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LUCA y el origen de los linajes: Un viaje al comienzo de la vida

Giraldo Alayón García
25 septiembre 2025 | 0 |

Imagen: recreación artística de la supuesta forma de LUCA realizada con Copilot IA


La historia de la vida en la Tierra es una epopeya que se remonta a más de 4.000 millones de años. En ese vasto océano temporal, existe un punto de convergencia: un organismo ancestral del que derivan todos los seres vivos actuales. Este ente hipotético es conocido como LUCA, acrónimo de Last Universal Common Ancestor (Último Ancestro Común Universal). Aunque LUCA no fue el primer ser vivo, sí representa el último punto común en el árbol genealógico de la vida. Comprender a LUCA es esencial para descifrar los orígenes de los linajes biológicos y la evolución de la biodiversidad.

LUCA no es un individuo específico ni un fósil encontrado, sino una reconstrucción teórica basada en análisis genéticos y filogenéticos. Se estima que vivió hace aproximadamente 4.200 millones de años, en una Tierra primitiva caracterizada por volcanes activos, océanos calientes y una atmósfera sin oxígeno. LUCA habría sido un organismo unicelular, probablemente similar a una bacteria, que poseía ya un conjunto de genes esenciales para la vida: código genético, ribosomas, enzimas para la replicación del ADN y mecanismos de transcripción y traducción.

La existencia de LUCA se infiere a partir de la comparación de genes conservados en todos los organismos vivos. Por ejemplo, todos los seres vivos comparten el mismo código genético, el uso de ATP como fuente de energía, y estructuras celulares como las membranas. Estas similitudes sugieren que hubo un ancestro común que transmitió estos rasgos a sus descendientes. Estudios recientes han identificado alrededor de 355 genes que podrían haber estado presentes en LUCA, lo que permite reconstruir parcialmente su biología.

Durante mucho tiempo se pensó que LUCA habitaba en fuentes hidrotermales del fondo oceánico, donde la energía química era abundante. Estas condiciones extremas, ricas en minerales y calor, podrían haber favorecido la síntesis de moléculas orgánicas complejas. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que LUCA podría haber vivido en ambientes más templados, como estanques geotérmicos o zonas costeras con actividad volcánica. La controversia sobre su hábitat refleja la complejidad de estudiar un organismo que no ha dejado fósiles directos.

LUCA es el antecesor común de los tres grandes dominios de la vida: Bacteria, Archaea y Eukaryota. A partir de LUCA, estos linajes divergieron y evolucionaron de forma independiente:

  • Bacterias: organismos unicelulares sin núcleo, con una enorme diversidad metabólica.
  • Arqueas: similares a las bacterias en estructura, pero con diferencias bioquímicas importantes; muchas viven en ambientes extremos.
  • Eucariotas: organismos con células más complejas, que incluyen núcleo y organelos; de este grupo derivan plantas, animales y hongos.

La divergencia entre bacterias y arqueas probablemente ocurrió poco después de LUCA, mientras que los eucariotas surgieron más tarde, posiblemente a través de eventos de simbiosis entre arqueas y bacterias.

LUCA no solo representa un organismo hipotético, sino también un concepto clave en biología evolutiva. Charles Darwin ya había intuido la existencia de un ancestro común en El origen de las especies (1859), al afirmar que todos los seres vivos podrían haber descendido de una forma primordial. LUCA encarna esa idea, y su estudio permite entender cómo la vida se diversificó a partir de un conjunto limitado de herramientas genéticas.

La genética moderna ha sido fundamental para reconstruir el perfil de LUCA. Mediante el análisis de genes ortólogos (genes que derivan de un mismo gen ancestral), los científicos han podido identificar qué funciones básicas estaban presentes en LUCA. Entre ellas destacan:

Síntesis de proteínas mediante ribosomas. Metabolismo basado en reacciones redox. Uso de cofactores como NADH y FAD. Presencia de membranas lipídicas.

Estos rasgos indican que LUCA ya era un organismo bastante complejo, capaz de replicarse, metabolizar y adaptarse a su entorno.

A partir de LUCA, la vida se diversificó en múltiples linajes. Este proceso de divergencia se conoce como especiación, y ocurre cuando poblaciones de un mismo organismo ancestral acumulan diferencias genéticas que las hacen incompatibles reproductivamente. En el caso de LUCA, la especiación dio lugar a los tres dominios mencionados, y posteriormente a millones de especies.

La evolución de los linajes está marcada por eventos clave como:

  • Mutaciones: cambios en el ADN que generan variabilidad.
  • Selección natural: favorece los rasgos que aumentan la supervivencia.
  • Deriva genética: cambios aleatorios en la frecuencia de genes.
  • Transferencia horizontal de genes: especialmente común en bacterias, permite la adquisición de genes de otros organismos.

Estos mecanismos han moldeado el árbol de la vida, que se ramifica desde LUCA hasta los organismos actuales.

El estudio de LUCA también tiene implicaciones fuera de la Tierra. Si LUCA prosperó en ambientes extremos, como respiraderos hidrotermales, entonces es posible que formas de vida similares puedan existir en otros cuerpos celestes con condiciones parecidas. Por ejemplo, lunas como Europa (Júpiter) y Encélado (Saturno) poseen océanos subsuperficiales y actividad geotérmica, lo que las convierte en candidatos para albergar vida.

A pesar de los avances, estudiar a LUCA presenta numerosos desafíos:

  • Falta de fósiles: los organismos unicelulares no dejan fósiles fácilmente identificables.
  • Transferencia horizontal: complica la reconstrucción de árboles filogenéticos.
  • Ambigüedad genética: algunos genes presentes en todos los organismos podrían haber sido adquiridos por convergencia.

Por ello, la reconstrucción de LUCA es un proceso en constante revisión, que combina genética, bioquímica, geología y paleontología.

LUCA representa el punto de partida común de toda la vida en la Tierra. Aunque no fue el primer ser vivo, sí fue el último ancestro compartido por todos los organismos actuales. Su estudio nos permite entender cómo surgieron los linajes biológicos, cómo se diversificó la vida y qué condiciones favorecieron su aparición. Además, abre la puerta a reflexiones sobre la posibilidad de vida en otros planetas y sobre la unidad fundamental de todos los seres vivos.

En definitiva, LUCA no es solo una figura científica, sino también un símbolo de nuestra conexión profunda con el resto de la biosfera. Todos los seres vivos, desde una ameba hasta un ser humano, compartimos una herencia común que se remonta a ese organismo ancestral. Y en esa herencia, se encuentra la clave para comprender quiénes somos y de dónde venimos.

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