Fotos: Christian Suárez Castro
La XV Convención Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo es una máquina imparable de eventos donde suceden, casi al unísono, congresos, foros, conferencias magistrales, simposios, coloquios, paneles de expertos, encuentros de investigadores, lanzamientos de libros, exhibiciones de productos y servicios, premiaciones; todos ellos centrados en cómo lograr la sostenibilidad de nuestro planeta.




En ese apogeo científico y técnico también tiene lugar una feria expositiva que acoge a varios proyectos de cada una de las provincias del país, con las propuestas más innovadoras de los últimos años vinculadas a la temática ambiental.
El proyecto “Resiliencia climática en Ecosistemas Agrícolas de Cuba (IRES)” es uno ellos. Con el apoyo del Fondo Verde para el Clima y la participación del Ministerio de la Agricultura junto a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), prevé la restauración productiva de 35 mil hectáreas de tierras nacionales en suelos degradados e invadidos por marabú.


Carlos Alberto Díaz Maza, subcoordinador técnico de IRES, explicó que el proyecto se ejecuta en tres provincias (Matanzas, Villa Clara y Las Tunas) y siete municipios del país desde su inicio en el año 2020. Por ello, ya los resultados comienzan a hacerse palpables, y en alrededor de nueve mil hectáreas se llevan a cabo procesos para la eliminación de especies exóticas e invasoras, la preparación de los suelos y la siembra de árboles.
“La idea es implementar seis módulos de sistemas agroforestales. De ellos, dos con sistemas silvo-pastoriles, donde el árbol desempeña un papel fundamental dentro de el espacio pastoril brindándole alimentación al ganado y regulando la temperatura del clima; dos con sistemas forestales puros, concebidos para fortalecer nuestras especies endémicas y el resto dedicado a los árboles frutales y los cultivos intercalados” explica Díaz Maza.
En otro stand de la feria, radica el trabajo realizado por el Centro de Ingeniería Ambiental y Biodiversidad de Ciego de Ávila (CIBA). Javier González García, habló sobre el proyecto “Rehabilitación de dunas costeras: Una alternativa para la gestión de riesgos y desastres”, concluido en 2024, que estuvo dedicado al trabajo de ese ecosistema nacional.


Según explica González García, la duna costera constituye la segunda línea de defensa para evitar la penetración del mar cuando no se cuenta con la presencia de especies de manglares; la primera son los arrecifes de corales. De ahí la importancia de rehabilitar este ecosistema en uno de los principales polos turísticos del archipiélago.


Además, se refirió a la iniciativa Gran humedal del norte de Ciego de Ávila, que incluye una combinación de estudios, cuyo objetivo fue el de compilar todas las investigaciones realizadas sobre esta área, que hoy hace función de “tapón hidráulico” (evitando la entrada del agua salada) y garantiza la disponibilidad de este recurso natural en ese territorio.
En esta Feria por el medio ambiente también apreciamos una muestra del trabajo del Corredor biológico del Caribe, una plataforma de cooperación ambiental y gubernamental entre los ministerios de los países de las Antillas Mayores (Cuba, Haití, Republica Dominicana, Puerto Rico y Jamaica).

“En los casi 18 años de fundado, el corredor ha venido creciendo y actualizándose hasta lograr establecer puntos de convergencia donde las amenazas y problemáticas del medio ambiente son comunes para sus miembros. Ello nos permite diseñar una estrategia integrada, considerando siempre que somos países con pocos recursos”, aseguró Nicasio Viña Dávila, secretario ejecutivo del proyecto.
Añadió que “tener un espacio conjunto es más rico que tener un enfrentamiento por separado. La biodiversidad no tiene fronteras, esas las creamos nosotras. La esencia del corredor es tener una planificación de la conservación y uso sostenible de nuestro propio espacio, aunque muchas veces este se trascienda debido a otras relaciones de conectividad también importantes”.
El Instituto de Geofísica y Astronomía presentó uno de los pabellones más llamativos con sus diferentes telescopios pertenecientes a un proyecto de colaboración con el Instituto de Astronomía de la Academia de Ciencias de Rusia, el cual incluye el montaje de un nuevo observatorio donde se realizarán, por primera vez en nuestro país, observaciones astro-climáticas. Además presentaron muestras de otros proyectos que ya han ejecutado como son Adapthabana e InnovaCuba.


