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COP 29: luces y sombras

Yanel Blanco Miranda
05 diciembre 2024 | 0 |

La 29 Conferencia de las Partes (COP 29) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático celebrada recientemente en Bakú, Azerbaiyán, tuvo, al decir del Dr. Orlando Rey Santos, “resultados ambivalentes”.

El asesor del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) sobre cambio climático, quien formó parte de la delegación cubana que asistió a la COP 29, señaló que “el hecho de que en una coyuntura política muy compleja se haya logrado alcanzar acuerdos en un conjunto de temas es meritorio.

“Y aunque no son los aspectos más resaltados, algunos de ellos son importantes. En particular que se terminaran de negociar las reglas para implementar el artículo 6 del Acuerdo de París (AP), que es el que trata, entre otras cuestiones, de los mercados de carbono, tarea pendiente desde que se adoptó” en 2015.

Por tanto, aseguró el Dr. Rey Santos “tiene ese mérito específico y de forma más general y políticamente hablando, posee el mérito de demostrar que aun en condiciones muy complejas, el foro único multilateral que hay para discutir los aspectos relativos al cambio climático puede seguir alcanzando acuerdos”.

Sin embargo, manifestó el asesor sobre cambio climático del CITMA, “en sentido contrario defraudó lo logrado en materia de financiación climática, pues quedó muy por debajo de las expectativas.  

“El objetivo fundamental de esta reunión era acordar la nueva meta financiera que reemplazara la de los cien mil millones anuales convenida desde el 2010, y que había tomado más de una década a los países desarrollados alcanzar, según su contabilidad, puesta en duda por otra fuente.

“De una manera u otra aquí había que reemplazarla por una mucho más ambiciosa, que al final se logró acordando 300 mil millones, o sea, tres veces más, aunque eso tiene toda una serie de debilidades.

“La primera es que no es tan superior porque si se cuenta el valor inflacionario del dinero, cien mil millones del año 2010, son algo así como 180 mil millones en la fecha actual; entonces el incremento es relativamente pequeño, máxime cuando se reconoce que las necesidades de la implementación de los países en desarrollo de sus programas de adaptación y mitigación están en el orden de los trillones (millones de millones), no miles de millones como se acordó ahora”.

Y es en este aspecto donde el Dr. Rey Santos indicó que vuelve a existir ambivalencia, pues es una meta que, por un lado, no satisface las aspiraciones y pone en riesgo los planes futuros de los países en desarrollo, para cumplir sus propósitos de adaptación o mitigación, mientras que por el otro, hubiese sido peor no alcanzar ningún resultado en esta reunión, “tomando en cuenta, además, que hay una serie de fenómenos políticos, en particular, el resultado de las elecciones en Estados Unidos”.

En este sentido, mencionó la posibilidad de que Donald Trump, al asumir la presidencia en enero, se retire del Acuerdo de París, como ya lo hizo en la ocasión pasada.

“Incluso si no lo hace de inmediato, es claro que no va a contribuir con las metas y propósitos del AP, menos con la financiación que tendría que aportar”.

¿Con acuerdo o sin él?: esa es la cuestión

El Dr. Orlando Rey apuntó que si bien en ninguna Conferencia de las Partes se logran soluciones radicales, “es normal que todas vayan incrementando en una dirección determinada”.

De ahí que, pese a que el acuerdo obtenido no supera las expectativas, “era mejor uno para seguir trabajando sobre esa base, a que se frustrara y quedara en entredicho la capacidad de la Convención y los espacios multilaterales para arrojar resultados.

“En esa dirección, hoy no hay dudas de que estamos en un tránsito a un mundo que debe alejarse de la matriz basada en combustibles fósiles, para avanzar hacia una muy diversa”.

Y aunque el papel de las energías renovables (bastante reconocidas), está en discusión, “parece bastante evidente que para reemplazar el petróleo, que sigue siendo la energía dominante, va a hacer falta considerar diferentes opciones.

“También es claro que eso toma tiempo. Muchos países tienen una fuerte dependencia del consumo de combustibles fósiles, que ha imperado en el mundo por siglos, en su dominio de la energía primordial para el desarrollo de la actividad humana.

“Y ciertamente ha producido grandes avances en la civilización, pero hoy están evidenciándose sus efectos negativos. Como en el futuro también la energía renovable impondrá nuevos retos ambientales y de otro tipo, porque no hay actividad humana posible que no tenga un impacto en el ambiente o determinada consecuencia y efecto.

“Por tanto, el año que viene este debate seguirá. Ya los países están afilando sus posiciones de cara a las reuniones de mediado de año que normalmente se hacen en la ciudad de Bonn, Alemania, donde está la sede del convenio.

“Ahí habrá una reevaluación de qué pasó o no en la COP 29 y qué puede hacerse mejor o no para la venidera COP que tendrá lugar en Brasil”.

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