La Resolución 106/2025 Reglamento para las actividades del mercado de carbono fue presentada el 19 de septiembre, en el ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA).
El Dr. C. Armando Rodríguez Batista, titular del CITMA,dijo que este es un tema de alta prioridad para el Gobierno cubano, por las oportunidades que representa para el desarrollo sostenible del país, el cumplimiento de los compromisos adquiridos a nivel internacional y su impacto para garantizar un medioambiente sano y equilibrado.
“La norma legal que ampara las actividades de carbono en el país siguió un proceso riguroso y participativo que contó con el apoyo de diferentes instituciones y de la colaboración internacional, a través del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo”.
El ministro subrayó que “hemos llegado aquí porque durante décadas, parte de las políticas revolucionarias hacia la protección y la conservación y uso sostenible del medio ambiente ha sido estable.
“También ha habido un grupo importante de instrumentos ambientales que nos han permitido que hoy, cerca del 20 por ciento del territorio nacional esté protegido por alguna de las designaciones del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP).
El texto legal, señaló el Dr. C. Rodríguez Batista, está sustentado en la legislación ambiental vigente: Ley 150 de los Recursos Naturales y el Medio Ambiente, el Decreto 86 de Enfrentamiento al Cambio climático, el Plan de Estado Tarea vida y la Contribución Nacionalmente Determinada (CND), principal compromiso climático del país para la reducción de emisiones, ante la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC) y el Acuerdo de París.
Por su parte, la Dra. C. Odalys Goycochea, directora de Medio Ambiente del CITMA, hizo mención de los instrumentos y compromisos internacionales que muestran qué ha sucedido para llegar a este momento y cómo Cuba ha procedido para acoger lo importante.
En ese sentido, explicó que el Protocolo de Kioto, firmado en la CMNUCC es uno de los principales antecedentes del mercado de carbono, pues exigía a las 38 naciones industrializadas la disminución de sus gases de efecto invernadero (GEI) para lograr reducir el incremento de la temperatura global.
Si bien, este instrumento no tuvo seguimiento en el tiempo, el Acuerdo de París (2015) retomó la idea de que los países comenzaran a disminuir esos gases, a partir de los compromisos establecidos.
“Apoyados, por supuesto, en las investigaciones del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), que en su articulado 6, concibe este enfoque de cooperación internacional.
“Trata de que cada uno de los estados, partiendo de sus compromisos que quedan reflejados en la Contribución Nacionalmente Determinada comiencen a reducirlos. A través de un marco de transparencia que se visualiza en el informe bienal a entregar.
“En el caso de Cuba, esto supone una oportunidad, sobre todo porque vamos a comenzar, de alguna manera, a proseguir todo este camino para independizarnos un poco del uso de los combustibles fósiles”.
La directora de Medio Ambiente del CITMA manifestó que “cuando hablamos de los mercados de carbono, no es solo sobre beneficios ambientales: preservación de nuestra naturaleza, protección de los recursos naturales o diversidad biológica.
“Hay beneficios sociales que pueden generar esta inserción, a partir del acceso y transferencia de tecnologías eficientes, la creación de empleos verdes, mejoras de las comunidades donde se asientan nuestros principales ecosistemas y recursos naturales, y por supuesto, la generación de bienes y servicios.
“Debemos dar una mirada integral al asunto de los mercados y ver que junto con ellos, estaríamos invirtiendo en la naturaleza y por supuesto, trabajando en el desarrollo sostenible del país, que es nuestra principal meta”.
Qué debe saber de los mercados de carbono
Los mercados de carbono son sistemas comerciales en los que se vende y compra (como cualquier otro). En este caso, el bien comercializado son los bonos, créditos de carbono y los permisos de emisión. Y son los países desarrollados quienes adquieren el producto, en tanto tienen los recursos para comprar.
El término mercado de carbono proviene del hecho de que el CO2 es el gas de efecto invernadero predominante que más tiempo permanece en la atmósfera una vez emitido. Por lo que el resto de los GEI, serán medidos en unidades de equivalencia, con respecto a este y a partir del poder de calentamiento global (PCG) que posea cada uno.
En ese caso se encuentra el metano (CH4) con un PCG de 28, más que el CO2, el óxido nitroso (N2O) de 265 y el hexafluoruro de azufre (SF6) de 22 800, por solo citar algunos. Es importante precisar que, un crédito de carbono equivale a una tonelada de CO2 (certificada y acreditada por las autoridades correspondientes).
Ahora, ¿cuántos tipos de mercado hay? En la actualidad existen dos: el voluntario y el regulado. En el primero, las negociaciones pueden establecerse entre organizaciones, países o entre ambos.
En él se negocia la reducción de los GEI que han sido evitados y los que han sido absorbidos, pero el requisito es la voluntariedad de las partes. Mientras el regulado, responde tácitamente a las normas de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático y el Acuerdo de París.
En este, no se habla de crédito de carbono, sino de permisos de emisión (las autorizaciones para emitir una unidad de gas de efecto invernadero). No obstante, las dos opciones están diseñadas para disminuir esos GEI que se emiten a la atmósfera.
Ante las dudas de si esto es ético y da a los países desarrollados la posibilidad de no cumplir con sus responsabilidades, la Dra. C. Odalys Goicochea, señaló que “ese es el núcleo de la discusión que por años hemos tenido en el ámbito de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, con la defensa de ese principio de las responsabilidades comunes, pero diferenciadas porque los compromisos que tienen los países desarrollados no pueden desaparecer ante el aporte de financiamiento.
“Los países desarrollados, con esos patrones de producción y consumo desmedidos que tienen, han fijado sus compromisos fuera de sus países, sin comprometer ese desarrollo que ellos han venido alcanzando.
“Esos son de los riesgos que hemos estado analizando, y de los puntos claves desde la concepción ética de nuestro mercado de carbono. A quien nos pudiera preguntar por qué Cuba se inserta en los mercados de carbono, a pesar de ser un instrumento que está vigente desde hace varios años según el acuerdo de París, es precisamente porque hemos estado viendo cómo insertarlo coherentemente y adecuado al sistema socialista cubano.
“¿Para qué el mercado de carbono en Cuba? Para seguir manteniendo y conservando nuestra diversidad biológica, ecosistemas. Para poder contribuir al desarrollo económico, a partir de tener una menor dependencia de esos combustibles fósiles. Y básicamente para ayudar al bienestar de nuestra población, apuntó la directiva.