Los diputados de las comisiones de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, y Agroalimentaria del 5to. Periodo Ordinario de Sesiones de la X Legislatura de la Asamblea Nacional, analizaron el papel de la ciencia en la producción de alimentos.
Según el informe presentado por la diputada Martha Mesa Valenciano, presidenta de la comisión de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente la disminución de la fuerza técnica calificada, con respecto a los dos últimos años está entre las principales dificultades que enfrentan; y el capital humano especializado está, en su mayoría, envejecido (entre 55 y 80 años).
“Debemos destacar en este aspecto, la pérdida de jóvenes investigadores y eso es un desafío importante en el contexto de la renovación” natural.
“La pirámide de categorización muestra una base muy estrecha en cuanto a investigadores agregados y a los aspirantes, lo que está revisando el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA)”.
Otro problema que señaló es la fuga de talentos a causa de los bajos salarios, aunque “hay que decir que no solo ocurre en este sector. Y en la mayoría de los casos, el sistema empresarial no constituye un demandante de la ciencia y la innovación”.

Uno de los aspectos positivos, dados a conocer por la diputada Martha Mesa, es que las alianzas estratégicas con las universidades e instituciones científicas se han fortalecido. Sin embargo, apuntó, “hay que continuar dinamizando las actividades de la ciencia y la innovación a través de los modelos de gestión mejor adaptados a las circunstancias nacionales que contribuyan a incentivos y generen valor”.
De igual forma, expresó que sí hay ciencia aplicada a la producción alimentaria, pero que “no es toda la ciencia, ni los resultados que tenemos.
“Debemos seguir fomentando la integración entre todos los actores del sector del conocimiento vinculados a la agricultura, y con otros que se relacionan independientemente de su forma de gestión, así como perfeccionar el trabajo con el capital humano para su vinculación a las actividades de la ciencia y la innovación, priorizando a los jóvenes”, manifestó la diputada.
Ciencia e innovación = desarrollo agrícola
Al referirse a la aplicación de los resultados obtenidos en los centros de investigación para potenciar el desarrollo agropecuario, la diputada Tamara Lobaina, secretaria de la comisión de Educación…, y directora general del Centro Nacional de Biopreparados (BioCen), corroboró que “es verdad que tenemos muchos proyectos que han logrado integrarse a programas territoriales, nacionales, y se han conseguido varias alianzas entre diferentes empresas, instituciones y las universidades, pero todavía falta muchísimo para esa generalización de resultados”.
Por su parte, la Dra. Marta Ayala, diputada por el municipio de Yaguajay, y directora general del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), apuntó que “nosotros nos hemos esforzado muchísimo para tener resultados que puedan ser de interés del sistema agroalimentario cubano.
“No obstante, llegamos al 40 aniversario del CIGB con la insatisfacción de no cumplir con lo que nos pidió Fidel de impactar en la agricultura” desde la biotecnología, porque “si bien hemos avanzado mucho en la ciencias biomédicas, no así en las agropecuarias”.
La diputada también precisó que hay que dar un salto en la integración y en la mirada que los organismos dan a las producciones científicas, y a los resultados de las instituciones o empresas de alta tecnología.
El diputado Miguel Enrique Charbonet Martell, vicepresidente de la comisión de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente fue claro en sus planteamientos cuando dijo que “ha habido un avance en el extensionismo agrario en lograr la efectividad con los productores, pero todavía existe insatisfacción en la población en cuanto a la garantía alimentaria y eso crea una situación de intranquilidad.
“Por lo tanto, es importante que veamos cómo lograr que esos resultados de ciencia tecnología e innovación, que esas buenas experiencias lleguen a los productores individuales, para que la gente comprenda”.
Para el Dr. Eulogio Pimentel, diputado por el municipio Camagüey, este resulta uno de los temas más complejos, pues como señaló, “los que hacemos ciencia, no podemos decir que por tener un resultado científico ya tenemos una tecnología, y mucho menos en la agricultura”.
Un experimento en dos hectáreas con una semilla equis o con un biopesticida o plaguicida, con magníficos resultados, no tiene porqué dar la misma eficacia o eficiencia en otro lugar.
“Porque en la agricultura no solo está el tema propiamente científico, sino también el ambiental, donde influyen las temperaturas, la humedad, entre otras cuestiones.
“Entonces, cuando uno desde la ciencia, basado en la necesidad que tenemos como país, en el compromiso propio de los científicos, obtiene un resultado a una escala equis, no puede crear la ilusión de que tenemos una tecnología que resuelve problemas en la agricultura”.
El diputado aclaró que los investigadores tienen que ayudar desde la ciencia y no solo aportar los resultados, sino la tecnología, y hasta algún servicio científico. Algo que esté validado en diferentes zonas edafoclimáticas del país y sea seguro y eficaz.
“Por eso tropezamos mucho y desilusionamos a veces a los empresarios, porque les decimos que algo sirve y después cuando lo prueban en la práctica no funciona”.
El Dr. Eulogio Pimentel subrayó que es igualmente importante emplear las ciencias económicas y sociales para ver qué es lo más conveniente en cada territorio, pues no es suficiente con que la meta sea producir maíz seco, por citar un ejemplo, en un lugar donde se precisa maíz tierno para elaborar tamales.
¿Cuál es la opinión de los que dirigen los procesos?
Según el Dr. Armando Rodríguez Batista, ministro de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), la introducción de los resultados científicos a los procesos agropecuarios, vincula a todos los actores del sistema de ciencia, tecnología e innovación, y por tanto, “aquí no estamos hablando nada más que de la ciencia.
“Hay que superar las visiones sectoriales y potenciar la visión de sistema. El sistema sectorial de innovación de la agricultura en Cuba no es el Ministerio de la Agricultura, no son los centros que fueron analizados hoy. Son esos, pero también los de las universidades que producen alimentos, que trabajan en las ciencias agrícolas y en otras ciencias.
“Son las instituciones de la industria que son capaces, a veces, de resolver el tema del embalaje o no y los de ciencias sociales. Ese es un reto que tenemos”.
Al hablar sobre el sector de la producción de alimentos, el ministro trasmitió a los diputados de las dos comisiones, su insatisfacción por lo poco que se ha avanzado en la creación de estructuras que contribuyan a cerrar ciclo en cuanto a la innovación.
“Hoy tenemos en Cuba varias empresas de interfase en las universidades, fundaciones, cuatro parques científicos tecnológicos, un parque industrial en Villa Clara y uno en Holguín, aprobado hace pocos días, sin embargo, todavía no tenemos ninguno para la producción de alimentos. Y las normas para eso están abiertas para utilizarlas, pero no lo estamos haciendo.
“Hacer buena ciencia es otra parte del problema. Es necesario diversificar los actores económicos para dinamizar la innovación. Y un parque que puede incubar proyectos, empresas estatales o privadas y dar incentivos.
“Y la ciencia tiene que estar ahí para acompañar, pero el liderazgo hay que buscarlo en cualquier lugar. Yo creo que ese es un mensaje que tenemos que transmitir”.
Otro aspecto a considerar, aseguró el Dr. Armando Rodríguez, “es que una parte del sistema son nuestros campesinos. Y hay que estudiar dónde están, qué hace falta para que se queden en el campo, cuál es la mejor forma de llegar a ellos porque esa es la fuerza con la que contamos, y son importantes para transformar la producción de alimentos”.
Por su parte, el Dr. Telce González, viceministro de la Agricultura, coincidió en este aspecto. “Si hoy en nuestros campos se cultiva, pese a la situación económica y el déficit de insumos, es debido a los productores cubanos. A su constancia, voluntad y amplio compromiso.
“Por supuesto, también se debe al empleo de la ciencia. Si hoy tenemos clones de boniato que pueden cosecharse sin fertilizante ni otro recurso es debido a la ciencia, que muchos años ha formado parte en la solución de los problemas del campo cubano”.
Al referirse a la poca aplicación de los resultados científicos en las actividades agrícolas, el viceministro subrayó que el problema no está en introducirlos, sino en tener las capacidades para identificar que hay un problema. “La dificultad está en saber cómo construir la solución con los actores que deben estar involucrados, y con ayuda de la ciencia”.