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Desmontando mitos de la industria petrolera: “El gas de los pozos se utiliza para llenar las balitas”

Dr. Rafael Tenreyro Perez
08 diciembre 2025 | 0 |

El proyecto Energás es un ejemplo exitoso de la utilización del gas acompañante de los pozos de petróleo, con un positivo impacto ambiental.


Por lo general, los pozos en Cuba producen al mismo tiempo petróleo, gas y agua, algo muy común en la industria. Las instalaciones de procesamiento se encargan de separar los tres fluidos que, a partir de ese momento, van a recorrer caminos independientes. El petróleo va a las baterías donde se prepara para entregarlo a los clientes finales, mientras que el agua se reinyecta de nuevo a las formaciones subterráneas. El gas natural, originalmente disuelto en el petróleo, también se recolectado para su utilización. Este gas recibe el nombre de gas acompañante y, a diferencia del petróleo, es difícilmente almacenable. Por esta razón, en la mayor parte de los yacimientos del mundo, el gas acompañante, por razones de seguridad, se elimina en quemadores especiales.

Durante decenas de años, Cuba no fue la excepción. El gas acompañante del petróleo cubano se quemó en grandes antorchas en los yacimientos de Boca de Jaruco, Puerto Escondido, Varadero y otros. En nuestro caso, al contener una gran cantidad de ácido sulfhídrico, su combustión al aire libre significaba lanzar a la atmosfera decenas de toneladas de dióxido de azufre cerca de La Habana y Varadero. No menos dañino resultaba la síntesis del gas en las plantas habaneras a partir del carbón mineral o nafta. Las dos plantas suministraban establemente gas sintético para uso doméstico, pero se generaban residuos de muy difícil manejo.

Hace unos treinta años se ejecutó un proyecto, cuyo principal objetivo siempre fue el beneficio ambiental, tanto al balneario de Varadero como a la ciudad de La Habana:  la empresa cubano-canadiense Energás.

En primer lugar, se hicieron cambios en las instalaciones de superficie de todos los yacimientos para hermetizar el proceso de producción. Con esto se lograba que no se escapara nada de gas natural a la atmósfera, el cual se enviaba a una planta que permitía eliminar el gas sulfhídrico y convertirlo en azufre líquido para ser utilizado en la manufactura de ácido sulfúrico.

Como parte de ese proceso se obtienen ciertas cantidades de nafta y de gas licuado de petróleo. Una vez “endulzado” el gas, este pudiera ser utilizado para generar electricidad en plantas de ciclo combinado con una potencia instalada de 480 MW. Las tres plantas que integran el proyecto Energás representan el ocho por ciento de la generación del país, produciendo el kilowatt de menor costo.

El gas acompañante produce electricidad en las plantas de ciclo combinado, con una capacidad instalada de 480 MW.

Una vez procesado, el gas natural acompañante está compuesto por casi 100 por ciento metano, limpio de gases ácidos e hidrocarburos pesados. Una parte va para la generación eléctrica y la otra parte puede ser distribuida por la red de gas manufacturado (el llamado “gas de la calle”). Pero hubo que adaptar las plantas habaneras para distribuir este gas con las mismas características calóricas que el gas sintético. Además, el fluido proveniente de los yacimientos cubanos es odorizado y mezclado con cierta cantidad de aire para darle presión y ajustarle su capacidad calórica. Este gas manufacturado se conoce como “aire metanado”. Más de 250 mil familias habaneras (aproximadamente un millón de capitalinos) reciben este gas.

¿Y el gas de las balitas?

Las botellas de gas en realidad contienen un producto denominado Gas Licuado de Petróleo o GLP. Este es una mezcla de hidrocarburos que se obtiene fundamentalmente de la destilación del petróleo o del procesamiento del gas natural. En la columna de destilación de las refinerías, los productos más ligeros, en forma de vapor, se extraen en su parte más alta. Luego del enfriamiento a -40 grados centígrados y compresión, se convierten en líquido. Uno de los procesos de las refinerías que mayor cantidad de GLP produce es el craqueo catalítico, en el cual los residuos de la destilación son tratados para romper las largas cadenas de hidrocarburos y convertirlos en productos claros como el diesel o la gasolina.

El GLP está compuesto de propano, butano, o una mezcla de los dos, y tiene la gran ventaja de su estado líquido, lo que facilita su transporte y almacenamiento seguro. El líquido de las botellas se evapora a temperatura ambiente y es este gas el que se entrega a las cocinas. El GLP puede utilizarse para cocinar o como combustible automotriz. A pesar de que el gas licuado del petróleo se envasa a presiones relativamente bajas, tanto su envasado como su transporte y uso, exige de medidas de seguridad para evitar accidentes. Cualquier escape de gas inflamable fuera de su carcasa es potencialmente peligroso para la vida y las instalaciones.

Las refinerías producen el Gas Licuado de Petróleo

Como se había comentado con anterioridad, el gas acompañante de los pozos de petróleo, después de procesado está compuesto casi en su totalidad por metano, un compuesto químico diferente al propano-butano. El metano también se puede licuar, pero en lugar de los -40 grados del GLP, aquí es preciso bajar la temperatura a -161 grados bajo cero y someterlo a una presión superior, por lo que se precisan enormes plantas de licuefacción. Este producto, el Gas Natural Licuado o GNL, no puede ser envasado para su consumo minorista con seguridad. A partir de estas consideraciones económicas y de seguridad, el gas licuado de petróleo (GLP) se transporta líquido. mientras que el gas asociado se transporta por tuberías. El uso de ambos en hogares e industrias proporciona un combustible limpio de gran aceptación. Entre la larga lista de beneficios cabe destacar los siguientes:

  • – Menos impurezas que otros combustibles, por ser químicamente menos complejo. Por lo tanto, cuando se quema produce muchos menos gases de efecto invernadero.
  • – Casi el 90 por ciento de su valor energético llega directamente a los consumidores. Se gasta mucha menos energía en transformarlo y transportarlo.

El gas de hidrocarburos ha sido destacado como energético de transición.

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