“¿Acaso no ven todos, menos yo, que me estoy muriendo, y que sólo es cuestión de semanas, de días… quizá ahora mismo? Antes había luz aquí y ahora hay tinieblas”, escribió León Tolstói en su libro La muerte de Ivan Illich.¿Alguna vez te has preguntado qué sucede en nuestro cerebro cuando estamos deprimidos y por qué a veces cuesta tanto salir de ese estado? La depresión no es solo sentirse triste; es un cambio profundo que afecta la estructura y la química de nuestro sistema nervioso central.
Tu cerebro y su capacidad para adaptarse al cambio.
El corazón del problema neurobiológico de la depresión se centra en la disminución de la neuroplasticidad. La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para adaptarse funcional y estructuralmente a estímulos internos y externos, como el estrés o las emociones. Para llevar a cabo sus funciones, el cerebro depende de la generación, transformación y almacenamiento de información en redes neuronales, un proceso dinámico que se ve comprometido en la depresión.
¿Qué pasa, por qué es tan difícil salir?
Salir de la depresión lleva tiempo y esfuerzo, la persona no decide seguir en depresión, su cerebro ha perdido la capacidad de regenerarse y hacerle frente al problema.
La depresión se asocia con déficits estructurales y neuroquímicos en las regiones corticolímbicas asociadas a funciones de emotividad, recompensa y ejecución. Esta pérdida de funcionalidad se ve reflejada por una disminución de volumen del Hipocampo como respuesta neurodegenerativa a un aumento de los niveles de glucocorticoides (hormonas del estrés) y un déficit en los niveles de serotonina, noradrenalina y dopamina.
Conjuntamente el estrés reduce la señalización mediada por el Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro (BDNF) en el hipocampo, el cual es esencial para la supervivencia, el crecimiento y la diferenciación de las neuronas. Además produce un incremento de citoquinas proinflamatorias como la IL-6 y TNF-α desencadenado respuestas neuroinflamatorias.
A nivel de la Corteza Prefrontal −vital para la regulación del pensamiento, la conducta y las funciones cognitivas− durante la progresión de la depresión, la corteza prefrontal ventromedial (vmPFC), relacionada con la generación de emociones negativas, presenta hiperactividad; mientras que la corteza prefrontal dorsolateral (dlPFC), que media funciones cognitivas y control atencional, muestra hipoactividad.
El estrés y la depresión tienden a incrementar la plasticidad sináptica en la amígdala al inducir el crecimiento de las arborizaciones dendríticas en la amígdala basolateral lo que afecta la modulación afectiva y el procesamiento del miedo.
En estas situaciones tu cerebro pierde la capacidad de autorregularse, ya no actúa frente a las alarmas que normalmente desencadenarían una respuesta. Solo recuerdas lo malo y te cuesta imaginar un futuro mejor más allá de lo que estás pasando, has perdido la emoción por lo nuevo y te falta motivación para seguir adelante. Has perdido las herramientas para reconstruirte, pero precisamente esas herramientas solo las puedes obtener tú mismo.
¿Qué hacer para salir del bache?
¿Adaptarse al cambio es difícil? ¡Sí!, pero no imposible. Las herramientas las tenemos nosotros mismos, no todo está perdido, solo es necesario convicción, disciplina y deseos de cambiar aquello que nos afecta tanto. La depresión no es una falla moral, una debilidad o falta de voluntad, es un trastorno médico real que altera físicamente tu cerebro.
Si estás en este proceso no te culpes por la lentitud, celebra cada pequeño avance.
Recuerda: estás reconstruyendo la arquitectura más compleja del universo… ¡tu cerebro!
Referencias bibliográficas
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