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Las Propiedades Curativas del Magnetismo ¿Ciencia o Pseudociencia?

Redacción JT
26 julio 2025 | 4 |

Por Andry López Hernández, estudiante de segundo año de Ingeniería Biomédica, de la Universidad Tecnológica de la Habana ¨José Antonio Echeverría¨. (CUJAE) 

(Gran premio del concurso de divulgación científica Físicamente hablando)

 

 


 

El magnetismo es un fenómeno natural por el cual los objetos ejercen fuerzas de atracción o repulsión sobre otros materiales. Los materiales que presentan propiedades magnéticas detectables fácilmente, como el níquel, el hierro, el cobalto, así como sus aleaciones comúnmente se les denomina imanes.

Los imanes han fascinado a la humanidad durante siglos. Desde la antigüedad, se les han atribuido propiedades tanto místicas como curativas, una creencia que persiste hasta nuestros días a través de la publicidad de pulseras, colchones, plantillas, entre otros productos que prometen aliviar dolores, mejorar la circulación e incluso curar enfermedades graves.

 Los antiguos griegos, familiarizados con la magnetita, un mineral de hierro naturalmente magnético, le atribuían propiedades curativas. Tales de Mileto, uno de los primeros filósofos griegos, especulaba sobre la naturaleza del magnetismo, aunque sus explicaciones estaban imbuidas de misticismo. Este filósofo, afirmaba que la magnetita podía curar enfermedades, además de atraer objetos, una creencia que se extendió también a los romanos.

Por otra parte, en la antigua China la magnetita se incorporó a la práctica médica como parte de la acupuntura. La idea del “qi“, una supuesta energía vital que fluye a través del cuerpo, se asoció con el magnetismo, sentando las bases para la creencia de que los imanes podían influir en el flujo de esta energía con el objetivo de restaurar el equilibrio del organismo.

En la Edad Media, el alquimista y médico suizo Paracelso (siglo XVI) fue una figura influyente en la incorporación del magnetismo a la medicina occidental. Una de sus principales creencias era que los imanes podían extraer enfermedades del cuerpo. Siglos después, Franz Mesmer (siglo XVIII) popularizó el concepto de ¨magnetismo animal¨, una supuesta fuerza universal que podía ser manipulada para curar enfermedades. Sus prácticas, aunque populares en su época, fueron posteriormente desacreditadas por la ciencia. Sin embargo, el mesmerismo dejó una huella duradera en la cultura popular, además contribuyó a la persistencia de la idea de que el magnetismo podía influir en la salud.

El siglo XIX presenció avances significativos en la comprensión del electromagnetismo gracias a científicos como Faraday y Maxwell. Irónicamente, estos avances, que sentaron las bases de la tecnología moderna, también fueron apropiados por corrientes pseudocientíficas que buscaban legitimidad asociándose con la ciencia emergente.

Con la creciente disponibilidad de imanes, proliferaron dispositivos magnéticos que prometían curar diversas dolencias. La falta de regulación, así como la facilidad para realizar afirmaciones sin fundamento, permitieron el florecimiento de un mercado de productos magnéticos pseudocientíficos. Entre estos productos encontramos los cinturones magnéticos, fabricados con imanes cosidos en tela o cuero, se llevaban alrededor de la cintura o en otras partes del cuerpo para aliviar dolores y mejorar la salud general, su popularidad aumentó a finales del siglo XIX.

La magnetoterapia persiste en la actualidad, a pesar de los avances tanto de la ciencia como de la medicina, aprovechando la desinformación y la facilidad para difundir información sin control a través de internet.  Adicionalmente el marketing desempeña un papel crucial en la promoción de productos magnéticos, a menudo utilizando testimonios personales y lenguaje pseudocientífico para persuadir a los consumidores.

  La magnetoterapia, a pesar de su atractivo popular, se basa en afirmaciones pseudocientíficas que no resisten el escrutinio de la evidencia científica. Por ejemplo los defensores de la magnetoterapia argumentan que los imanes pueden aliviar diversos tipos de dolor, como el articular, el dolor de espalda o las migrañas; sin embargo, numerosos estudios clínicos controlados, no han logrado demostrar un efecto analgésico significativo de los imanes estáticos.

Los estudios que reportan efectos positivos suelen presentar fallas metodológicas, tamaños de muestra pequeños o sesgos de publicación. Organizaciones como los National Institutes of Health (NIH) y el National Center for Complementary and Integrative Health (NCCIH) en los Estados Unidos han concluido que la evidencia no respalda el uso de la magnetoterapia para el alivio del dolor.

Los defensores de la magnetoterapia también argumentan que los imanes pueden mejorar la circulación sanguínea al “ionizar” o “magnetizar” la sangre, aumentando el flujo sanguíneo y la oxigenación de los tejidos. Pero esta afirmación se basa en una incomprensión de la fisiología de la sangre y los principios del magnetismo.

La sangre contiene hierro en la hemoglobina, pero este hierro se encuentra en un estado químico que no es ferromagnético; es decir, no interactúa con los campos magnéticos generados por los imanes. Los imanes de baja intensidad, como los utilizados en la magnetoterapia, no tienen la capacidad de influir en el flujo sanguíneo ni en la oxigenación de los tejidos.

Adicionalmente, los defensores de este tipo de terapia han llegado a afirmar que  la magnetoterapia puede curar enfermedades graves como el cáncer, la artritis reumatoide o la esclerosis múltiple. Estas afirmaciones son peligrosas, además están completamente infundadas. No existe ninguna evidencia científica creíble que respalde la idea de que la magnetoterapia pueda curar o tratar enfermedades graves.

Confiar en la magnetoterapia en lugar de tratamientos médicos convencionales puede retrasar o impedir el acceso a terapias efectivas, con consecuencias potencialmente graves para la salud. Organizaciones como la American Cancer Society y la Arthritis Foundation, ambas organizaciones de los Estados Unidos, advierten enérgicamente contra el uso de la magnetoterapia como sustituto de la medicina basada en la evidencia.

 Si bien la magnetoterapia carece de fundamento científico, sí existen aplicaciones legítimas de los campos magnéticos en la medicina, que es importante diferenciar de las afirmaciones pseudocientíficas. La clave está en la intensidad del campo magnético, el tipo de campo (estático o variable) así como en las bases científicas que sustentan su uso.

Por ejemplo, la Imagen por Resonancia Magnética (IRM) utiliza imanes (Fig.1.a) que crean campos magnéticos extremadamente potentes entre 1.5 y 7 Teslas (unidad de medida de la intensidad del campo magnético, nombrada así en honor a Nikola Tesla, inventor e ingeniero eléctrico serbio nacionalizado estadounidense), miles de veces más fuertes que los imanes de la magnetoterapia (Fig.1.b).

Además la IRM utiliza ondas electromagnéticas para generar imágenes detalladas del interior del cuerpo. Los átomos de hidrógeno en el cuerpo se alinean con el campo magnético, y las ondas electromagnéticas alteran brevemente esta alineación. Al volver a su estado original, los átomos emiten señales que son detectadas y procesadas para crear imágenes. La IRM es una herramienta de diagnóstico fundamental, respaldada por décadas de investigación y ampliamente utilizada en la práctica médica para visualizar órganos, tejidos así como estructuras internas con gran precisión.

a) Imán utilizado para la obtención de imágenes por Resonancia Magnética (IRM) b) Kit de imanes utilizado en la magnetoterapia.

 La Magnetoencefalografía (MEG) es otro ejemplo de la utilización del magnetismo en la medicina. La MEG mide los campos magnéticos extremadamente débiles producidos por la actividad eléctrica del cerebro. Esta técnica permite estudiar la función cerebral con alta resolución temporal. Además es una herramienta valiosa en la investigación neurocientífica pues se utiliza en el diagnóstico de epilepsia, entre otras condiciones neurológicas.

La MEG detecta campos magnéticos generados por el cerebro, mientras que la magnetoterapia afirma influir en el cuerpo con campos magnéticos externos. La MEG es una herramienta tanto de medición como de diagnóstico, no una terapia. La IRM así como la MEG están basadas en fundamentos científicos bien establecidos; sin embargo, la magnetoterapia se basa en premisas que contradicen principios fundamentales de la física y la biología.

Los imanes utilizados en la magnetoterapia generan campos magnéticos extremadamente débiles, típicamente del orden de militeslas (mT). Por ejemplo, el campo magnético terrestre es de aproximadamente 50 µT (microteslas), y los imanes de nevera son de alrededor de 5 mT. Estos campos son varios órdenes de magnitud menores que los utilizados en la resonancia magnética (1.5 – 7 Teslas), que sí tienen la capacidad de interactuar con los tejidos biológicos de manera detectable. La baja intensidad de los campos magnéticos utilizados en la magnetoterapia los hace incapaces de producir efectos biológicos significativos.

Además, gran parte de los tejidos biológicos son diamagnéticos o paramagnéticos, lo que significa que interactúan débilmente con los campos magnéticos. El agua, principal componente del cuerpo humano, es diamagnética, lo que implica una leve repulsión ante un campo magnético, un efecto prácticamente imperceptible a la escala de los campos utilizados en magnetoterapia. 

Incluso si los campos magnéticos fueran más fuertes, la profundidad de penetración en el cuerpo humano sería limitada porque los tejidos biológicos atenúan los campos magnéticos, por lo que la intensidad del campo decrece rápidamente con la distancia al imán. Es improbable que un imán colocado sobre la piel pueda influir en órganos o tejidos profundos.

 Gran cantidad de los supuestos beneficios de la magnetoterapia pueden explicarse por el efecto placebo, un fenómeno psicológico bien documentado en el que la creencia en un tratamiento puede producir una mejora subjetiva de los síntomas, incluso si el tratamiento en sí es inerte. Esto se debe a la liberación de endorfinas, sustancia producida de forma natural en el encéfalo, que bloquea la sensación de dolor y está relacionada con las respuestas emocionales placenteras. 

El efecto placebo es una variable que debe ser controlada rigurosamente en cualquier estudio que evalúe la eficacia de un tratamiento. Este efecto puede generar una mejora real, aunque temporal, en la sintomatología de algunas personas. Esta mejora subjetiva, a menudo relacionada con la reducción del dolor o la sensación de bienestar, puede ser erróneamente atribuida al imán, reforzando la creencia en sus propiedades curativas.

Las experiencias positivas relacionadas con el efecto placebo a menudo se convierten en testimonios o anécdotas que se difunden entre quienes promueven la magnetoterapia; sin embargo, estos relatos no forman parte de la evidencia científica.

Adicionalmente, quienes creen en la magnetoterapia tienden a buscar información que confirme sus creencias, pero ignoran o minimizan la evidencia que las contradice (sesgo de confirmación). El efecto placebo, al generar experiencias positivas, refuerza este sesgo, además dificulta la aceptación de la evidencia científica que demuestra la ineficacia de la magnetoterapia.

Por otra parte, los fabricantes de productos magnéticos a menudo explotan el efecto placebo en sus estrategias de marketing. Utilizan testimonios, lenguaje pseudocientífico o promesas de curaciones milagrosas para persuadir a los consumidores, aprovechándose de la esperanza así como de la vulnerabilidad de quienes buscan alivio para sus dolencias.

 En conclusión el magnetismo es una fuerza fundamental de la naturaleza con aplicaciones fascinantes. Sin embargo, su uso en terapias alternativas carece de fundamento científico. Es crucial basar las decisiones relacionadas con la salud en la evidencia científica, además de consultar a profesionales de la salud cualificados. La promesa de curas milagrosas a través de imanes no es más que una ilusión, una ficción que se desvanece bajo la luz de la ciencia.


Bibliografía

  1. 1. González Arias, A. (2020). El espejismo de la magnetoterapia.
  2. 2. Laikas. (2023). Desmontando pseudociencias: Biomagnetismo y sus alegaciones.
  3. 3. Rubik, B. (1994). Applications of Bioelectromagnetism in Medicine. National Institutes of Health, EE.UU. 
  4. 4. Canadian Medical Association Journal. (2007). Criticism of Magnetotherapy: Is it an Effective Method?
  5. 5. Eres Deportista. (2023). Críticas a la magnetoterapia: ¿es un método efectivo?

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Comentarios

    Arnaldo González Arias 26/07/2025

    Estimado Pedraza. He revisado lo último que estoy preparando sobre el tema, y encontré esto. Así están las cosas mas recientes:
    —————————
    No obstante, a pesar de las muchas investigaciones, son pocos los resultados concretos publicados en revistas especializadas. Por ejemplo, en el caso de los tratamientos contra el dolor, un artículo de revisión de Paolucci et al. sugiere ‒ no afirma ‒ que las terapias con campos electromagnéticos alivian el dolor y mejoran la función en pacientes con diversas enfermedades musculo-esqueléticas (Paolucci et al. Journal of Pain Research, 1385-1400, DOI: 10.2147/JPR.S231778).
    Pero otro artículo de revisión de Hongzhi Hu et. al. (2020) sobre desórdenes musculo-esqueléticos con 173 referencias (Biomedicine & Pharmacotherapy 131, 110767) llega a la conclusión de que,
    “a pesar de la amplia difusión de estas terapias, es necesario profundizar en la selección óptima de los parámetros y en el conocimiento de los mecanismos involucrados”
    pero no da evaluación alguna sobre la calidad de los correspondientes ensayos clínicos. De hecho, el artículo no avala la efectividad de los resultados consultados en la revisión, pues también concluye que
    “… con una adecuada selección de los pacientes, indicaciones apropiadas y estrategias terapéuticas homogéneas estas técnicas pudieran ejercer un potente papel para tratar ciertos desórdenes musculo-esqueléticos en el futuro”.
    Otro artículo publicado por Xiaotian Yang et al. en 2020, de la Universidad de Sichuan (Physical Therapy Volume 100 Number 7), expresa en sus conclusiones:
    “Al comparar con el placebo, hubo un efecto benéfico de la terapia con pulsos electromagnéticos en el dolor, rigidez y la función física en pacientes con osteoartritis. La duración del tratamiento puede no ser un factor crítico en el manejo del dolor. Se requieren más estudios para confirmar los efectos de los campos electromagnéticos pulsantes en la calidad de vida (del paciente)”.
    Pero otro artículo de revisión sobre la osteoartritis en la rodilla, también de la Universidad de Sichuan, (Li CHEN, J Rehabil Med 2019; 51: 821–827) con 36 referencias, que además incluye los resultados de un meta-análisis de 8 ensayos clínicos, llega a otra conclusión:
    “la terapia de campos electromagnéticos pulsantes es benéfica para mejorar la función física a pesar de que no muestra ventajas en tratar el dolor y la rigidez”,
    y también considera que “se necesitan más ensayos clínicos aleatorizados para confirmar estos hallazgos”.
    —————–
    En fin, hay para todos los gustos.

    Andry López 26/07/2025

    Buenas tardes IGNACIO PEDRAZA, los tratamientos que se realizan con campos magnéticos en fisioterapia son a través de equipos que generan campos magnéticos variables mediantes bobinas conectadas a la corriente eléctrica. Estos equipos trabajan con frecuencias variables que generen campos magnéticos controlados para tratar áreas específicas del cuerpo humano. Estos campos magnéticos variables son pulsados, es decir, se encienden y se apagan rápidamente, lo cual induce corrientes eléctricas muy débiles en los tejidos del cuerpo, estimulando procesos celulares, mejorando la circulación y reduciendo la inflamación. La interacción dinámica de estos campos magnéticos variables que generan estas microcorrientes beneficiosas es fundamental en la fisioterapia. Por otro lado los imanes estáticos (la intensidad de los campos magnéticos que generan es muy débil y constante) que son los utilizados por la pseudociencia para supuestamente curar enfermedades no son capaces de generar corrientes eléctricas dentro de los tejidos por tanto no tienen utilidad en la fisioterapia.

    Arnaldo González Arias 26/07/2025

    Respuesta a Pedraza. He buscado mucha bibliografía al respecto, y los ensayos clínicos que aparecen con tratamientos similares son, cuando más, contradictorios y aislados. No he podido encontrar meta análisis que definan su validez. Además, por regla general, los ensayos que proporcionan resultados aparentemente positivos, siempre terminan con la muletilla: ‘se necesitan mas investigaciones’. En fin, personalmente no recomiendo perder el tiempo en ese tema. Saludos cordiales. Arnaldo.

    Ignacio Pedraza 26/07/2025

    En el caso de los tratamientos de fisioterapia que se brindan en el sistema de salud cubano con campos magneticos ¿ son cientificos o seudocientificos?