La evolución no es solo competencia ni solo cooperación—es una danza compleja entre ambas. Y esa tensión ha moldeado la diversidad de la vida de formas sorprendentes.
Competencia: el motor clásico de la selección natural
Charles Darwin, influenciado por Malthus, propuso que los organismos compiten por recursos limitados. Esta “lucha por la existencia” favorece a los más aptos, que sobreviven y transmiten sus genes. En este marco, la evolución se ve como una carrera por la supervivencia, donde cada individuo busca maximizar su éxito reproductivo.

Cooperación: la fuerza silenciosa que también impulsa la evolución
Piotr Kropotkin, en contraste con Darwin, observó en Siberia que la cooperación era esencial para sobrevivir en ambientes extremos. Propuso que la “ayuda mutua” es tan natural como la competencia. Ejemplos abundan: desde bacterias que forman biofilms hasta células que se especializan en organismos multicelulares, la cooperación puede aumentar la eficiencia y la resiliencia.
Teoría de juegos y dilemas evolutivos
El famoso Dilema del Prisionero (ver nota al final) muestra cómo la cooperación puede ser la mejor estrategia a largo plazo, incluso en entornos competitivos. Estrategias como “Ojo por ojo” permiten que la cooperación emerja y se mantenga en poblaciones donde los individuos interactúan repetidamente.
La evolución cultural ha amplificado la cooperación: lenguaje, moral, instituciones, ciencia. Pero también ha intensificado la competencia por poder y recursos. Algunos autores sugieren que hemos sobrevalorado la competencia como “natural” por influencias ideológicas del liberalismo clásico.
La evolución no es una guerra perpetua ni una utopía colaborativa. Es un sistema dinámico donde la competencia y la cooperación coexisten, se entrelazan y se transforman mutuamente.
La cooperación en la evolución es uno de los temas más fascinantes y desafiantes para la biología evolutiva, precisamente porque parece contradecir la idea clásica de que la selección natural favorece únicamente a los individuos que maximizan su éxito reproductivo individual. Pero cuando se mira más de cerca, la cooperación revela estrategias evolutivas profundas y sofisticadas que han dado forma a la vida en todos sus niveles.
En términos evolutivos, cooperación se refiere a cualquier comportamiento que beneficie a otro organismo y que haya evolucionado, al menos en parte, porque mejora el éxito reproductivo del grupo o del receptor. Esto puede incluir compartir recursos, proteger a otros, o colaborar en tareas como la caza o el cuidado de crías.
Mecanismos que explican la cooperación
1. Selección de parentesco (Kin selection):
Propuesta por W.D. Hamilton, esta teoría sostiene que los organismos pueden aumentar su éxito genético ayudando a parientes cercanos, ya que comparten genes. Ejemplo: los suricatos que vigilan mientras otros se alimentan, arriesgando su vida para proteger a sus hermanos.
2. Altruismo recíproco:
Introducido por Robert Trivers, este modelo se basa en la idea de que ayudar a otro puede ser beneficioso si hay una expectativa razonable de que el favor será devuelto. Ejemplo: los murciélagos vampiro que comparten sangre con compañeros que no han comido, esperando reciprocidad futura.
3. Beneficio directo:
A veces, cooperar da beneficios inmediatos al actor, como protección contra depredadores o acceso a recursos compartidos.
Ejemplo: leones machos que forman coaliciones para defender territorios y acceder a hembras.
4. Selección de grupo:
Aunque más controvertida, esta teoría sugiere que grupos cooperativos pueden superar a grupos menos cooperativos en ciertos contextos.
Ejemplo: sociedades humanas que desarrollan normas morales y estructuras colaborativas para sobrevivir en entornos hostiles.
Cooperación entre especies
La cooperación no se limita a miembros de la misma especie. Existen mutualismos evolutivos:
Micorrizas: hongos y plantas intercambian nutrientes. Limpieza simbiótica: peces limpiadores y peces huéspedes. Polinización: insectos y plantas con flores.

En nuestra especie, la cooperación ha sido amplificada por la cultura, el lenguaje y la empatía. Desde el uso compartido de herramientas en el Paleolítico hasta la creación de instituciones sociales, la cooperación ha sido clave para nuestra expansión global.
La cooperación desafía el reduccionismo competitivo. Nos invita a ver la evolución como un proceso relacional, donde la interdependencia puede ser tan adaptativa como la autonomía. En ese sentido, puede ser una poderosa herramienta educativa para cuestionar visiones antropocéntricas y fomentar una ética ecológica más inclusiva.
La cooperación en la evolución no es una rareza, sino una estrategia profundamente arraigada que ha dado lugar a algunos de los hitos más importantes en la historia de la vida. Aquí varios ejemplos específicos, organizados por niveles biológicos y ecológicos, que ilustran cómo la cooperación ha sido clave en distintos contextos evolutivos:
Nivel celular y molecular
1. Endosimbiosis (Origen de las células eucariotas):
Las mitocondrias y los cloroplastos fueron originalmente bacterias libres que entraron en simbiosis con células ancestrales. Esta cooperación dio origen a las células eucariotas, base de toda vida multicelular.
2. Multicelularidad cooperativa:
- Las células de organismos multicelulares cooperan sacrificando su reproducción individual para formar tejidos especializados. Esta división del trabajo celular es esencial para la evolución de organismos complejos.
Nivel individual y poblacional
3. Insectos sociales (hormigas, abejas, termitas):
Las obreras estériles cuidan a la reina y a las crías, construyen nidos y defienden la colonia. Este altruismo se explica por la selección de parentesco: ayudan a propagar genes compartidos.
4. Murciélagos vampiro:
Comparten sangre con compañeros que no han comido, esperando que el favor sea devuelto en el futuro. Este es un ejemplo clásico de altruismo recíproco.
5. Leones machos en coalición:
- Forman grupos para defender territorios y acceder a hembras. Aunque compiten por aparearse, la cooperación mejora sus probabilidades frente a rivales externos.
Nivel interespecífico (entre especies)
6. Micorrizas (plantas y hongos):
Las raíces de las plantas se asocian con hongos que les ayudan a absorber nutrientes del suelo, mientras que los hongos reciben azúcares de la planta.
7. Pez limpiador y huésped:
El pez limpiador elimina parásitos de peces más grandes. Ambos se benefician: uno obtiene alimento, el otro salud.
8. Polinización (insectos y plantas):
Abejas, mariposas y otros insectos polinizan flores mientras recolectan néctar. Esta cooperación ha impulsado la diversificación de las angiospermas.
Nivel humano y cultural
9. Cazadores-recolectores:
- Compartían alimentos, cuidaban a los jóvenes y cooperaban en la caza. Estas prácticas fortalecieron la cohesión grupal y la supervivencia.
10. Evolución de normas morales:
- La cooperación humana se ha reforzado mediante normas sociales, reputación y castigos a los que no cooperan. Esto ha permitido sociedades complejas y altamente interdependientes.
La cooperación no es una excepción a la regla evolutiva, sino una estrategia que ha permitido superar límites individuales y construir sistemas más resilientes. Desde la simbiosis microbiana hasta las sociedades humanas, la cooperación ha sido una fuerza creativa que desafía la visión reduccionista de la evolución como mera competencia.
La cooperación en evolución no contradice la selección natural; más bien, la amplía y la enriquece.
¿Qué es la selección natural?

La selección natural es el proceso por el cual ciertos rasgos se vuelven más comunes en una población porque aumentan la probabilidad de supervivencia y reproducción de los organismos que los poseen. Tradicionalmente, se ha interpretado como una competencia entre individuos, pero eso es solo una parte del panorama.
¿Cómo encaja la cooperación?
La cooperación puede ser favorecida por la selección natural si los beneficios que aporta superan sus costos, directa o indirectamente. Aquí cómo los ejemplos que vimos se relacionan con distintos mecanismos de selección:
Ejemplo de cooperación | Mecanismo evolutivo relacionado | Relación con la selección natural |
Micorrizas (plantas y hongos) | Mutualismo interespecífico | Favorece la supervivencia de ambos, aumentando su éxito reproductivo |
Murciélagos vampiro que comparten comida | Altruismo recíproco | Selección natural favorece individuos que cooperan si hay reciprocidad futura |
Hormigas obreras estériles | Selección de parentesco | Ayudan a la reina a reproducirse, propagando genes compartidos |
Multicelularidad | Cooperación celular | Células especializadas sacrifican su reproducción por el éxito del organismo |
Cazadores-recolectores humanos | Selección cultural y grupal | Normas cooperativas aumentan la cohesión y supervivencia grupal |
Pez limpiador y huésped | Mutualismo | Ambos obtienen beneficios que aumentan su longevidad y reproducción |
La cooperación ha llevado a reformular la teoría evolutiva en términos de selección multinivel:
Nivel individual: ¿El rasgo beneficia al individuo? Nivel grupal: ¿El rasgo beneficia al grupo, incluso si cuesta al individuo? Nivel genético: ¿El rasgo ayuda a propagar genes compartidos?
Esta perspectiva permite entender cómo comportamientos altruistas o cooperativos pueden evolucionar, incluso si parecen ir en contra del interés individual inmediato.
La cooperación revela que la evolución no es una guerra de todos contra todos, sino una red de interdependencias. Como bien señala el enfoque de la “cooperación natural imperfecta”, los organismos no son entes aislados, sino nodos en sistemas dinámicos donde la colaboración puede ser una respuesta adaptativa a la complejidad del entorno.
La cooperación ha sido una fuerza evolutiva central en la historia del Homo sapiens, no solo biológica, sino también cultural, social y simbólica. Lejos de ser un simple complemento a la competencia, la cooperación ha moldeado nuestras capacidades cognitivas, nuestras estructuras sociales y nuestra expansión planetaria.
Capacidades cognitivas cooperativas
Teoría de la mente: Nuestra habilidad para imaginar lo que otros piensan o sienten permite anticipar sus acciones y coordinar esfuerzos. Lenguaje: Evolucionó como herramienta para compartir información, negociar, enseñar y construir narrativas colectivas. Empatía y moral: Emociones como la culpa, la vergüenza o el orgullo refuerzan normas sociales que favorecen la cooperación.
Mecanismos evolutivos que favorecieron la cooperación humana
Mecanismo | Ejemplo humano | Cómo se relaciona con la selección natural |
Selección de parentesco | Cuidado parental, ayuda entre hermanos | Aumenta la supervivencia de genes compartidos |
Altruismo recíproco | Compartir alimentos, favores | Favorece relaciones duraderas y cooperación futura |
Selección de grupo | Normas morales, castigo a los egoístas | Grupos cooperativos superan a grupos menos cohesionados |
Cultura acumulativa | Transmisión de conocimientos, tecnología | La cooperación intergeneracional acelera la adaptación |
Cazadores-recolectores: el laboratorio evolutivo de la cooperación
Compartían alimentos, cuidaban a los jóvenes, cazaban en grupo y tomaban decisiones colectivas. La supervivencia dependía más de la cohesión grupal que de la fuerza individual. Esto favoreció la evolución de normas sociales, reputación y castigo a los tramposos, como muestra la teoría del castigo altruista.
Los humanos colonizaron todos los ecosistemas del planeta, desde el Ártico hasta el Sahara, gracias a la capacidad de cooperar en grupos grandes, construir herramientas, compartir saberes y adaptar culturas. La cooperación permitió enfrentar desafíos ambientales, construir refugios, domesticar especies y desarrollar agricultura.
La evolución humana nos invita a repensar la narrativa del “individuo competitivo” como centro del progreso. Como señala Ignacio Gómez Portillo, la cooperación puede entenderse como un principio organizador de sistemas complejos, donde la voluntad colectiva supera a la individual en contextos de alta interdependencia.
La cooperación y la cultura están entrelazadas en la evolución humana como dos hilos que se refuerzan mutuamente. La cultura no solo amplifica la cooperación, sino que la transforma en una estrategia adaptativa colectiva, capaz de trascender los límites biológicos individuales.
1. La cooperación como base de la cultura
Transmisión de conocimientos: Desde las primeras herramientas de piedra hasta la escritura, los humanos han compartido saberes. Esta transmisión acumulativa requiere confianza, reciprocidad y colaboración. Lenguaje: El lenguaje humano evolucionó como una herramienta cooperativa para coordinar acciones, enseñar, negociar y construir identidades grupales. Normas sociales: Las reglas morales, tabúes y costumbres son mecanismos culturales que regulan la cooperación y castigan el egoísmo. Son productos culturales que refuerzan la cohesión grupal.
2. La cultura como amplificador evolutivo de la cooperación
Selección cultural: Las prácticas cooperativas pueden difundirse más rápido que los genes. Por ejemplo, el uso compartido de herramientas, técnicas agrícolas o rituales de ayuda mutua. Instituciones humanas: La creación de sistemas legales, religiosos y políticos ha permitido escalar la cooperación a niveles impensables en otras especies. Solidaridad entre desiguales: Como señala este análisis, la cultura permite formas de cooperación como la solidaridad, donde individuos con más poder o recursos ayudan a otros sin esperar reciprocidad directa, algo difícil de explicar solo desde la biología.
3. Retroalimentación evolutiva: cooperación ↔ cultura
La cooperación permitió que surgiera la cultura. La cultura, a su vez, selecciona y refuerza comportamientos cooperativos. Esto genera una espiral evolutiva: grupos más cooperativos desarrollan culturas más complejas, que a su vez permiten mayor cooperación.
La evolución cultural se considera una forma de transmisión darwiniana extrabiológica, donde las ideas, técnicas y símbolos se heredan y seleccionan como si fueran “memes”. Estudios interdisciplinarios (biología, antropología, psicología) muestran que la cooperación está codificada en nuestro cerebro, pero es la cultura la que la moldea, la expande y la diversifica.
La cultura convierte la cooperación en una herramienta de construcción de mundos. No se limita a la supervivencia, sino que permite imaginar futuros compartidos, crear arte, ciencia y ética. En ese sentido, la cooperación cultural es una forma de trascendencia evolutiva: no solo sobrevivimos juntos, sino que soñamos juntos.
Nota
El dilema del prisionero es uno de los conceptos más famosos de la teoría de los juegos, que explora cómo los individuos toman decisiones estratégicas en situaciones donde sus intereses están interconectados. La situación típica del dilema del prisionero se describe así:
Imagina que dos personas, A y B, han sido arrestadas por un crimen. La policía no tiene suficientes pruebas para condenarlos, pero les ofrece un trato por separado:
1. Si A confiesa y B no lo hace, A será liberado y B recibirá una condena severa (y viceversa).
2. Si ambos confiesan, ambos recibirán una condena moderada.
3. Si ninguno confiesa, ambos recibirán una condena leve, porque la policía solo puede acusarlos de un delito menor.
El problema es que ambos prisioneros deben decidir al mismo tiempo si confiesan o no, sin saber la decisión del otro. Racionalmente, confesar parece ser la mejor estrategia para minimizar el riesgo individual, pero si ambos confiesan, el resultado es peor para ambos de lo que habría sido si cooperaran manteniendo silencio.