Nacido en 1960 y graduado en Medicina en la Universidad de Tokai en 1987, se especializó en anestesiología en la Escuela de Ciencias Médicas y Dentales de Tokio, donde alcanzó su PhD. Tras dos años como investigador en el Royal Victoria Hospital, en Canadá, pasó a trabajar en el Instituto de Medicina Clínica de Tsukuba y finalmente se unió a la facultad de la universidad de Toho en 2005. La mayoría de sus publicaciones se referían a ensayos clínicos de fármacos que intentaban evitar las náuseas y vómitos que a menudo tienen lugar tras una intervención quirúrgica. Llegó a publicar casi 250 artículos en revistas científicas especializadas antes que se descubriera el fraude; muchos consideran su engaño como uno de los peores fraudes científicos de la historia.

Primeros indicios del “superfraude”
Las primeras dudas sobre las publicaciones de Yoshitaka Fujii surgieron en el año 2000, en una carta enviada por varios investigadores a los editores de la revista Anesthesia & Analgesia. En el escrito se cuestionaba la efectividad reportada por Fujii para el Granisetrón, un medicamento utilizado para para prevenir la náusea y los vómitos que pueden ocurrir después de la cirugía y los causados por la quimioterapia para el cáncer. Este fármaco puede dar lugar a efectos secundarios como insomnio, dolor de cabeza, mareos y estreñimiento o diarrea. Según los autores de la carta, los datos reportados ‒ en nada menos que 47 artículos ‒ eran “increíblemente favorables” y los autores expresaban que comenzaron a cuestionarse los reportes “cuando se dieron cuenta que los efectos secundarios eran casi idénticos en todos los grupos”. Sin embargo, la denuncia no tuvo eco.

En 2001, el mismo grupo de investigadores publicó un artículo en el Acta Anaesthesiologica Scandinavica donde indicaban haber encontrado “discrepancias consistentes” entre los datos de Fujii y los de otros investigadores sobre el mismo medicamento. También se enviaron alertas a la Sociedad Japonesa de Anestesiología y a la Agencia de Dispositivos Médicos y Farmacéuticos de Japón, pero estos también quedaron sin respuesta.
Ante la publicación del artículo, Fujii se defendió insistiendo en la validez de sus resultados, cuestionando a sus críticos. Preguntó: “¿cuánta evidencia es necesaria para proporcionar pruebas adecuadas?” Y siguió publicando artículos en las revistas científicas, sin impedimentos.
No fue hasta 2010, cuando hizo pública su preocupación el editor de Anaesthesia ‒ otra revista de temática similar ‒ que el editor de Anesthesia & Analgesia retomó las alegaciones en contra de Fujii del año 2000, junto a los editores de otras revistas. Los editores de Anesthesia & Analgesia reconocieron que su respuesta a las denuncias recibidas diez años antes habían sido “inadecuadas”.
Tanto va el cántaro a la fuente…
No obstante, todo continuó con aparente normalidad hasta que en marzo de 2012 ‒ doce años después de la carta enviada a Anesthesia & Analgesia ‒ salió a la luz un extenso artículo de J.B. Carlisle, quien utilizó rigurosos métodos estadísticos para analizar los resultados de 168 ensayos controlados publicados por Fujii entre 1991 y 2011 en más de una veintena de revistas especializadas, tales como el British Journal of Anaesthesia, el International Journal of Gynecology y la Obstetrics& Clinical Therapeutics.
Según los expertos en el tema, los patrones estadísticos permiten evaluar los procesos mediante los cuales han sido creados; cuando los patrones se desvían de lo esperado, es que algo inusual ha sucedido. La asignación casual o aleatoria de individuos de una población en diferentes grupos distribuye las variables en patrones predecibles, cuyo centro, dispersión y forma son consecuencias necesarias de la interacción entre la población muestreada y el método de muestreo.
Sobre estas bases, tras someter las variables de todos los artículos de Fujii a un análisis exhaustivo, el estudio de Carlisle permitió concluir que “las distribuciones de variables en los artículos de Fujii (…) son extremadamente improbables de que hayan surgido de manera casual, y si fuera así, en muchos casos las probabilidades serían infinitesimalmente pequeñas”. En un lenguaje más popular, las estadísticas indicaban que los datos no se habían tomado de la realidad, sino que habían sido fabricados de forma fraudulenta por el autor. En un segundo artículo de junio de 2012, Carlisle comparó los resultados de Fujii con los de otros autores, con resultados similares.
Tras la publicación de los artículos, ese mismo año la Sociedad Japonesa de Anestesiología creó un comité de investigación que se enfocó en la revisión de 212 de los 249 artículos publicados por Fujii. El comité entrevistó a las personas involucradas en los ensayos, buscó los datos originales, los libros de notas de los laboratorios y cualquier otra evidencia de que los experimentos se hubieran llevado a cabo. Publicó sus resultados a finales de junio, con la conclusión de que 172 artículos eran falsos y, de ellos, 126 habían sido “totalmente fabricados”. Otros 37 quedaron indefinidos, y sólo 3 se reconocieron como válidos.
Los falsos artículos le habían abierto el camino a Fujii para trabajar en la Universidad, recibir fondos públicos, participar como orador en dos seminarios y optar cinco veces a los premios de la Sociedad Japonesa de Anestesistas, aunque nunca fue seleccionado.
Adiós, Yoshitaka
Tras la publicación de los resultados del comité quedó claro para todos que Fujii había falsificado y fabricado datos durante nada más y nada menos que 19 años. Esos años incluían la época de sus estancias en las universidades Médica y Dental de Tokio, en la de Tsukuba y en la de Toho; esta última canceló su contrato de profesor asociado de anestesiología en Febrero de 2012. En cuanto a los coautores de los artículos de Fujii, el comité concluyó que no eran conscientes de sus prácticas fraudulentas de este, con la excepción de Hidenori Toyoka. También encontró que, en algunas ocasiones, Fujii incluyó junto al suyo nombres de supuestos colaboradores sin que estos lo supieran, e incluso falsificó sus firmas.

Según Retraction Watch, en abril de 2012 un grupo de editores, representando casi dos docenas de revistas médicas, emitió una especie de ultimátum a los funcionarios de las siete instituciones japonesas en las que alguna vez trabajó Yoshitaka: si las instituciones no validaban sus artículos, estos serían retractados. Hasta marzo de 2023 se habían retractado 183 de sus publicaciones y otros 47 habían recibido notas de preocupación. Mantuvo el primer lugar de investigador con más retractaciones hasta el mes de julio de 2023, cuando se vio superado por el alemán Joachim Boldt (1954), otro anestesiólogo, con 184 retractaciones. En realidad, Yoshitaka y Boldt han venido alternándose por años en el primer lugar a medida que han ido surgiendo más retractaciones.
Los fraudes de Boldt comenzaron en la misma época de los de Yoshikata, con un patrón similar; fabricación de datos en ensayos clínicos y/o realizarlos sin la aprobación de los comités de ética. Tuvo su primer encontronazo en 2010, cuando fue suspendido de su trabajo en el hospital Klinikum Ludwigshafen de Alemania a causa de una investigación inadecuada publicada por él en Anesthesia & Analgesia. Tras la investigación que siguió y la aparición de más artículos con problemas, perdió su plaza de profesor en la Universidad de Giessen en 2011.

Otro engaño similar
El universo anestesista se vio sacudido en los últimos años por otro fraude del mismo tipo. Scott Reuben, del Baystate Medical Center de Massachusetts y especialista en el tratamiento del dolor agudo, no solo inventó datos en 21 artículos; también se apropió de fondos del hospital, por lo que fue condenado a seis meses de cárcel en 2009. En un principio, se encontraron datos falsos en al menos 10 artículos; en otros casos se encontraron posibles daños y riesgos a enfermos críticos.
Por su parte, la revista Anaesthesia ha decidido curarse en salud y evaluar todos los ensayos aleatorizados que reciban mediante el método de J.B. Carlisle. Si los datos del artículo no son consistentes con un muestreo aleatorio, el artículo será rechazado y se le informará a los autores la razón del rechazo.
Bibliografía
Japanese PONV Researcher Probed in Sweeping Research Fraud Case. http://www.anesthesiologynews.com/ViewArticle.aspx?d=Policy%2B%26%2BManagement&d_id=3&i=March+2012&i_id=820&a_id=20373
Reported data on granisetron and postoperative nausea and vomiting by Fujii et al. Are incredibly nice! http://www.anesthesia-analgesia.org/content/90/4/1004.2.full?sid=9b5208d9-42ad-4b40-b428-f0b4f90b28ac
Inyección de Granisetrón. https://medlineplus.gov/spanish/druginfo/meds/a694011-es.html
To our readers. http://publicationethics.org/files/u7140/FujiiStatementOfConcern.pdf
The analysis of 168 randomised controlled trials to test data integrity. https://associationofanaesthetists-publications.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1365-2044.2012.07232.x
A meta-analysis of prevention of postoperative nausea and vomiting: randomised controlled trials by Fujii et al. compared with other authors. https://doi.org/10.1111/j.1365-2044.2012.07232.x
Anesthesiologist Fabricates 172 Papers. https://www.the-scientist.com/anesthesiologist-fabricates-172-papers-40780
193 papers could be retracted: Journal consortium issues ultimatum in Fujii case. https://retractionwatch.com/2012/04/10/193-papers-could-be-retracted-journal-consortium-issues-ultimatum-in-fujii-case/
Co-author of retraction record-holder likely fabricated his own data, analysis shows. https://retractionwatch.com/2016/12/20/fujii-co-author-likely-fabricated-data-analysis-shows/
Yoshitaka Fujii, Wikipedia, https://en.wikipedia.org/wiki/Yoshitaka_Fujii
Joachim Boldt, Wikipedia, https://en.wikipedia.org/wiki/Joachim_Boldt Scott Reuben, Wikipedia, https://en.wikipedia.org/wiki/Scott_Reuben