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La frase “la ontogenia recapitula la filogenia” es una de las más conocidas —y debatidas— en la historia de la biología. Propuesta por Ernst Haeckel en el siglo XIX, esta idea sugiere que el desarrollo individual de un organismo (ontogenia) repite las etapas evolutivas de su especie (filogenia).
Aunque hoy en día esta afirmación se considera una simplificación excesiva, su influencia ha sido profunda, tanto en la biología como en la filosofía de la ciencia. Este ensayo explora el origen, evolución, críticas y reinterpretaciones de esta idea, así como su relevancia actual en el contexto de la biología evolutiva del desarrollo (evo-devo).
Definiciones clave: ontogenia y filogenia
- – Ontogenia: proceso de desarrollo de un organismo desde la fecundación hasta su forma adulta. Incluye etapas como la embriogénesis, el crecimiento y la maduración.
- – Filogenia: historia evolutiva de una especie o grupo de organismos, reconstruida a partir de fósiles, genética comparada, morfología y otras evidencias.
Ambos conceptos describen trayectorias de cambio, pero en escalas distintas: la ontogenia ocurre en el tiempo de vida de un individuo; la filogenia, a lo largo de generaciones.
La ley biogenética de Haeckel

Ernst Haeckel formuló en 1866 la “ley biogenética fundamental”, que afirmaba: “La ontogenia es una recapitulación breve y rápida de la filogenia”. Según él, los embriones de vertebrados pasaban por etapas que reflejaban formas ancestrales: por ejemplo, los embriones humanos mostraban hendiduras branquiales similares a las de peces.
Haeckel veía el desarrollo embrionario como un registro condensado de la evolución. Esta idea fue influenciada por el pensamiento romántico alemán, que buscaba leyes universales y armonía entre los procesos naturales.
Ya en su época, la ley de Haeckel fue objeto de críticas:
- – Karl Ernst von Baer, anterior a Haeckel, había propuesto que los embriones de diferentes especies no pasan por formas adultas de otras especies, sino que divergen desde etapas comunes.
- – Stephen Jay Gould en el siglo XX denunció los dibujos de Haeckel como exagerados o incluso fraudulentos, y criticó la ley como una “falacia pedagógica” que simplificaba en exceso la evolución.
- – La embriología moderna demostró que el desarrollo no es una simple repetición, sino un proceso dinámico con innovaciones, pérdidas y reorganizaciones.
Aunque la formulación literal de Haeckel ha sido refutada, su intuición no fue completamente errónea. Algunos principios derivados siguen siendo útiles:
1- Conservación de etapas tempranas: las fases iniciales del desarrollo tienden a ser más conservadas evolutivamente que las tardías.
2- Modularidad y heterocronía: cambios en el tiempo de activación de genes (heterocronía) pueden explicar cómo se insertan innovaciones sin alterar todo el desarrollo.
3- Vestigios embrionarios: estructuras como la cola en embriones humanos o los arcos branquiales reflejan relaciones evolutivas.
La biología evolutiva del desarrollo (evo-devo) ha transformado nuestra comprensión de la relación entre ontogenia y filogenia:
– Genes reguladores conservados: genes como Hox controlan el patrón corporal en animales tan distintos como moscas y humanos.
– Plasticidad y cooptación: estructuras pueden adquirir nuevas funciones sin cambiar su origen embrionario.
– Evolución del desarrollo: la evolución actúa modificando redes de genes del desarrollo, no simplemente añadiendo etapas.
Evo-devo no confirma la ley de Haeckel, pero sí muestra que el desarrollo es una ventana privilegiada para entender la evolución.
La frase “la ontogenia recapitula la filogenia” ha sido usada más allá de la biología:
- En psicología: Freud y Piaget usaron analogías entre desarrollo individual y evolución cultural.
- En educación: se ha propuesto que el aprendizaje humano sigue etapas que reflejan la historia del conocimiento.
- En filosofía de la ciencia: plantea preguntas sobre cómo se relacionan los niveles de explicación (individuo vs. especie) y sobre la direccionalidad del tiempo biológico.
Sin embargo, estas extrapolaciones deben manejarse con cuidado para evitar determinismos o teleologías.
Casos ilustrativos
- Embriología comparada: los embriones de vertebrados muestran similitudes notables en etapas tempranas, como la notocorda y el tubo neural.
- Evolución de las extremidades: las aletas de peces y las patas de tetrápodos comparten un plan genético común, modificado por cambios en la expresión de genes Hox.
- Desarrollo de insectos: la evolución de las alas en insectos puede haber implicado la cooptación de estructuras preexistentes, revelada por estudios de desarrollo.
Estos ejemplos muestran cómo el desarrollo puede conservar, modificar o reinventar estructuras ancestrales.
Hoy se prefiere hablar de “eco-evo-devo”, integrando:
- Ecología: el ambiente influye en el desarrollo y puede canalizar la evolución.
- Evolución: los cambios genéticos afectan el desarrollo.
- Desarrollo: las trayectorias ontogenéticas condicionan qué variaciones son posibles.
Desde esta perspectiva, la ontogenia no recapitula la filogenia, pero sí la refleja, la condiciona y la transforma.
La afirmación “la ontogenia recapitula la filogenia” ya no se sostiene como ley biológica literal. Sin embargo, su valor histórico, pedagógico y filosófico sigue siendo relevante. La relación entre desarrollo y evolución es compleja, bidireccional y profundamente reveladora. Lejos de ser una simple repetición, la ontogenia es un escenario donde se manifiestan, se reconfiguran y se proyectan las huellas de la historia evolutiva.
