Las partidas en línea, además del desafío que supone enfrentar a otros gamers del mismo o mayor nivel, incluye un factor que lastra la experiencia competitiva. Se trata de las trampas en videojuegos online, que según un estudio de PlaySafe ID, han afectado al 80 por ciento de los jugadores al menos una vez en su vida.
El estudio, realizado por Atomik Research, compila más de dos mil encuestas realizadas a usuarios de Estados Unidos y Canadá, que confirmaron el dato mencionado. La pesquisa también refleja que más de la mitad de los jugadores han reducido o eliminado sus gastos en videojuegos online donde han detectado tramposos.
Buscar este tipo de ventajas en videojuegos puede garantizarse de varias maneras. En videojuegos de disparos, por ejemplo, pueden instalarse programas que aseguren alto porcentaje de eficacia, o superar barreras físicas (paredes, humo). También se pueden usar controladores modificados con ese fin.
Aunque la encuesta refleja un rechazo de la comunidad hacia los tramposos, un 62 por ciento de los participantes admitieron sentirse tentados alguna vez con realizar trampas. El 25 por ciento piensa frecuentemente o siempre en hacerlo, mientras el 42% señala que han estado a punto de abandonar videojuegos por culpa de estos fenómenos.
Detrás de las trampas en videojuegos online, más allá de las molestias de jugadores y estrategias de desarrolladores para impedirlas, hay toda una economía. Un estudio publicado en 2024 por la Universidad de Birmingham reflejó que ese mercado genera anualmente entre 12,8 y 73,2 millones de dólares para los desarrolladores.
Los investigadores examinaron 80 sitios web que venden programas con ese fin. Analizaron los precios de las trampas, sus métodos de funcionamiento y la eficacia de los sistemas de protección de los juegos en línea más populares. «El precio de las trampas depende directamente de la sofisticación técnica de los programas antitrampas que supuestamente deben superar. Esta relación supera a todos los demás factores, incluso a la popularidad del propio juego», señalaron los autores del estudio.
Según el análisis de los académicos, que recopilaron datos a finales de 2023 y se centraron en las trampas de software, el precio mínimo de una trampa fue de 6,63 dólares. Mientras, el más caro era de 254,28 dólares. Muchos cuestan menos de cien dólares al mes, dependiendo del tipo de suscripción (mensual o trimestral).
El ecosistema de las trampas en videojuegos online involucra a los jugadores, desarrolladores y empresas creadoras del producto. Estos dos últimos realizan una partida de ajedrez blitz, tratando de neutralizar rápidamente los movimientos de su contrario. Los investigadores de Birmingham hacen notar que no hay protección legal contra las trampas en casi la totalidad de los países.
Por último, el mercado con esos productos que dan ventajas se puede convertir en un escenario para que proliferen estafas o hackers. La venta de algunos programas de trampas han derivado en el robo de información y secuestro de tráfico de Internet. En los últimos meses, creadores de trampas y antitrampas se han concentrado en el kernel, el núcleo del sistema operativo de una computadora.
Según los investigadores de la Universidad de Birmingham, este acceso a nivel del núcleo hace que los sistemas antitrampas sean increíblemente robustos a la hora de defenderse de los ciberataques.