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Curupira, guardián de los bosques y los animales

Yans Roberto Pérez Domínguez
14 noviembre 2025 | 0 |

Por Yans Roberto Pérez Domínguez e Iramis Alonso Porro


El Curupira, personaje del folclore brasileño considerado guardián de los bosques y los animales, fue elegido como mascota de la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático – Belém, Noviembre 2025, y parte de su identidad visual. 

Curupira tiene abundantes cabellos de fuego, cuerpo de niño y una peculiaridad que lo hace único, pies de revés. Está cubierto por un espeso taparrabo de hojas y otros accesorios verdes que rodean sus manos y cuello hasta deslizarse hasta la afilada lanza que porta en su brazo derecho. 

Januária Silva, autora del libro El Curupira y otros seres fantásticos del folclore brasileño, declaró al sitio oficial de la COP 30 que esta figura mítica tiene una conexión muy fuerte con la naturaleza. 

´´El Curupira, en particular, es un ser fantástico, mágico y defensor del bosque. Es protector de la selva y de la fauna. Ahora bien, tiene sus propios métodos: es travieso, hace bromas y gasta trucos, porque su gran propósito es salvar y preservar los bosques. Hace todo lo posible para que la naturaleza no sea violentada´´, comentó la escritora sudamericana. 

La primera referencia al Curupira en la historia brasileña fue hecha por el padre José de Anchieta en 1560. En uno de sus textos, describió que los pueblos indígenas temían mucho a esta figura y le hacían ofrendas para no ser atacados. El nombre proviene del tupí-guaraní: “curumim” significa niño, y “pira” significa cuerpo.

La leyenda del Curupira aún está muy presente en la región amazónica e impacta directamente la relación de la población con el medio ambiente.

La profesora de la Universidad de la Amazonía (UNAMA) y experta en políticas públicas para la cultura, Elaine Oliveira argumentó acerca del significado simbólico del Curupira en el marco de la COP 30. 

´´En tiempos de catástrofes climáticas, traer la figura simbólica del Curupira, especialmente para el público infantil y juvenil, es una forma lúdica de valorar y difundir las narrativas poéticas, orales e imaginativas de nuestros pueblos´´, dijo Oliveira. 

Las manifestaciones de la tradición popular pueden ser utilizadas como base para reflexionar sobre las cuestiones climáticas que afectan a la humanidad. Para Oliveira, se trata de una forma de resistencia cultural frente a la destrucción del patrimonio medioambiental y de la cultura inmaterial.

Similares al Curupira, otros personajes del imaginario popular latinoamericano, son resortes culturales de resistencia y protección de la riqueza natural del continente. 

Por ejemplo, el güije, también conocido como jigüe o chichiricú, es una criatura mitológica del archipiélago cubano, un tipo de duende característico del folclor caribeño.

Esta leyenda se representa como diminuto, de grotescas facciones, ojos saltones y muy escurridizo. Se dice que habita en ríos y charcas muy intrincadas, que protege las plantas y los animales e impone castigos severos a quienes maltratan el monte. 

En la tradición oral latinoamericana existen otros duendes o espíritus protectores de la naturaleza, como los chaneques, de México y los aluxes, de la Península de Yucatán que cuidarían bosques, ríos, animales y lugares sagrados.

Las leyendas también hablan del Yastay, figura mítica de regiones de Sudamérica, descrito como un anciano de barba blanca, que con una flauta calma a las criaturas, y del pombero, asociado a la selva. 

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