El 30 de junio de 1908, una explosión equivalente a mil bombas atómicas de Hiroshima arrasó 2150 km² de bosque en Tunguska, Siberia. Este evento, presuntamente causado por un asteroide de ~50 m de diámetro (todavía no hay una explicación certera sobre qué fue lo que causó la explosión), es el impacto registrado más devastador de la historia reciente. Para conmemorarlo y alertar sobre riesgos futuros, la Asamblea General de la ONU declaró en 2016 el 30 de junio como Día Internacional de los Asteroides, impulsada por una propuesta de la Asociación de Exploradores del Espacio.
La iniciativa nació en 2014 de la mano de figuras como Brian May (astrofísico y guitarrista de Queen), el astronauta Rusty Schweickart (Apolo 9), y la Fundación B612. Su meta: aumentar 100 veces la detección de asteroides peligrosos mediante la “Declaración 100X” . Hoy, con más de 16000 objetos cercanos a la Tierra identificados por agencias espaciales de todo el mundo, la amenaza sigue vigente.

Cuba se suma a la defensa planetaria con el Museo Nacional de Historia Nacional como escenario
El 28 junio de 2025, el Museo Nacional de Historia Natural de Cuba (MNHNC), en La Habana, integró el Día del Asteroide en su programa estival. Este espacio, dedicado a la conservación y la educación, ya contaba con actividades como “Científicos en Sala” y talleres de observación microscópica. Para la ocasión, estudiantes de las facultades de Física y de Comunicación de la Universidad de La Habana, pertenecientes a la iniciativa ProAstronomía, diseñaron y organizaron una jornada única: “¡El futuro está en nuestras manos!”

Los temas escogidos por los estudiantes fueron los siguientes:
- – Clasificaciones físicas y composición de asteroides
- – Caracterización orbital de los cuerpos menores del Sistema Solar
- – Ciencia y tecnología en la previsión de amenazas cósmicas
- – Sondas espaciales, grandes descubridores y posibles protectores de la Tierra
- – Viñales, testigo de dos impactos
- – Ufología y sectarismo: Caso Heaven´s Cate
- – La amenaza de 2024 YR4: Nuevos datos

A menos de una semana del comienzo de los exámenes finales de la universidad y en medio de una crisis energética aguda, estos chicos y chicas dedicaron su ínfimo tiempo para prepararse en los temas mencionados anteriormente. La astronomía es una ciencia que convierte a sus amantes en expertos en el aprendizaje autodidacta y estos estudiantes no son la excepción. No solo mostraron una excelente preparación técnica: con oratoria, típica de un maestro consagrado, modificaron el tiempo. ¡Fueron casi tres horas de charlas, aunque para los participantes parecieron tres minutos!

Desde la perspectiva del que escribe estas líneas, fue un día épico: varias generaciones se juntaron en un mismo espacio-tiempo y revelaron la utilidad de la educación. Uno de los invitados de honor, el Dr.C. Oscar Álvarez Pomares, reveló que eventos como este lo llenan de orgullo y satisfacción. Su trabajo de divulgación durante toda su vida ven sus frutos en este tipo de actividades.

¿Por qué asteroides en un museo de naturaleza?
Como señalaron los miembros de ProAstronomía: “Es necesario mostrar que el ser humano es parte de un sistema cósmico frágil”. Los asteroides no son solo amenazas; son restos de la formación solar que contienen claves sobre el origen del agua y la vida en la Tierra. En este sentido, la misión del Museo Nacional de Historia Natural como ventana de la ciencia al pueblo es crucial para lograr una conciencia ciudadana, muy necesaria para nuestra supervivencia como especie.

La colaboración entre físicos y comunicadores reflejó un principio clave del Día del Asteroide: la defensa planetaria requiere unión transdisciplinaria. Como afirma la Declaración 100X: “La tasa de descubrimientos debe crecer para darnos tiempo de reacción”. En Cuba, esto implica desafíos únicos, como integrar tecnologías de bajo costo en contextos con recursos limitados.

Piedras que edifican el futuro
El Día del Asteroide trasciende lo astronómico: es un llamado a proteger “nuestra única nave espacial”, la Tierra. La experiencia del MNHNC demostró que museos y universidades pueden ser “centros de resiliencia cósmica”, donde la curiosidad se traduce en acción. Mientras asteroides como Apophis o 2024 YR4 siguen su curso, iniciativas como esta siembran la semilla más vital: una generación que mira al cielo sin miedo, pero con conciencia.