La epidemia de chikungunya en Cuba ha provocado alarma y preocupación en las personas, sobre todo por los variados síntomas que ocasiona, entre ellos la inflamación y el intenso dolor en los músculos y articulaciones, que llegan a incapacitar al paciente.
La dolorosa sintomatología ha propiciado la aparición, en redes sociales como Facebook, de diversas hipótesis que intentan explicar o especulan sobre el porqué de tal comportamiento de la enfermedad. Algunas de ellas, incluso, sin tomar en cuenta lo descubierto históricamente por los científicos, que han tenido, nada menos que 73 años para estudiarla, desde su primera aparición en 1952.
En un recorrido que JT hizo junto a otros medios de prensa, por los laboratorios del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) esclarecimos algunas de las dudas que nos hace llegar la población, entre ellas si es posible que el chikungunya sea transmitido de alguna otra forma o que pueda recombinarse con otros virus como el SARS-CoV-2.
Al respecto, la Dra. C. Vivian Kourí Cardellá, médico, microbióloga, viróloga y directora general del IPK aclaró que “desde hace mucho tiempo están identificados los vectores que la transmiten: Aedes aegypti y Aedes albopictus. Esto ha sido demostrado por estudios internacionales, no solo cubanos. Por tanto, decir que la enfermedad se transmite por otra vía es irse más allá de lo que está demostrado por la ciencia”.

En cuanto a si es posible que el SARS-CoV-2 pueda cruzarse con esta arbovirosis, la Dra. C. Sonia Resik, jefa del departamento de Virología del Centro de Investigación, Diagnóstico y Referencia del IPK fue muy enfática cuando dijo que “los virus respiratorios no se mezclan con arbovirus. Son familias virales diferentes y no se recombinan ni se cruzan”.
Además, puntualizó la Dra. C. Kourí Cardellá, “Cuba mantiene vigilancia para 17 virus respiratorios incluido el SARS-CoV-2 y este prácticamente no está circulando en el país. No lo estamos detectando en los estudios que realizamos. Y la cepa que predomina en esos poquitos casos se llama XFG, y no produce ningún cuadro grave.
“De igual forma, la red de laboratorios de Cuba mantiene una estrecha observación sobre los casos nuevos de chikungunya. Este es un padecimiento con síntomas y una epidemiología característica, por lo que cuando hay un infectado y en la familia hay casos similares, asumimos que todos tienen el virus.
“De ahí que no sea necesario hacer un examen confirmatorio para cada persona. Aun así, cada semana entran un número determinado de muestras de las provincias, oscilan entre 400 a 600, a las que sí les montamos las pruebas.
“En ellas se incluyen los pacientes graves, las embarazadas, los neonatos, casos neurológicos, algún tejido donde se sospeche de fallecidos, y los de las localidades donde todavía no haya habido ningún reporte para mantener la vigilancia”.
En cuanto a esto, la Dra. C. Vivian Kourí subrayó que existen dos tipos de vigilancia, la de laboratorio y la genómica, para saber si el virus muta y ya no es el mismo que fue identificado en un inicio, y aseguró que hasta el momento sigue siendo el genotipo ECSA.
El chikungunya ocurre por oleadas
En el IPK se encuentran los laboratorios nacionales de referencia, donde se da seguimiento a las afecciones emergentes y reemergentes que puedan dañar la salud de las personas.

Su departamento de Virología tiene, al decir de su jefa, la Dra. C. Sonia Resik, una particularidad: “la mayoría de los diagnósticos, casi todos de virología se hacen en este lugar. Además, de radicar el centro colaborador para arbovirus de la Organización Mundial de la Salud (OMS), reconocido mundialmente.
“El departamento posee tres funciones fundamentales: el diagnóstico, la investigación y la docencia. Y como parte de nuestro trabajo debemos anticiparnos, estar un paso adelante de lo que pueda entrar al país”.
Para lograr ese objetivo, la Dra. C. Sonia Resik aseguró que es imprescindible estar muy bien calificados, entrenados y contar con un equipamiento de primer nivel.
“Ahora, ¿cómo un virólogo se adelanta a lo que pueda llegar?, pues estando atentos a las alertas de enfermedades que emiten la Organización Panamericana y la Mundial de la Salud (OPS/OMS), aun cuando no existan en el país. Esa es la única manera de estar preparados.
“Nos pasó con la COVID-19, con el oropouche y ahora con el chikungunya. Tal es así que pudimos, en esta epidemia, dar un diagnóstico en 24 horas y secuenciar el genoma del virus en 72.
“Y estamos preparados para dar respuesta a cualquiera de las otras emergencias que están circulando, en este momento, en la región o en el mundo.
Al referirse a la rápida expansión del virus en la Isla la experta subrayó que “nosotros nunca habíamos tenido una epidemia por esa causa en el país. Hubo un brote en 2015 en Santiago de Cuba, pero fue muy pequeño y no salió de la comunidad donde ocurrió. Por lo tanto, nuestra población estaba virgen cuando entró a la Isla”.
Ante la pregunta de que en las otras epidemias de zika y oropouche la población también estaba virgen, la Dra. Resik señaló que la diferencia está en los síntomas, en la variedad y cantidad de personas que los manifiestan, un porciento elevado para esta arbovirosis.
Si a eso sumamos el no contar con los anticuerpos, la situación climática y la amplia presencia del vector en el territorio, “tenemos el escenario preparado para que todo el mundo tenga posibilidades de infectarse con chikungunya”.
La jefa del departamento de Virología del Centro de Investigación, Diagnóstico y Referencia del IPK habló de los diferentes virus que están circulando en Cuba y por qué pareciera que llegaron todos a la misma vez.
“Hay infecciones que son estacionales y otras que suceden el año entero. Por ejemplo, las respiratorias son estacionales, predominan siempre en estos meses donde la temperatura es inferior.
“En este momento tenemos la presencia de dos virus respiratorios fundamentales, la Influenza tipo A (H1N1) y el Sincitial respiratorio, que provoca principalmente daño en infantes (muy chiquiticos) y en adultos mayores. Pero los tenemos en el periodo del año que toca como ocurre con las arbovirosis”.
— ¿Cuándo pudiera comenzar a bajar la curva de contagios?
— Las infecciones que se producen por transmisión vectorial tienen dos componentes fundamentales: el vector y que la población esté inmune. A medida que las personas vayan enfermando tendremos inmunidad, y a medida que el vector disminuya habrá menos transmisión. Entonces tenemos que esperar.
“Ya Matanzas, que fue el lugar por donde empezó la epidemia, casi no está reportando casos. El chikungunya en el mundo, pueden leerlo en cualquier publicación científica, ocurre por oleadas. Y en este momento nos encontramos en una. No está pasando nada extraño que no esté descrito ya en la literatura”.
Repaso necesario
Si bien todos hemos escuchado o leído infinidad de veces cuál es el comportamiento de la enfermedad y los síntomas que produce, nunca es contraproducente, en estos casos, “llover sobre mojado”.

El Dr. Carlos Fonseca Gómez, jefe del Centro hospitalario del IPK, recordó que “el chikungunya como otras enfermedades arbovirales se caracteriza fundamentalmente por fiebre y artromialgia, que vienen a ser su sello distintivo.
“Nosotros acostumbramos a explicar que es muy difícil, solo por los síntomas y las manifestaciones, diferenciar el dengue del zika. Sin embargo, este padecimiento tiene unas características muy específicas que la convierten en una enfermedad de fácil diagnóstico, desde el punto de vista clínico”, apuntó.
El galeno precisó que el dolor es tan típico, así como la rigidez e inflamación de las articulaciones que la probabilidad, en el contexto epidémico que vivimos, de que sea chikungunya es alta.
“El propio nombre de la enfermedad: el que se encorva es lo que vemos en las personas. Y esto es tan importante y las manifestaciones articulares adquieren tanto protagonismo que incluso, muchas veces comienzan antes del inicio del cuadro febril.
“Una fiebre muy elevada, de las más altas dentro de estas enfermedades arbovirales, y que suele evolucionar de forma satisfactoria, con un bajo índice de mortalidad o letalidad”.
Y aunque dijo que la mayoría de los pacientes no sufren complicaciones graves, hay personas, sobre todo aquellas en edades extremas, que sí lo hacen y algunas llegan a ser peligrosas.




Asimismo, declaró que existe otro grupo de enfermos en que las manifestaciones extraarticulares, principalmente las gastrointestinales: vómitos, diarreas, los conducen a la deshidratación, trastornos hidroelectrolíticos, lo que en muchos casos justifica el ingreso y un manejo más intensivo.
“Otra característica es que los padecimientos articulares pueden prolongarse en el tiempo, incluso meses. Esto genera un cierto grado de incapacidad para realizar las actividades cotidianas, y en algunos casos más extremos las laborales”.
Dentro de las causas que conducen a la gravedad, el Dr. Carlos Fonseca resaltó las neurológicas “que trastornan el estado de conciencia de las personas, su capacidad para la marcha y las complicaciones cardiovasculares, pues en algunas situaciones conducen a arritmias cardíacas”.
Al preguntarle cuál es el protocolo de actuación para aquellos pacientes en fase crónica, el doctor explicó que siempre hay que tener en cuenta el momento en que se encuentra la enfermedad.
“Como ya se ha explicado esta evoluciona por etapas (aguda, postaguda y crónica). El tratamiento va a depender mucho del momento en que esté el individuo.
“En los inicios recomendamos analgésicos comunes, antipiréticos y tratamos de evitar medicamentos que puedan generar complicaciones, como el sangrado, entre otros. En esta fase, por ejemplo, los esteroides solo ocasionan problemas. Por lo tanto, buscamos formas de aliviar al individuo por otros métodos menos invasivos.
“En la etapa postaguda o de convalecencia, cuando hay menos riesgo y ya no hay virus circulante, entonces recurrimos a los antiinflamatorios o, en este caso, a los esteroides: agentes moduladores de la respuesta inflamatoria”.
— Doctor, ¿por qué si es la misma enfermedad no todas las personas presentan los mismos síntomas?
— En cualquier enfermedad hay un grupo de factores que influyen en su evolución. Estos dependen de la propia infección viral, del individuo (muy importantes) y del entorno.
“Las personas con un sistema inmunológico debilitado por comorbilidades o por su edad: los niños más pequeños, los ancianos mayores de 60 años y sobre todo los de más de 80, son más propensos a sufrir complicaciones.
“Pero no es exclusivo del chikungunya. Lo vimos en la COVID-19 y lo observamos constantemente con el dengue y otros padecimientos, donde la severidad y la mortalidad varían en dependencia de la condición previa del individuo.
“Sobre todo algunas comorbilidades como las afectaciones pulmonares, cardiovasculares, la inmunodepresión de cualquier naturaleza, porque predisponen y aumentan el riesgo de progresión hacia una enfermedad más severa y hacia complicaciones que en algunos casos pueden llegar a ser letales”.
En cuanto a aquellos individuos con cualquier trastorno de la inmunidad, “ya sea por dolencias autoinmunes, neoplásicas o por el mismo VIH”, también puede predisponer al organismo a transitar hacia un cuadro más complejo.
“No obstante, no hay un grupo grande de pacientes con estas condiciones para poder decir, categóricamente, que el riesgo es mayor o inferior a la población en general, pero sí es de esperarse que tengan una evolución más compleja y se presenten complicaciones”.
Al respecto, la Dra. C. Sonia Resik precisó que “no hay ningún padecimiento donde el ciento por ciento de los pacientes tengan síntomas.
“En las enfermedades virales es muy típico que la mayoría de las personas sean asintomáticas y solo un grupo los presente, y no todos los tendrán completos. Hay grupos que solo tendrán tres o cuatro y otros uno.
“La gradación de síntomas y signos de las enfermedades no depende solo de la persona infectada, sino de la genética del hospedero, de sus condiciones médicas. Además de todos los factores de riesgo de una persona (hipertenso, diabético, anémico u otras patologías), y del entorno, el clima y elementos externos como la presencia del vector en el lugar (propio para las arbovirosis)”.
