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Magnetismo contemporáneo (3): edad moderna

Arnaldo González Arias
26 noviembre 2025 | 0 |

Durante el siglo XV no hubo descubrimientos notables asociados al magnetismo. Fue en 1551, ya bien entrada la edad moderna tras el descubrimiento de América, que el cosmógrafo español Martín Cortés logró ubicar el polo magnético norte en Groenlandia, a más de 1000 km del polo geográfico. Más tarde se supo que los polos magnéticos no son puntos estáticos, sino que han ido cambiando de lugar a lo largo de los años. En 2020 el polo magnético norte se encontraba mucho más cerca del geográfico, a sólo 390 km; esta cuestión se retomará al tratar el magnetismo terrestre y planetario.

En 1600 William Gilbert, filósofo, ingeniero, físico y astrónomo, nombrado médico de la reina Isabel I de Inglaterra en 1601, logró explicar la desviación entre la dirección que marcaba la brújula y el norte geográfico al considerar que la tierra era un imán gigantesco, con sus polos magnéticos situados a cierta distancia de los geográficos. El polo norte o positivo de la aguja siempre apunta al polo magnético norte, no al geográfico; la diferencia entre la dirección norte que indica la brújula y la real del norte geográfico se llama declinación magnética (ver figura).

Los avances posteriores en el conocimiento del magnetismo durante la edad moderna, hasta su final en los inicios de la Revolución Francesa, se redujeron 1) a mejorar las características de las brújulas, y 2) a tratar de curar a personas y animales utilizando imanes, pero a partir de procedimientos arbitrarios y confusos.

La brújula de Gowin Knight

En 1745 el físico inglés Gowin Knight ideó un proceso para fabricar brújulas con mejores características, algo de gran importancia para para la navegación de la época. Para fijar correctamente el rumbo de un navío era indispensable determinar el norte con la mayor precisión posible. De noche se usaba la estrella Polar, pero si había nubes o mal tiempo esto no era posible; además, las brújulas existentes perdían su magnetismo con facilidad.

Por ejemplo, la caída cercana de un rayo podía alterar la magnetización de su aguja, y el navío se desviaría del rumbo correcto. Para tratar de evitar estos inconvenientes, Knight se las ingenió para mejorar las características de las agujas, y además construyó un gran imán artificial, con fuerza suficiente como para magnetizarlas sin que su magnetización cambiara con facilidad. Lo hizo de la manera siguiente.

Se mencionó antes que cuando un pedazo de hierro o acero se frota repetidamente en la misma dirección con magnetita, adquiere propiedades magnéticas y se convierte en un imán artificial. Knight construyó su gran imán magnetizador uniendo barras de hierro tras frotarlas muchas veces con magnetita, o con imanes artificiales más pequeños.

En la figura, cada una de las secciones del imán posee 240 barras, con todos sus polos orientados en la misma dirección; el polo norte común de cada sección enfrenta al polo sur de la otra. La aguja a magnetizar se introducía entre ambos polos. Hoy día el proceso se llama ‘magnetización técnica’ y se lleva a cabo con electroimanes

Agujas mejoradas. La otra parte del problema era construir agujas que, una vez magnetizadas, no perdieran su magnetización con facilidad.

Knight las fabricó de la forma siguiente: en un recipiente, agitó limaduras de hierro con agua durante horas, hasta que aparecieron partículas muy finas de polvo de hierro en suspensión. Después filtró la suspensión dejando atrás las limaduras, y dejó que las partículas pequeñas se decantaran. Obtuvo así un polvo de hierro muy fino, que secó y amasó con aceite de linaza ─ ingrediente básico en muchas pinturas ─, y luego moldeó la masa en forma de agujas de diversas formas, para secarlas después con aire caliente sobre baldosas.

Finalmente las expuso al campo magnético de su gran imán durante unos pocos segundos. Sus agujas no se desmagnetizaban, incluso si volvía a colocarlas invertidas entre los polos del imán. Gowin recibió premios del gobierno inglés por este resultado, y a partir de 1752 las brújulas mejoradas de Knight fueron usadas por la Royal Navy de manera oficial.

Curaciones magnéticas: Paracelso, Mesmer, Perkins

En el siglo XVI el médico, filósofo y alquimista suizo Theophrastus Bombastus von Hohenheim (1493-1541), alias Paracelso, utilizó imanes para tratar la epilepsia, la diarrea y las hemorragias, procedimientos que más tarde fueron encontrados ineficaces y sin fundamento. Predicaba que las enfermedades eran atraídas hacia el imán de la misma forma que son atraídos el acero y el hierro, y que uno de los polos era capaz de atraer y el otro de repeler los padecimientos. Algunos de estos criterios sin fundamento subsisten hasta hoy como, por ejemplo, la supuesta diferencia de aplicar un polo norte o un polo sur en diferentes terapias magnéticas, más bien anticientíficas que pseudocientíficas.

En los siglos siguientes surgieron en Europa muchos promotores de estas terapias, aplicándolas con mayor o menor éxito, aunque las supuestas curaciones eran transitorias. Hoy día se sabe que en ocasiones estas terapias parecen funcionar gracias al efecto placebo, definido como cualquier mejora de los síntomas tras una intervención terapéutica inocua y físicamente inerte; sus bases fisiológicas son bien conocidas en la actualidad.

Franz Anton Mesmer. La terapia magnética alcanzó su mayor difusión en Francia a fines de la edad moderna, gracias al médico austríaco Franz Anton Mesmer. En vísperas de la Revolución Francesa, Mesmer inauguró en París un salón de curaciones magnéticas. Según él, las curaciones se lograban corrigiendo las ‘…desviaciones indeseables del magnetismo animal innato a los seres humanos’. No sólo utilizaba imanes: también empleaba otros métodos.

Llegó a tener tantos pacientes que tuvo que adoptar un procedimiento de terapia de grupo. Sentaba a sus pacientes alrededor de un gran tonel que contenía una disolución de productos químicos al que llamó “baquet” (en esa época había gran confusión entre propiedades eléctricas y magnéticas). El magnetizador y sus ayudantes, todos varones, miraban con fijeza a los ojos de los pacientes, les hablaban y les frotaban diversas partes del cuerpo ─ incluyendo los senos de las mujeres ─ mientras los pacientes se agarraban a unas barras de hierro que sobresalían del tonel, que posiblemente proporcionara una leve descarga eléctrica. Llegó a tener 4 baquets funcionando a la vez en habitaciones separadas. La figura muestra uno de ellos, tal como se exhibe hoy en el Museo de Historia de la Medicina y Farmacia en Lyon.

También creó una “Sociedad de Armonía Universal” para quienes desearan iniciarse en los misterios de la nueva técnica. Llegó a tener unos 430 graduados y delegaciones en muchas ciudades francesas. Se estima que alrededor de 1780, sólo en Paris y sus alrededores, llegaron a operar unos 6000 mesmeristas.

Sin embargo, no todos veían con buenos ojos los éxitos de Mesmer; muchos lo consideraban un charlatán. En 1785, pocos años antes de la Toma de la Bastilla en julio de 1789, médicos importantes de París pidieron a Luis XVI que tomara cartas en el asunto, quien nombró una comisión al efecto.

La comisión incluía personalidades con nombres que aún se recuerdan, tales como el astrónomo Jean Sylvain Bailly; el químico Antoine Lavoisier; el médico Joseph Ignace Guillotin y el científico y diplomático estadounidense Benjamín Franklin. Tras algunos experimentos de control la comisión concluyó que las curaciones, si las había, estaban solo en la mente de las personas que las esperaban. A partir de ahí Mesmer perdió su prestigio con rapidez y pasó el resto de su vida en el olvido. (Después de todo quizás tuvo suerte, porque durante el convulso período de la Revolución Francesa, aunque por razones diversas, ni Bailly ni Lavoisier escaparon a la guillotina).

La figura a la izquierda muestra un dibujo de un periódico parisino de la época; Franklin, presidente de la comisión, aparece a la izquierda con los documentos que declaran el magnetismo una farsa. Mesmer, con grandes orejas de burro, es expulsado del recinto junto a su séquito.

Elisha Perkins. Otro caso de cierta relevancia de la misma época, con similar confusión entre electricidad y magnetismo, fue el del médico Elisha Perkins. Utilizaba “tractores metálicos” para el tratamiento de varias enfermedades en personas y caballos. Los tractores (dos conos confeccionados de metales diferentes, sin propiedades magnéticas) se utilizaban frotando con suavidad el área lesionada, para ‘…extraer el fluido eléctrico nocivo que subyace en la base del sufrimiento’, que Perkins asociaba al ‘magnetismo animal’. La figura a la derecha muestra una caricatura de 1801. Algunos médicos escépticos repitieron sus tratamientos, utilizando piezas de madera talladas y pintadas como los tractores, y obtuvieron resultados similares. Tras publicar sus conclusiones, en 1796 la Connecticut Medical Society calificó a Perkins de farsante y lo expulsó de sus filas.

En la actualidad. Un artículo de 2006 publicado en Medizinhistorisches Journal (ver referencia), revela de forma documentada en historias clínicas que, entre 1780 y 1830, los médicos del hospital La Charité, el más importante de Alemania y el mayor de Europa en la actualidad, realizaron ensayos clínicos para comprobar la efectividad terapéutica de los imanes. El artículo concluye: ‘en 1830 las evidencias acumuladas sobre las que se basaban esas reivindicaciones habían perdido su poder de persuasión y fueron relegadas al oscuro mundo de los farsantes y los charlatanes’.

No obstante, aún hoy aparecen en la WEB quienes insisten una y otra vez en el supuesto poder curativo de los imanes para tratar cualquier dolencia; incluso el cáncer y el SIDA. Desde luego, no son más que estafas manifiestas.


Bibliografía 

Tractores de Perkins. Tomado de http://www.hsl.virginia.edu/. Publicado por H. Humphrey, 27 St. James’s Street, Londres, Noviembre 11, 1801.

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Apuntes para una historia sobre la medicina alternativa en Cuba. II. Terapias magnéticas y electromagnéticas. Revista Anales de la Academia de Ciencias de Cuba. Vol. 3, No. 2, Año 2013. Accesible en www.geocities.ws/rationalis/magnet-opt/apuntes%20para%20una%20historia/index.htm

Magnetismo y pseudociencia en la medicina, Rev. Cubana de Física, Vol. 20, No. 1, 2003, accesible en www.geocities.ws/rationalis/magnet-opt/mesmer/index.htm

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Gowin Knight. https://wellcomecollection.org/works/gfe376zw y https://www.freeimages.com/es/premium/old-vintage-compass-on-ancient-map-336186.

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Memorias de Ilusiones Populares y la Locura de las Multitudes (1841), http://www.fullbooks.com/Memoirs-of-Extraordinary-Popular-Delusionsx3081.html.

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What Is Magnetic Field Therapy? https://www.webmd.com/pain-management/magnetic-field-therapy-overview

Magnet Therapy https://www.mskcc.org/cancer-care/integrative-medicine/herbs/magnet-therapy

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J.M.D. Coey, Frédéric Mazaleyrat. History of magnetism. Elsevier, 2023, 10.1016/B978-0-323-90800-9.00155-4. hal-04138750, https://hal.science/hal-04138750v1/file/History%20of%20Magnetism%20final.pdf

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