Fred Espenak con un globo terráqueo y las regiones de visibilidad de los eclipses solares en el siglo XXI. Tomado de la revista Sky and Telescope
“Un eclipse es algo asombroso. Todo lo demás es mundano”. Fred Espenak (1953-2025)
El pasado 1 de junio de 2025, la comunidad astronómica mundial perdió a una de sus figuras más icónicas: Fred Espenak, conocido universalmente como “Mr. Eclipse”, falleció en su hogar de Portal, Arizona, a los 71 años, tras una batalla contra la fibrosis pulmonar idiopática. Su anuncio público en redes sociales el 15 de abril, donde compartía su ingreso a cuidados paliativos, desencadenó una ola global de agradecimientos por su legado científico y divulgativo.
De un adolescente curioso a un mito de la astronomía
La obsesión de Espenak con los eclipses comenzó a los 16 años, cuando, con una recién obtenida licencia de conducir, convenció a sus padres para recorrer casi mil kilómetros hasta Carolina del Norte y presenciar su primer eclipse total solar el 7 de marzo de 1970. Esos 2,5 minutos de oscuridad total redefinieron su vida: Cuando ves un eclipse total, comprendes por primera vez el verdadero significado de lo asombroso, declararía décadas después a la revista Time.
A lo largo de su vida, testificaría 52 eclipses solares (31 totales) en todos los continentes, desde el desierto del Sahara hasta la Antártida. Pero uno marcó su destino personal: durante un eclipse de 41 segundos en India (1995), observó a una profesora de química, Patricia Totten, cuya expresión de asombro lo cautivó. “¡Qué bonito cabello!”, pensó entonces. Diez años después, se casaban, coronando su pastel nupcial con una figura de un eclipse.

Científico de la NASA: Más que eclipses
Aunque su apodo eclipsó otras facetas, Espenak fue un astrofísico de primer nivel en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA (1978-2009). Su investigación pionera usó espectrómetros infrarrojos para estudiar:
- – Vientos en la atmósfera de Titán (luna de Saturno).
- – Ozono en Marte.
- – Hidrocarburos en Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno .
Participó, desde tierra, en un experimento atmosférico que se llevó a bordo del transbordador Discovery en 1991.
El arquitecto de la eclipse-manía moderna
Su legado transformador radica en “democratizar el acceso a los datos de eclipses”:
- 1- Predicciones milenarias: Publicó, junto a Jean Meus, el Canon de Cinco Milenios de Eclipses Solares (2006), que detalla 11,898 eclipses entre el 2000 a.n.e. y el 3000 n.e.
- 2- Mapas de alta resolución: Reemplazó los pequeños mapas de la Marina de EE.UU. con cartografías detalladas, usando algoritmos de la NASA (DE405) para calcular trayectorias.
- 3- Sitios web globales: Creó el portal NASA Eclipse, referencia obligada para astrónomos y cazadores de eclipses.

Espenak entendió que la astronomía necesita emoción, no solo datos:
- – Fotografía épica: Sus imágenes de eclipses, tomadas con hasta 20 cámaras simultáneas, aparecieron en National Geographic y Newsweek. Una de ellas se convirtió en un sello termocrámico de EE.UU. en 2017: al calentarlo, revelaba la Luna llena.
- – Conferencias globales: Desde China hasta Noruega, sus charlas combinaban rigor científico con relatos de expediciones: capturaban el asombro de la totalidad, según un colega.
- – Guías prácticas: Escribió desde Cómo fotografiar un eclipse hasta El eclipse total de 2017: Atlas de rutas y Totality (el último de estos dedicado al gran eclipse total de sol de 2024), inspirando a millones.

Incluso tras retirarse, Espenak no dejó de trabajar:
- – Construyó el Observatorio Bifrost en Arizona para astrofotografía profunda.
- – Publicó guías para eclipses futuros, como el eclipse total de 2045 (visible en Maisí, Cuba como un eclipse parcial con un oscurecimiento de un 99,7% del disco solar) que cruzará EE.UU.
- – Su nombre permanece en el asteroide (14120) Espenak, nombrado en su honor en 2003.
El eterno cazador de sombras
Fred Espenak fusionó como nadie el cálculo preciso con la poesía cósmica. En sus palabras finales en Facebook, dejó un testamento espiritual: Deseo a los que dejo atrás muchos años más de eclipses claros y asombro por los cielos. Hoy, mientras sus cálculos siguen guiando a nuevas generaciones hacia la oscuridad mágica de la totalidad, su espíritu permanece en cada “diamante” de luz que anuncia la inminente noche artificial. Mr. Eclipse se fundió con la sombra que tanto amó, pero su luz, como la corona solar, sigue brillando en la eternidad.
Buen trabajo. Tu obituario es mejor que el que hizo el redactor jefe de la revista Astronomy, que conoció a Espenak y fue su amigo personal y colega por muchos años.
Cuando Espenak se jubiló, siguió trabajando gratuitamente para la NASA, inspirando a los jóvenes con su labor divulgativa y publicando las predicciones anuales de eclipses en muchos anuarios y boletines.
Solo no me gusta que hayas puesto en español los títulos de los libros suyos, que no se han traducido y que, debo decir, seguiremos consultando, como referencia obligada por muchos años, mientras lo recordamos.