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Transmisión activa de dengue y chikungunya en varias provincias de Cuba

Yanel Blanco Miranda
15 octubre 2025 | 0 |
mosquito Aedes aegypti

En la actualidad la Isla presenta una transmisión activa de dengue en 12 provincias: Pinar del Río, Artemisa, La Habana, Matanzas, Villa Clara, Cienfuegos, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Camagüey, Las Tunas, Santiago de Cuba y Guantánamo”, señaló la Dra. Carilda Peña García, viceministra del Ministerio de Salud Pública (Minsap), en conferencia de prensa celebrada este miércoles para hablar sobre la situación epidemiológica.

“Cuba tiene una endemia de esta arbovirosis, por lo que durante los 12 meses diagnosticamos pacientes por esta causa. Esa enfermedad la transmite el mosquito Aedes aegypti, típico de países como el nuestro con un clima que propicia su reproducción: elevada temperatura y humedad relativa”.

Sin embargo, precisó la viceministra del Minsap, existen determinadas épocas del año donde las condiciones favorecen la aparición de este vector. “Me refiero a los meses de mayo (finales) y junio, y a septiembre e inicios de octubre cuando se incrementan las lluvias y el calor.

¿Qué ha sucedido en estas semanas? Que, además del dengue, ha sido introducido el chikungunya. Esta es una arbovirosis que, según la Organización Panamericana y Mundial de la Salud (OPS/OMS) circula en todas las regiones.  

“En estos momentos hay evidencia de su presencia en: Artemisa, La Habana, Matanzas, Villa Clara, Cienfuegos, Holguín, Granma y Guantánamo. Eso no significa que no haya casos en otros lugares, lo que sucede también con el dengue”.

Al referirse a las características clínicas del chikungunya, la Dra. Carilda Peña, explicó que causa fiebre alta, por lo general, durante dos o tres días y la distingue la inflamación en las articulaciones.

“La enfermedad provoca dificultad para cerrar las manos, caminar, dolor en la columna lumbar. Eso hace que la persona aparte de sentirse mal, no pueda desarrollar actividades de la vida cotidiana como trabajar, cocinar…”.

Ante la pregunta de cuántos días tarda en restablecerse el paciente, la viceministra subrayó que este es un padecimiento que pasa por tres fases: aguda, subaguda y crónica.

La primera etapa dura alrededor de una semana y la fiebre solo aparece de tres a cuatro de esos días, y la inflamación en las articulaciones comienza a ceder (en caso de una evolución favorable). Es la más peligrosa porque es la época de transmisión.

La segunda es más extensa, unos 20 días, donde todavía surgen un grupo de síntomas relacionados, sobre todo la inflamación de las articulaciones.

Y en el caso de la fase crónica (si sucede), esta alcanza hasta los tres meses y el individuo muestra problemas de movilidad debido al dolor, también para auxiliarse de las manos (agarrar objetos).

La Dra. Carilda Peña, aseguró que “esta es una enfermedad que no tiene una fuerte asociación a casos graves, críticos, ni fallecidos. Lo cual no quiere decir que, a quienes tengan una comorbilidad asociada o condición que lo haga vulnerable, no le cause un cuadro grave y transite a un estado crítico o a la muerte, como con cualquier afección viral”.

El tratamiento es sintomático para bajar la fiebre, aliviar el malestar y desinflamar las articulaciones. Aunque dijo que, para quienes evolucionan hacia una fase subaguda y llegan a la cronicidad se actúa diferente.

“Ya estamos poniendo en práctica en Matanzas, donde tenemos el mayor número de pacientes en etapa crónica, un protocolo para continuar la atención médica específica”.  

Detrás del telón

La Isla tiene un sistema para el seguimiento de las arbovirosis validado por las estadísticas y varios organismos internacionales; así lo enfatizó la Dra. Carilda Peña, viceministra del Minsap y especialista en Higiene y Epidemiología.

El chikungunya tiene un periodo de incubación de alrededor de dos semanas (máximo), pero en Cuba se ha observado que ocurre de tres a siete días./Foto: Yanel Blanco

“El protocolo comienza con la detección del síndrome febril inespecífico, que no es el sospechoso o el confirmado de una enfermedad. Basta con que la persona presente fiebre sin causa aparente y otros síntomas asociados, como malestar general y dolor de cabeza.

“Eso es suficiente para que, si existe algún elemento epidemiológico que nos haga pensar en una arbovirosis, actuemos. Ahora, en caso de la aparición de este síndrome febril, si la persona no posee ninguna comorbilidad: diabetes, hipertensión, cáncer…, se procede al ingreso domiciliario.

“Si, por otro lado, existe algún elemento de estos, la disposición es que sea internado en una institución hospitalaria. Porque la vigilancia de sus signos vitales y parámetros de salud lleva otra condición, que no está a nivel de la atención primaria”.

Al demostrarse en las primeras 24 a 48 horas que esta fiebre responde a una afección bacteriana, entonces el paciente sale del sistema de las arbovirosis y es tratado según la patología detectada.

Si eso no ocurre y es positivo, se pone medicación sintomática y se sigue su evolución. Al sexto día del inicio de los signos se le realiza un estudio para confirmar o descartar dengue. “Ello le permitirá al médico de asistencia poder encaminar, catalogar o clasificar la enfermedad”, explicó la viceministra del Minsap.

“¿Por qué no se hace prueba para el chikungunya? Porque no existe una prueba serológica para ese padecimiento. Para eso podemos emplear un PCR en tiempo real, pero en el tema de las arbovirosis no se usan igual que cuando la COVID-19, para el diagnóstico o tamizaje masivo de la población.

“Si en una comunidad donde hay un índice de vectores elevado, donde hay personas que ya tienen un diagnóstico nosológico de chikungunya y su cuadro clínico es compatible con él, no va a pensarse en otra enfermedad.

“Además, si la prueba de dengue resultó negativa y la situación epidemiológica y el cuadro clínico es compatible con la transmisión de chikungunya la sospecha de haberlo padecido es alta. Sobre todo, porque es específica para dengue y no da falsos positivo o negativo para otro virus”.  

Acciones para evitar el contagio

Si bien en la Isla se están realizando acciones para frenar la transmisión de estos virus, la Dra. Peña García, aseguró que la situación no es la idónea, en comparación con épocas anteriores.

“Antes de la COVID-19, el sistema de trabajo que había permitía atender las arbovirosis. Se realizaban un grupo de actividades intensivas en el mayor periodo de presencia del vector (usualmente en mayo), en todas las viviendas y locales del país.

“En la actualidad, también lo hacemos, pero en estratos más pequeños y de mayor riesgo. Me refiero a la cuadra, la manzana, el barrio, en aquellos lugares donde históricamente el dengue incide más.

“Pero hay que fumigar y echar abate para poder cortar la cadena de transmisión y disminuir la población de vectores, y eso depende de la acción mancomunada del sector de la salud, los organismos y organizaciones de masa y la comunidad”.

La Dra. Peña García confirmó que, además de dengue y chikungunya, en el país también hay oropouche y hepatitis A (en menor medida ambos), y un incremento de las enfermedades diarreicas agudas, situación que aparece cuando empieza a llover.

“En cuanto la hepatitis A, esta es una enfermedad que tiene que ver con la higiene personal y colectiva, así como con el tratamiento de vectores que transmiten la enfermedad en sus patas: moscas, cucarachas.

“De igual manera, se contagia al usar utensilios o prendas personales de personas contagiadas como vasos, cucharas, toallas”.

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