Nelson Luis Espinosa Pena es una persona de hablar tan pausado y bajo que a veces cuesta escucharle. Sin embargo, eso no impide vislumbrar el entusiasmo que siente por su profesión, y por la Oficina Técnica de Ozono (OTOZ), lugar al que ha dedicado gran parte de su carrera profesional.
Una petición hecha en el momento oportuno cambió su vida, aunque si de pedidos se trata, su camino ha estado lleno de ellos. Este doctor en Ciencia y profesor titular en la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echevarría (CUJAE), ha tenido la dicha de fundar varios proyectos y espacios.
Pero, cuál fue el recorrido que lo llevó a la OTOZ (hoy Unidad Técnica de Ozono), cuáles fueron los retos que tuvo que sortear para hacer cumplir lo establecido en el Protocolo de Montreal del cual Cuba es firmante, y cuáles son los resultados obtenidos en estos últimos años.
Nacido en 1942 o 43 (según rezan sus documentos oficiales), la idea era dejar los estudios y ponerse a trabajar, aun cuando la presión de la familia para que se convirtiera en médico era fuerte.
“Tener un doctor era garantizar la salud familiar, por lo que siempre me ayudaron para que estudiara. Pero mi idea era, y esto nunca lo he dicho, buscar un trabajo y no depender de nadie.
“Entonces triunfó la Revolución y todo cambió. Me dije, esto es otra cosa y hay que estudiar, hacer algo. Y comencé en el preuniversitario. Sin embargo, quien me convenció para cursar una carrera universitaria fue el capitán Léster Rodríguez, combatiente del Moncada y la Sierra Maestra, quien en ese momento comenzaba su labor como ministro de la Industria sideromecánica”.
Cuenta Nelson Espinosa que un día el capitán Léster, quien era ingeniero civil, se le acercó y le dijo: “Chico, hace falta que estudies Ingeniería industrial para trabajar en una fábrica de estas”.
“Yo no sabía nada de este tema, pero me convenció y empecé. Me gustó mucho. Tanto, que después participé en la confección de los planes de estudios de la carrera y su redimensión (para bien o mal), en diferentes momentos, sobre todo a principios de los años 70”.
Un reto cada día
Nelson confiesa que sus tiempos libres los emplea… en trabajar. “Eso es lo que más me gusta, y leer”, dice. Quizá ese sea el motivo por el cual ha sido convocado tantas veces a asumir importantes responsabilidades como la fundación, junto a Ricardo Sánchez, de la Agencia de Medio Ambiente (AMA) y unos meses después de la Oficina Técnica de Ozono que actualmente continúa liderando.
“Yo atendía las actividades científico técnicas en la agencia y trabajaba en la OTOZ a la misma vez. Pero me piden que definiera donde me quedaría, porque no podía continuar dirigiendo en los dos lados. Y me quedé totalmente con el trabajo de ozono, porque además era más afín a mi especialidad. Las emisiones de sustancias nocivas van a la estratósfera y afectan la capa; por tanto, esto se convierte en un tema tecnológico porque quienes las dispersan son centros dedicados a la producción.

“La ingeniería industrial trabaja en la parte técnica: la refrigeración, los aire acondicionados. En la organización de todo un sistema: problemas de equipamiento, remodelación de fábricas. Rehacer para lograr modificar la industria, los servicios, y evitar la expulsión de esas sustancias”.
Los últimos 30 años han sido un desafío para el Dr. C. Nelson Espinosa. Afirma que su trabajo está marcado por la pasión y el compromiso. “Forma parte de mi vida. Mire los resultados. El impacto que ha tenido lo que hemos hecho, incluso hay un libro sobre eso y estamos editando uno nuevo.
“Los estudios que hacemos son sobre cambios tecnológicos. Ejemplo de ello es la fabricación de aerosoles farmacéuticos como los inhaladores de salbutamol y fluticasona para el tratamiento del asma bronquial.
“La eliminación en la agricultura del bromuro de metilo en las fumigaciones, y así sucesivamente. Uno se da cuenta que todo tiene sentido porque están los resultados. Porque no es cambiar solo el propelente sino la maquinaria. Una industria que se renueva y así apoyas a ese desarrollo del país.
“También son los miles de técnicos formados en buenas prácticas. Cuando la eliminación de los clorofluorocarbonos (CFC) fueron casi seis mil, y en los hidrofluorocarbonos (HCFC) 4200. Todos los días tienes un reto diferente.
“Otro resultado importante es el sistema de especialistas de ozono en el país. En todas las delegaciones del Citma hay uno atendiendo esa actividad. Es un sistema que funciona y la gente realiza acciones todos los días. Las que se hacen con los niños son muy importante porque ellos desempeñan un papel fundamental, no solo por los conocimientos que adquiere sino por el efecto que provocan en su familia.
Pero no todo ha sido fácil para Nelson y las personas que trabajan con él. “Hemos tenido muchos sinsabores porque hubo incomprensiones y todavía las hay, pues todo cambio genera una oposición.
“No obstante, yo soy proactivo, siempre hacia adelante: ‘vamos a hacerlo no importa si hay dificultades’. Y así se lo inculco a mi gente, y logramos cambiar a todos, desde los técnicos a los especialistas
“Es imposible en un día, pero uno no trabaja en un día, trabajas en el tiempo. Por eso se puede. Constantemente tenemos encuentros y esperamos incomprensiones, pero las vencemos”.
Con 83 años u 82 (según documentos oficiales), Nelson está próximo a jubilarse, y aunque aún no tiene claro en qué va a ocupar su tiempo, reconoce que la tentación de hacerlo es grande.
Al preguntarle si pese a las trabas y dificultades vividas caminaría la misma senda, afirma con tranquila seguridad:, “volvería a hacer lo mismo, aunque mejoraría algunas cosas. No serían exactamente iguales si regresara”.