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¿Residuo o desecho?: una mirada desde la gestión ambiental

José Antonio Díaz Duque
16 octubre 2025 | 0 |

Imagen: generada con Copilot


Con frecuencia estos términos son empleados de forma indiferenciada, incluso por personas con determinada calificación o jerarquía, lo cual es totalmente incorrecto.

La expresión residuo se utiliza para designar los restos o remanentes de un proceso industrial, comercial, de servicios o domiciliario, luego de emplear una materia prima o material primario con el propósito de elaborar un producto, realizar una actividad comercial, prestar un servicio o simplemente para el funcionamiento cotidiano de un domicilio.

Este residuo puede ser sólido, líquido o gaseoso, o incluso una combinación de ellos. Su distinción radica en que en su composición se incluyen materiales que aún pueden ser aprovechados por otros procesos productivos o de servicios, es decir, son en sí una materia prima para otros fines o destinos.

Como ejemplos de residuos se pueden citar: el serrín en un aserradero de madera, los envases de cartón (cajas) de los productos que se expenden en un mercado, determinados efluentes líquidos en una industria para la producción de derivados lácteos, los gases que emanan a la atmósfera en determinadas industrias y que no son filtrados oportunamente, los restos sólidos de los domicilios.

Por otra parte, el desecho es la parte remanente o restante del residuo una vez que éste es aprovechado por otro proceso productivo o de servicios, y que, para el nivel existente de la tecnología, no encuentra aún un aprovechamiento económico concreto. En otras palabras, el desecho no tiene un uso inmediato dadas las condiciones del desarrollo tecnológico actual.
A manera esquemática, lo anterior puede resumirse de la siguiente forma:

El escenario ideal u óptimo en la gestión de los residuos es llegar a cero desechos, por lo que el proceso mostrado en el esquema anterior pudiera ser iterativo a partir de nuevos procesos tecnológicos adecuados. Son los desechos los que finalmente deben ser depositados en lugares con las condiciones requeridas como destino temporal, bajo la condición de que en el futuro aparecerán nuevas tecnologías capaces de procesarlos en su nueva condición, para entonces, de residuos.

Los modelos más efectivos en la gestión de los residuos sólidos urbanos (RSU) logran alcanzar hasta un aprovechamiento del 80 por ciento y más del volumen generado inicialmente, por lo que solo un 20 por ciento o menos es destinado a los denominados vertederos o botaderos, puesto que aún no se dispone de la tecnología apropiada para su procesamiento y aprovechamiento económico.

Este nivel de aprovechamiento de este tipo específico de residuo produce enormes dividendos económicos y sociales, y al mismo tiempo favorece la protección ambiental, disminuye al volumen de material a transportar hacia los vertederos y optimiza el uso del suelo para este propósito.

Para ilustrar concretamente la diferencia entre los dos conceptos, me remontaré a la etapa en que me desempeñaba como Vicerrector de Investigaciones Científicas y de Educación de Posgrado en la Universidad de Pinar del Río (UPR) Hnos. Saíz Montes de Oca (1982-1996), sobre todo en el período más agudo del denominado Período Especial (1990-1996), en el que también fui designado Coordinador del Polo Científico Productivo de Pinar del Río (1992-2004).

Caso de estudio 1: Serrín del aserradero Macurije en el municipio Guane, Pinar del Río.

En el momento de su montaje, este aserradero fue el mayor y más moderno de Cuba por el volumen de procesamiento de madera y la tecnología instalada.

Sin embargo, el volumen de residuos de madera, y particularmente de serrín, era considerable, siendo acumulado en las áreas exteriores del aserradero, lo cual constituía un foco contaminante de envergadura, que afectaba tanto a los suelos como a la atmósfera, y al mismo tiempo representaba una causa de peligro de incendio. Esta situación también se producía en aserraderos menores ubicados en otros municipios de la provincia de Pinar del Río como La Palma y Minas de Matahambre.

El potencial científico de la UPR integrado en el Grupo de la Biomasa Forestal, en unión con los profesionales del aserradero, se encargó de estudiar el asunto y diseñar las tecnologías apropiadas para convertir el residuo en materia prima de otros procesos productivos, y darle así valor económico a su aprovechamiento.

Surgieron así tres alternativas posibles:

1) utilizar el serrín como fuente de energía para el propio aserradero, mediante el empleo de la tecnología de lecho fluidizado;

2) utilizar el serrín para la producción de carbón activado regenerable;

3) utilizar el serrín como sustrato para el cultivo de hongos lignocelulósicos de la especie Pleurotus.

Estas tres alternativas fueron comprobadas mediante modelos y pruebas de banco. Desafortunadamente las condiciones económico-financieras del Periodo Especial no permitieron su introducción en la práctica, pero fue una demostración clara del enfoque de economía circular y sostenibilidad en una época bien compleja del desarrollo de Cuba, y una evidencia robusta de la diferencia entre residuo y desecho.

Caso de estudio 2: Tallo de la planta de tabaco en la provincia de Pinar del Río.

Como es conocido, la provincia de Pinar del Río ha sido a lo largo de la historia la mayor productora de hojas de tabaco del país, y también la que produce el mejor tabaco para la capa de los habanos.

En la etapa que se analiza, el área dedicada a este cultivo, el principal renglón económico de la provincia rebasaba las veinte mil hectáreas para todos los tipos de tabaco, tanto negro como rubio, tapado como al sol.

Una vez finalizada la cosecha, en los campos quedaban volúmenes significativos del tallo de la planta, lo cual producía una biomasa que podía integrarse al suelo, pero que muchas veces se secaba convirtiéndose en un tronco duro que dificultaba el laboreo de la tierra.

En este caso la investigación se llevó a cabo por el Grupo de Tabaco, con el auxilio y apoyo de otros investigadores de la propia UPR. El residuo (tallo de la planta de tabaco) se empleó para la construcción de tableros de partículas, con muy alta calidad y resistencia, sobre todo a la humedad y al ataque de insectos.

Este resultado, además de los premios recibidos, sirvió de base para una defensa doctoral y la aprobación de una patente por la Oficina Nacional de la Propiedad Industrial. Como se puede comprender, el residuo de la cosecha de tabaco se convirtió en una materia prima de otro proceso productivo que dio lugar a un nuevo producto, el tablero de partículas del tallo de tabaco.

En resumen, los términos residuo y desecho tienen significados diferentes. En el primero hay valor económico aprovechable actual; en el segundo no está identificado ese valor a partir de las tecnologías apropiadas en ese momento, por lo que hay que disponerlo en lugares adecuados para su posible ulterior aprovechamiento.

El enfoque de sostenibilidad en este caso consiste en considerar que todo residuo es una materia prima mal identificada y ubicada, por lo que debe precisarse el proceso productivo o la tecnología apropiada que le otorgue su valor económico.

El aprovechamiento económico de los residuos es una condición indispensable para el desarrollo sostenible, y se basa en los principios de la economía circular.

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