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Pterosaurios: los grandes reptiles voladores del Jurásico y Cretácico

Giraldo Alayón García
24 agosto 2025 | 0 |

Foto: tomada de Wired


Durante las eras Mesozoicas, el cielo fue dominio de criaturas extraordinarias: los reptiles voladores conocidos como pterosaurios. Aunque a menudo se les confunde con aves o dinosaurios, los pterosaurios constituyen un grupo distinto de arcosaurios que evolucionaron adaptaciones únicas para el vuelo.

Los pterosaurios aparecieron en el Triásico tardío, hace unos 228 millones de años, y persistieron hasta el final del Cretácico, hace unos 66 millones de años.

Su evolución se divide en dos grandes grupos: los Pterosaurios basales (Rhamphorhynchoidea), con colas largas y cráneos más primitivos, que dominaron el Jurásico temprano, y los Pterodactiloides, más avanzados, con colas cortas y cráneos especializados, los cuales dominaron el Cretácico.

La transición entre estos grupos refleja una diversificación ecológica y morfológica que permitió la aparición de verdaderos gigantes del aire.

 El vuelo de los pterosaurios fue posible gracias a una serie de adaptaciones anatómicas:

  • Membrana alar: extendida desde el cuarto dedo elongado hasta el cuerpo y las extremidades posteriores.
  • Huesos neumáticos: huecos y livianos, reduciendo el peso corporal.
  • Esternón desarrollado: punto de anclaje para potentes músculos pectorales.
  • Crestas craneales: posiblemente utilizadas para estabilización en vuelo o exhibición sexual.

Estas adaptaciones permitieron a algunos pterosaurios alcanzar envergaduras superiores a los diez metros, superando incluso a las aves más grandes conocidas.

Aunque los pterosaurios del Jurásico no alcanzaron las dimensiones de sus sucesores cretácicos, algunos fueron notables por su tamaño y especialización.

Rhamphorhynchus

Réplica del primer espécimen hallado con membranas del ala, Museo de Ciencias Naturales de Bruselas./Foto: tomada de Wikipedia
  • – Envergadura: ~1.8 metros.
  • – Características: Cola larga con una estructura en forma de diamante en la punta.
  • – Ecología: Piscívoro, con dientes curvados hacia adelante para atrapar peces.

Dimorphodon

Imagen: CoreyFord/Getty Images
  • – Envergadura: ~1.5 metros.
  • – Características: Cráneo robusto y dientes diferenciados.
  • – Ecología: Posiblemente insectívoro y oportunista terrestre.

Aunque no gigantes en sentido estricto, estos pterosaurios sentaron las bases para la evolución de formas más grandes y especializadas.

 El Cretácico vio el auge de los pterosaurios más grandes jamás conocidos, muchos de los cuales pertenecen a la familia Azhdarchidae, caracterizada por cuellos largos y picos sin dientes.

Quetzalcoatlus northropi

Representación artística del Quetzalcoatlus northropi./Imagen: tomada de Wikipedia.
  • – Envergadura: Hasta 10–11 metros.
  • – Altura: Comparable a una jirafa.
  • – Características: Pico largo, cuello extremadamente alargado, sin dientes.
  • – Ecología: Debate entre estilo de vida carroñero, piscívoro o terrestre como depredador de pequeños vertebrados.

Hatzegopteryx

Modelo del Hatzegopteryx./Foto: tomada de Wikipedia
  • – Envergadura: ~10 metros.
  • – Características: Cráneo robusto, cuello más corto y musculoso que otros azhdárquidos.
  • – Ecología: Posible depredador terrestre en islas como Hatzeg, donde los dinosaurios eran enanos.

Pteranodon

Reconstrucción de un Pteranodon./Imagen: tomada de Wikipedia
  • – Envergadura: ~7 metros.
  • – Características: cresta craneal prominente, sin dientes.
  • – Ecología: piscívoro, probablemente planeador sobre mares cálidos. Estos pterosaurios representan el pináculo de la evolución aérea en reptiles, con adaptaciones que les permitieron dominar nichos ecológicos diversos.

Los grandes pterosaurios ocuparon una variedad de hábitats:

  • Costas y mares interiores: donde pescaban o carroñeaban.
  • Llanuras abiertas: algunos azhdárquidos pudieron haber cazado como cigüeñas gigantes.
  • Islas: como Hatzeg, donde la ausencia de grandes depredadores terrestres permitió la evolución de pterosaurios terrestres dominantes.

El comportamiento reproductivo sigue siendo objeto de estudio, pero se han encontrado nidos fosilizados que sugieren cuidado parental y colonias de anidación.

Estudios recientes han revelado aspectos fascinantes de la biología de los pterosaurios:

  • Metabolismo elevado: posiblemente endotermos, con capacidad para vuelos prolongados.
  • Cubierta de filamentos (pycnofibras): similar a plumas primitivas, sugiriendo aislamiento térmico.
  • Crecimiento rápido: algunos pterosaurios alcanzaban tamaños adultos en pocos años.

Estas características los acercan más a las aves que a los reptiles modernos, aunque su linaje es independiente.

El registro fósil de pterosaurios es fragmentario debido a la fragilidad de sus huesos. Sin embargo, descubrimientos clave han permitido reconstrucciones detalladas:

  • Yacimientos como Solnhofen (Alemania) y Loma del Pterodaustro (Argentina) han revelado fósiles excepcionales.
  • Técnicas modernas como la tomografía computarizada han permitido estudiar estructuras internas sin dañar los fósiles.

A pesar de esto, muchas especies siguen siendo conocidas por restos parciales, lo que dificulta la reconstrucción precisa de su ecología y evolución.

Interpretaciones culturales y científicas

Los pterosaurios han capturado la imaginación popular, apareciendo en películas, literatura y arte. Sin embargo, su representación ha sido históricamente inexacta pues se les ha mostrado como torpes o monstruosos, cuando en realidad eran ágiles y sofisticados. La ciencia moderna ha corregido muchas de estas percepciones y ha mostrado su diversidad y complejidad.

Además, su estudio ha influido en campos como la biomecánica, la evolución del vuelo y la ecología de vertebrados.

Los pterosaurios desaparecieron al final del Cretácico, junto con los dinosaurios no avianos, probablemente debido al impacto de un asteroide y los cambios climáticos subsecuentes.

Su legado incluye ser inspiración para el estudio del vuelo en vertebrados, constituir modelos evolutivos sobre convergencia y especialización, así como aportar a la comprensión de ecosistemas mesozoicos.

Aunque no dejaron descendientes directos, su historia sigue viva en los fósiles y en la ciencia que los estudia.

Los grandes reptiles voladores del Jurásico y Cretácico fueron mucho más que simples criaturas aladas. Representan una historia evolutiva de innovación, adaptación y diversidad que desafía nuestras concepciones sobre los límites de la vida. Desde los modestos Rhamphorhynchus hasta los colosales Quetzalcoatlus, los pterosaurios dominaron los cielos durante más de 150 millones de años, dejando una huella indeleble en la historia natural. Su estudio no solo revela los secretos del pasado, sino que también ilumina los caminos de la evolución, la ecología y la imaginación humana.

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