020), que acabo de completar. Una historia inmersiva que te llevará a sentirte como un samurái del Japón feudal.
El contexto histórico de la obra es la primera invasión mongola a Japón (1274), liderada por el personaje ficticio Khotun Khan, nieto de Gengis. Y el escenario es la isla de Tsushima, una de las primeras en caer y que debemos liberar de los invasores tomando el control de Jin Sakai, uno de los pocos sobrevivientes.
Jin, sobrino del señor Shimura (administrador de la isla de Tsushima), busca reunir a los cinco clanes del territorio para hacerle frente a los colonizadores. Al ser rescatado por Yuna, una hábil arquera, entiende que el código samurái ha quedado obsoleto y no es la vía para liberar la totalidad de la isla.
Aquí se plantea el conflicto ético más interesante de este videojuego, el respeto máximo a la tradición (personificado en la figura de Shimura) y la necesidad de incluirle nuevas formas, que defiende Jin. La del protagonista termina dando resultado, causando fricciones y dilemas con su padre adoptivo.

Jin no sigue al pie de la letra el bushidō, un código ético y estricto particular de los samurái. Su separación del “camino del guerrero”, una traducción del término japonés, está marcada por la necesidad de combatir a un enemigo numéricamente superior. Aquí, Sakai tiene que adoptar tácticas de guerra de guerrillas, consideradas poco honorables por la sociedad de la época.
Entre esas estrategias se encuentran las bajas silenciosas, el uso de armas a distancia como la cerbatana con dardos envenenados, o de bombas de humo para desorientar a los rivales. En estas mecánicas bebe mucho de Assassin´s Creed, de hecho, Ghost of Tsushima era considerado el esperado juego japonés de la saga hasta la llegada de Shadows.
Jugabilidad y gráficos de Ghost of Tsushima
Este videojuego de mundo abierto tiene una jugabilidad similar a títulos como el mencionado Assassin´s Creed, Sekiro o The Witcher 3: Wild Hunt. Un mapa lleno de puntos de interés, misiones secundarias y recolección de recursos. La recreación de Japón es fascinante y los viajes están llenos de elementos que sin duda te harán sentirte en la época.
El sistema de combate no es especialmente complicado, salvo en los compases iniciales del videojuego. A medida que crece su leyenda como el Fantasma de Tsushima, Jin aprende nuevas habilidades y posturas de combate. Estas últimas son especialmente útiles para enfrentar a la variedad de enemigos del videojuego: espadachines, portaescudos, lanceros y brutos.

Aunque el videojuego otorga más peso a las mecánicas de sigilo que al combate directo, eso no significa que sea la única vía. Por ejemplo, el asalto a una base de los mongoles se puede iniciar con un enfrentamiento cara a cara con su guerrero más fuerte. Pero una vez superado, el resto de enemigos te atacará al mismo tiempo y deberás usar distintas posturas para irlos superando.
No es un videojuego con un componente mitológico fuerte, más allá de algunas leyendas japonesas. Algunas habilidades como la Postura Fantasma, que permite realizar asesinatos en cadena sin oposición, y el uso del viento guía para llegar a puntos del mapa, pueden considerarse lo más sobrenatural del videojuego.
Aunque en cierto punto la jugabilidad puede considerarse repetitiva (sigilo – eliminar rivales – misión cumplida) Ghost of Tsushima obliga a combinar varias tácticas y habilidades para lograr el objetivo principal y los opcionales. Las misiones secundarias añaden profundidad a la historia de Jin y ayudan a que tu tránsito por Tsushima sea menos lineal. Aunque la narrativa principal es muy buena, estos complementos la mejoran mucho.
Esta reseña de Ghost of Tsushima no puede estar completa sin mencionar su brillante apartado artístico. Su uso de elementos naturales (vegetación, clima), sonoros (la música es excelente para ambientar en el Japón del periodo) y la inclusión del Modo Kurosawa, con visualidad de las películas del director japonés, contribuyen a redondear una experiencia totalmente inmersiva. El premio a Mejor Dirección Artística en The Game Awards de 2020 está más que justificado.

A falta de completar la mayoría de misiones secundarias, este título es uno de los que mayores opciones de rejugabilidad tiene una vez concluida la historia principal. La mayoría de combates y conquista de asentamientos pueden repetirse y el amplio mapa ofrece opciones nuevas cada poca distancia.
El listón que deja es bastante alto y veremos si la ya anunciada secuela logra cumplir con el éxito precedente. Y quedamos a la espera de la también confirmada película de Jin Sakai termina llegando a los cines. Tras los éxitos de productos como Shōgun y Blue Eye Samurai, Japón sigue lleno de historias fascinantes para todos los formatos.