Hace pocas semanas, Mirar las Estrellas te contó acerca de la posibilidad de que fragmentos de un satélite de Starlink impactara la superficie de la Luna. El suceso, programado para el pasado 4 de marzo, se convirtió en un espectáculo para la comunidad científica.
Durante años, los astrónomos de todo el planeta se preguntaron qué consecuencias tendría el impacto de un objeto artificial sobre nuestro satélite natural. La duda surgió ante la creciente y acuciante presencia de artefactos dejados a la deriva en el espacio por los humanos.
Por esa razón, en 2009, un grupo de expertos completó un experimento para evaluar las consecuencias del impacto de un cohete contra la Luna. El cuerpo espacial fue equipado con múltiples sensores que se encargaron de medir el proceso de colisión.
Posteriormente, otras herramientas indagaron en el cráter resultante. Jonathan McDowell fue uno de los científicos involucrados en el estudio y ha aclarado que las pruebas evidenciaron que, de momento, “ no hay consecuencias para los desechos espaciales que se dejan a la deriva y ocasionalmente se estrellan”.
Sin embargo, el astrónomo ha aclarado que, de cara a la futura colonización del satélite natural, sí podrían existir dificultades. “Si nos adentramos en un futuro en el que haya ciudades y bases en la Luna, queremos saber qué hay ahí fuera. Es mucho más fácil organizarlo cuando hay tráfico lento en el espacio, en lugar de esperar hasta que sea un problema”.
Actualmente, hay más de 23 mil piezas de chatarra en la atmósfera cercana la Tierra. La mayoría de ellas superan los diez centímetros de largo. Asimismo, la Agencia estadounidense para la Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) calcula que hay más de medio millón que no superan esa longitud y cerca de cien millones de piezas son incluso más minúsculas.