Vista panorámica de la plataforma de lanzamiento justo antes del despegue./Cortesía de Roscosmos
En un nuevo paso para comprender la “capa eléctrica” de nuestro planeta, Rusia ha lanzado con éxito los satélites Ionosfera-M3 y M4 el pasado 25 de julio de 2025. A bordo de un cohete Soyuz-2.1b desde el cosmódromo de Vostochny, estos gemelos tecnológicos tienen una misión crucial: estudiar en detalle la misteriosa y vital ionosfera terrestre.
¿Por qué es Importante la Ionosfera?
Imagina una capa situada entre los 80 y los 1000 kilómetros sobre nuestras cabezas. Allí, la radiación solar y cósmica es tan intensa que arranca electrones de los átomos y moléculas de gas, creando un mar de partículas cargadas eléctricamente: iones y electrones. Esta es la ionosfera, y su importancia es enorme:

- 1. El espejo de las ondas de radio: Actúa como un “espejo” natural que refleja las ondas de radio de ciertas frecuencias (como las de onda corta), permitiendo las comunicaciones a larga distancia más allá del horizonte. Sin ella, nuestra radio global sería muy diferente.
- 2. Escudo contra la radiación solar dañina: Absorbe parte de la radiación ultravioleta y de rayos X más energética del Sol, protegiendo la vida en la superficie.
- 3. El Tiempo Espacial: Es extremadamente sensible a la actividad solar. Las tormentas solares pueden causar perturbaciones intensas (tormentas ionosféricas) que:
- 4. Interrumpen las comunicaciones: Afectando a radio, GPS, GNSS y sistemas de navegación.
- 5. Dañan satélites: La acumulación de carga eléctrica puede freír componentes electrónicos.
- 6. Provocan Apagones: Las corrientes inducidas en el suelo (GIC) pueden sobrecargar redes eléctricas.
- 7. Fenómenos Luminosos: Es el escenario donde ocurren las auroras boreales y australes, así como otros fenómenos como los “duendes” (sprites) y “elfos” (elves).
La Misión de los Ionosfera-M3 y M4: Observación en tándem
Los satélites M3 y M4 son la continuación del programa Ionosfera-M, heredero de satélites soviéticos como los Intercosmos. Su fuerza radica en operar en pareja:

- – Órbitas coordinadas: Volarán en órbitas casi circulares a unos 800 km de altura, pero con planos orbitales ligeramente diferentes. Esto les permitirá observar la misma región de la ionosfera desde ángulos distintos y con un ligero desfase temporal.
- – Instrumentación avanzada: Llevan una suite de instrumentos para medir:
- – Composición de iones: ¿Qué tipos de iones (oxígeno, hidrógeno, helio…) predominan y dónde?
- – Campos eléctricos y magnéticos: Clave para entender cómo la energía del viento solar y la magnetosfera se inyecta en la ionosfera.
- – Partículas energéticas: Que pueden ionizar aún más la atmósfera superior.
- – Emisiones ópticas: Para estudiar fenómenos como las auroras.
Un programa con historia y cooperación
La puesta en operaciones de M3 y M4 consolida el renacido programa ruso de investigación ionosférica. Los satélites Ionosfera-M1 y M2, lanzados en 2022 y 2024 respectivamente, ya han proporcionado datos valiosos. Este nuevo par, con instrumentos potencialmente mejorados, permitirá observaciones más complejas y detalladas gracias a su configuración de constelación.
Es destacable que estos satélites llevan instrumentos desarrollados en cooperación internacional, incluyendo contribuciones del Instituto de Investigación Espacial de la Academia de Ciencias de Austria (IWF-ÖAW), lo que subraya el carácter global del interés por entender nuestro entorno espacial.

Un futuro de predicción y protección
Los datos de los Ionosfera-M3 y M4 no son solo ciencia pura. Son esenciales para construir un futuro más resiliente. Al entender con precisión cómo se comporta la ionosfera bajo el bombardeo solar, los científicos podrán:
- – Desarrollar sistemas de alerta temprana más fiables para tormentas ionosféricas.
- – Mejorar la robustez de los sistemas de comunicaciones por satélite y de navegación (GPS, GLONASS, Galileo).
- – Proteger mejor las redes eléctricas terrestres de los efectos de las corrientes inducidas geomagnéticamente (GIC).
- – Aportar conocimiento fundamental sobre la interacción Sol-Tierra, relevante también para la exploración espacial futura.