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La Habana, más de medio milenio de petróleo

Dr. Rafael Tenreyro Perez
25 agosto 2025 | 0 |

La Habana adoptó inicialmente el nombre de “Puerto Carenas” por encontrase allí una fuente de petróleo bueno para reparar naves.


La posición geográfica de La Habana, su condición de capital, centro económico del país y, por último, su subsuelo, propiciaron una relación de larga data de la ciudad con el petróleo, su arte e industria. Esto se vio reflejado en varios hechos trascendentales, sobre todo a partir del siglo XIX con el desarrollo industrial. La Habana une, de forma extraordinaria en un mismo lugar, el nacimiento de la producción de petróleo, la refinación y la manufactura del gas.

El territorio que abarca la capital produce hidrocarburos (asfalto y luego petróleo liquido) en el campo Mina Abeja desde 1862 y hasta nuestros días. Aquí, también se inició en 1867 la industria de la refinación de petróleo en la finca Belot, en Regla, por José Eugenio Moré y, un poco más tarde, en 1881, la refinería de la Standard Oil en la desembocadura del Almendares. Finalmente, la industria del gas a partir de carbón mineral para el alumbrado por parte de la Compañía Española del Alumbrado de Gas S.A. en 1854. En fecha tan lejana como principios del siglo XVI, un manadero natural de petróleo en la bahía salvó definitivamente la suerte del primer bojeo a la Isla.

El primer bojeo a Cuba.

La fecha exacta del primer bojeo a Cuba está en discusión; pudiera ser tan temprano como 1506 o, la que más se repite, 1508. Se sabe que fue en cumplimiento de Real Cédula del 27 de diciembre de 1504 del regente Fernando de Aragón “para que se sepa lo que hay allí”.  La tarea recayó en el comendador Sebastián de Ocampo (Tuy 1460 – Sevilla 1514), quien pertrechó dos navíos y partió de La Española a un largo recorrido por la costa norte de Cuba, regresando por el sur. Al concluirse el bojeo de ocho meses, se puso fin a una larga disputa y se demostró que Cuba era definitivamente una isla.

Navegando por la costa norte, a la altura de Boca de Jaruco, una severa tormenta dañó seriamente los dos barcos que haciendo agua por todas las vías, apenas atinan a llegar a La Habana. Por el estado de los buques, todos pensaron que este iba a ser el fin de la expedición, cuando uno de los marinos observa chapapote en las canoas de los aborígenes que, llenos de curiosidad, se le acercaron.

Los indios llevan a los españoles a una fuente de chapapote en la orilla oriental, producto que les permitió carenar, o sea, impermeabilizar sus estropeadas naves y terminar la misión a lo largo de la costa meridional. Tan conveniente parecía ser esta bahía para las necesidades de la construcción o reparación de buques, que Ocampo la llamó: “Puerto Carenas”. Al finalizar la expedición, su reporte sobre Cuba fue muy positivo, lo que provocó la orden de colonizar la isla. Una frase bastó para levantar definitivamente el entusiasmo: “diz que hay mucho oro”.

Carenar es reparar o componer el casco de un barco haciéndolo impermeable.

La descripción de Fray Bartolomé de las Casas es lo suficientemente clara para obviar equívocos sobre el lugar del descubrimiento: “uno de los navíos, o ambos, tuvieron necesidad de darse carena, que es renovalles o remendalles las partes que andan debajo del agua, y ponedles pez y sebo, entraron en el puerto que agora decimos de la Habana, y allí se la dieron, por lo cual se llamó aquel puerto el Puerto de Carenas… puerto muy bueno y donde pueden caber muchas naos…”.  

Por su parte, Francisco López de Gómara, en la Historia General de las Indias, prestó atención al hecho de que fue en La Habana y no en un sitio cercano, donde Ocampo decidió detener la expedición porque: “…hay una fuente y minero de pasta como de pez, con la cual revuelta con aceite o sebo, brean los navíos y empegan cualquier cosa”.

En la literatura científica del siglo XIX se encuentran varias referencias al petróleo de la bahía de La Habana. Los geólogos Richard Taylor y Thomas Clemson en 1837 confirman las fuentes de chapapote en la costa oriental de la bahía de la Habana: “donde se recoge para ser utilizado para reparar los barcos”.

En un trabajo posterior del propio Taylor, este reporta las manifestaciones en la bahía cuando dice “Incluso en la Bahía de la Habana, la costa en marea baja es abundante en asfalto y lutitas bituminosas para la impermeabilización de naves como sustituto de la brea”. También comenta que “en los tiempos de los piratas, se acostumbraba a hacer señales quemando grandes masas de chapapote cuyas densas columnas de humo podían ser reconocida a grades distancias y servían de señal a los barcos en el mar”.

En el plano la bahía de La Habana de mediados del siglo XVIII se puede observar que toda la parte oriental de la misma, en el lugar donde se reportó la manifestación, ahora se encuentra dragada. La ensenada de Marimelena actual se diferencia sustancialmente de la que era a principios del siglo XVI, lo que apoya la teoría de que la manifestación de petróleo fue posiblemente explotada hasta que se agotó y luego dragada y transformada por las obras del puerto. El caso es que no ha podido ser comprobada en tiempos recientes el manadero de petróleo que, todo parece indicar, se encuentra cerca de la estación final del “tren de Hershey”

Plano de La Habana de mediados del siglo XVIII, que indica en rojo el lugar de la chapapotera natural.

¿Por qué es importante la manifestación superficial de petróleo en La Habana?

Históricamente, las manifestaciones superficiales han jugado un papel significativo en el descubrimiento de muchos de los yacimientos gigantes de petróleo en el mundo, principalmente antes de que se desarrollara, cien años atrás, una herramienta de alta efectividad: la prospección sísmica. La presencia de derrames naturales en la superficie, es una evidencia inequívoca de la existencia, en la profundidad, de un sistema natural que genera y acumula hidrocarburos.

Desde finales del siglo XIX, la perforación exploratoria se realizó, básicamente, en las cercanías de estas fuentes naturales. Entre los yacimientos supergigantes descubiertos encima de manaderos de petróleo se encuentran: el campo Damman, en Arabia Saudita, con 2,5 mil millones de barriles extraíbles; Daqing, en China, con 18 mil millones; Kirkuk, en Irak, con 40 mil millones y Burgan, en Kuwait, con 70 mil millones. Son igualmente abundantes las manifestaciones en las grandes cuencas petroleras como: Siberia Occidental, Rusia, con recursos petroleros entre 350 – 400 mil millones de barriles; Pérmica, en los Estados Unidos, con 500 mil millones de barriles y la Faja del Orinoco, Venezuela, con un billón 200 mil millones de barriles.

En la República Bolivariana de Venezuela, el descubrimiento de la mayoría de los campos del lago Maracaibo ocurrió en las cercanías de manaderos superficiales, conocidos popularmente como “menes”. Entre ellos está Mene Grande con mil 500 millones de barriles; los campos La Paz, con cuatro mil 600 millones de barriles y Mara, con mil 500 millones de barriles; además, el campo Boscán, con 35 mil millones de barriles y finalmente el lago de asfalto Guanoco, con producción de asfalto natural para la construcción y pavimentación de carreteras.

Lamentablemente, no siempre la manifestación superficial es un indicio directo de que en ese preciso lugar, en la profundidad, se encuentra un yacimiento de petróleo. Con frecuencia la acumulación de donde proviene el petróleo se encuentra a varios kilómetros de distancia. A no dudar, el descubrimiento y uso del petróleo cubano, por parte del comendador Sebastián de Ocampo, en 1508, es un hecho importante que llamó y llama la atención de los exploradores y científicos.

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