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Desmontando mitos de la industria petrolera: “el petróleo se encuentra en ríos y lagos subterráneos”

Dr. Rafael Tenreyro Perez
01 septiembre 2025 | 0 |

Los filmes de ficción, los documentales tendenciosos, los artículos sensacionalistas y, finalmente, la fantasía popular, han sembrado en la mente de muchas personas – a veces con profundidad – algunos mitos sobre la industria petrolera en general y, en particular, en la de Cuba.

A esto hay que sumar, la avalancha de bolas (noticias falsas o fake news) que ha traído, como rémora incómoda, la era de la Internet y las redes sociales. Un mito que se repite mucho es que el petróleo y el gas natural se encuentran rellenando cavernas o corriendo a lo largo de ríos subterráneos en algún lugar profundo, en el subsuelo.  

Lagos y ríos de petróleo

En el imaginario general, estos ríos subterráneos, frecuentemente denominados con el término genérico de vetas, corren de un país a otro atravesando espacios marítimos, cadenas montañosas o llanuras. En tal ambiente, la exploración petrolera se resume a adivinar en qué lugar se encuentran estos ríos, lagos o vetas para perforar los pozos productores. Lo difícil es encontrar la veta, después que se descubre todo es muy fácil: se abre el grifo y listo.

Es posible que esta creencia provenga de los tiempos iniciales de exploración petrolera, a finales del siglo XIX. Como los primeros yacimientos se descubrían a lo largo de ríos y arroyos, los buscadores de petróleo comenzaron a pensar que el “río petrolero en el subsuelo era el espejo del río o el arroyo en superficie”.

Los primeros estudios geológicos demostraron que, en realidad, los yacimientos estaban asociados a grandes pliegues anticlinales, a cuyas crestas erosionadas se asociaba un sistema de drenaje particular, que se conoce como relieve inverso.

Tampoco hay enormes cavernas en la profundidad de la tierra llenas de petróleo. El petróleo y el gas se encuentra en el seno de las formaciones de rocas porosas o fracturadas, las cuales reciben el nombre genérico de rocas reservorios o rocas almacén. Aún hoy, el mito de los ríos y lagos petrolíferos continua vivo, sobreviviendo a las indiscutibles demostraciones científicas.

Relieve inverso: sistema fluvial y valles en la cresta de los anticlinales

Rocas – reservorio

El petróleo y/o el gas natural se forman bajo condiciones adecuadas de temperatura, presión y tiempo en una roca generadora, rica en materia orgánica, denominada roca-madre.  Bajo la considerable presión geo-estática los hidrocarburos son expulsados y migran hacia una roca reservorio, típicamente porosa y permeable. Finalmente se van a almacenar en una estructura geológica de una configuración particular denominada trampa, que debe poseer una roca impermeable por encima (roca sello) que evita que el petróleo siga libre su camino hacia la superficie.

Este desplazamiento del petróleo, desde su roca de origen hasta la roca en que lo encontramos actualmente, se denomina “migración del petróleo”. La migración se produce en presencia de agua, debido a que todas las rocas en el subsuelo que tengan naturalmente porosidad y permeabilidad, están saturadas de agua.

La “roca reservorio” puede contener agua, gas o petróleo y lo podemos comparar con una esponja rígida, capaz de almacenar fluidos (alta porosidad), con la capacidad de entregarlos rápidamente (alta permeabilidad – poros conectados) y con continuidad en todas direcciones (vertical y horizontal).

Las tres condiciones son indispensables porque una roca puede tener porosidad y ser impermeable (ejemplo la piedra pómez, con porosidad visible pero no conectada) o la lutita con poros tan pequeños (de tamaño subcapilar) que impiden el movimiento libre de los fluidos.

Así se ve en el microscopio el espacio poroso de las rocas (en azul)

Las rocas reservorios por excelencia son las rocas sedimentarias que pueden conservar buena parte de porosidad primaria, a pesar de encontrarse en profundidad sometidas a la alta presión que ejerce la columna de rocas que yacen encima de ella. Solo en muy raras ocasiones, se encuentran rocas metamórficas o de origen ígneo (volcánicos o intrusivos) con propiedades de reservorio. Esto se presenta solo cuando están muy fracturadas. Los reservorios en rocas sedimentarias se dividen en dos grandes grupos: siliciclásticas y carbonatadas.

Las rocas siliciclásticas son las más abundantes entre las sedimentarias. Están formadas por las partículas resultantes de la meteorización de rocas ígneas, metamórficas o sedimentarias más antiguas. Los granos son arrastrados por los ríos y la lluvia hasta ser depositadas en el fondo de mares y lagos.

Las rocas carbonatadas, por otra parte, son aquellas sedimentarias que tienen un contenido (una fracción) de carbonatos (CO3X) por encima del 50 por ciento. El concepto de porosidad en las rocas carbonatadas puede ser más complejo que en las siliciclásticas, debido a la variación que sufren luego de la deposición en el fondo del mar.

Entre los procesos más comunes se encuentra la disolución del carbonato de calcio o sus variaciones químicas por la reacción con las aguas subterráneas.  Los reservorios carbonatados pueden ser calizas clásticas, arrecifes y dolomitas.

Rocas reservorios en Cuba

El caso de Cuba es tremendamente curioso. Hasta el año 1968 toda la producción petrolera en Cuba provenía de rocas que no eran sedimentarias. Los siete yacimientos descubiertos hasta entonces producían de rocas ígneas ultra básicas (principalmente serpentinitas) o volcánicas, altamente fracturadas. Esto contrastaba drásticamente con la estadística mundial, que muestra que más del 99 por ciento de toda la producción mundial proviene de rocas sedimentarias.

Roca caliza rezumando petróleo, extraída de un pozo en el área Canasí, costa norte entre La Habana y Matanzas,

El cuadro comenzó a cambiar con el descubrimiento en 1969 del yacimiento Boca de Jaruco, que cuenta con reservorios principalmente carbonatados. En estos momentos, más del 98 por ciento de la producción cubana proviene fundamentalmente de rocas sedimentarias, en una serie de yacimientos que se extienden en el mar cerca de la costa norte de Cuba entre La Habana y Cárdenas.

Los reservorios de estos yacimientos son rocas carbonatadas naturalmente fracturadas que han sufrido un proceso de corrosión por aguas fósiles acidas. Esto lleva a la formación de pequeñas cavernas que mejoran sustancialmente su capacidad de almacenaje, por lo que clasifican como reservorios de muy buena calidad. Por esta razón no es raro encontrar pozos horizontales con producciones iniciales de más de dos mil barriles diarios de petróleo.


Para consultas adicionales:

- Iturralde-Vinent, M., (Editor) 2006. Naturaleza geológica de Cuba. Curso de Universidad para Todos. Parte 1. Editorial Academia. ISBN: 978-959-270-096-3. http://www.redciencia.cu/geobiblio/paper/2006_Iturralde_Naturaleza_geologica_Cuba[1].pdf
- Marrero Faz, M., Tenreyro-Pérez, R., 2013. Introducción a la industria petrolera. Capítulo 1. Unión del Petróleo, Ministerio de Energía y Minas, 240 pp., La Habana. http://www.redciencia.cu/geobiblio/paper/2013_Marrero_Cap1.pdf

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