Karla Yisel Ramírez Garcell vuelve a ser noticia, al obtener medalla de bronce en la recién concluida 38 Olimpiada Iberoamericana de Matemática (OIM), celebrada en Brasil.
Esta es la segunda ocasión, este año, en que la estudiante sale victoriosa en lides internacionales: la primera fue en la 64 Olimpiada Internacional de Matemática en Japón (IMO) cuando resultó acreedora de una mención honorífica.
Con 16 años, Karla Yisel recuerda que su afinidad por la matemática comenzó en la secundaria básica, cuando a petición de su profesor guía se apuntó a los concursos de esa asignatura y la de Física.
“Participé en las competencias y creo que gané en las dos materias, ahora no estoy segura, pero el entrenamiento con los profesores, los ejercicios a realizar fueron determinantes. Me fui enamorando mientras más problemas de matemáticas veía o resolvía”.
Después llegó el IPVCE Vladimir Ilich Lenin y con él una preparación mayor y doble carga de trabajo. Combinar la participación en concursos y las clases es un desafío que está dispuesta a enfrentar.
“Los profesores quieren que uno como estudiante tenga buenas notas en las asignaturas, es algo comprensible. Las preguntas escritas, las tareas evaluativas, los seminarios, tenemos que aprender a llevar todo eso con nuestro periodo de entrenamiento. Y puede ser complicado porque hay veces que el tiempo, realmente, no da.
“En muchas ocasiones hay que poner una balanza y decidir en qué enfocarnos en ese momento, según estemos cerca de un concurso o de una prueba”.
Para Karla el proceso de preparación de un concursante no es sencillo. “Muchos de nosotros no empezamos precisamente en el preuniversitario, sino que tenemos un recorrido desde la secundaria, en concursos provinciales, nacionales, principalmente de las asignaturas con la que nos quedamos vinculados en el preuniversitario.
“Una vez que entramos a esta enseñanza tenemos que enfrentar varios retos, el primero es poder llevar la escuela al mismo tiempo que los concursos, ya que no todas las provincias tienen centros de entrenamiento y es un desafío para muchos.
“Después de hacer el concurso nacional nos internan, a los seleccionados de Cuba, en un centro nacional de entrenamiento. Allí nuestros entrenadores asignados nos preparan”.
La estudiante de duodécimo grado asegura que estas sedes tienen una dinámica parecida a cualquier escuela. “Muy temprano en la mañana nos levantamos y vamos a entrenar.
“Los profesores se encargan de darnos diversos temas que pueden ser útiles a la hora de las olimpiadas. También realizan selectivas (pruebas donde miden el nivel del alumno) y que les permite seleccionar quiénes representarán a Cuba en las olimpiadas internacionales.
“Estas pruebas tienen un gran rigor. Se realizan con la cantidad de problemas, la dificultad y por supuesto, el tiempo que son correspondientes a la competencia internacional real”.
La vuelta al mundo…
Aunque ya tenía experiencia previa en competencias internacionales, pues participó en la 24 Olimpiada Centroamericana y del Caribe de Matemática (OMCC) 2022, celebrada en Costa Rica de manera online, no sería hasta julio de 2023, que Karla Yisel saldría por primera vez de Cuba.
“La Olimpiada Internacional de Matemática, en Japón, constituyó una experiencia chocante porque era la primera vez que viajaba a otro país, pero bonita”, comenta la adolescente.
“Conocer nuevos lugares, personas. Ver muchachos de todas partes del mundo compartiendo los mismos intereses, ese gusto por las matemáticas, por resolver problemas y por supuesto, la competencia.
“Pese a que en los entrenamientos nos preparan para ese momento, cuando al fin llega es algo bello. Los problemas, la organización, cómo el colectivo se prepara para todo, las excursiones al finalizar, es algo que vale la pena vivir.
“Ahora en la OIM en Brasil, nos pudimos relacionar más con los competidores y también comunicarnos mejor al hablar la mayoría español (solo unos pocos países participantes hablaban portugués), pero ambas fueron increíbles.
“Es cierto que la IMO, al ser una competencia a nivel mundial tenía una mayor cantidad de participantes, y aunque nos permitía conocer a personas de muchos lugares, no teníamos tiempo para comunicarnos con todos. Pero la preparación y realización de los eventos fue perfecta y el examen realmente hermoso y fuerte. Las disfruté mucho las dos, no podría elegir una”.
Dinámicas
Al igual que en la IMO de Japón, los participantes de la Olimpiada Iberoamericana de Matemática en Brasil, tuvieron que resolver seis problemas.
Según Karla Yisel “fueron dos días de prueba, cada uno con tres problemas en orden de dificultad, para los cuales disponíamos de cuatro horas y media. Los ejercicios puntuados sobre la base de siete puntos”, señala.
“Mi resultado fue de 21 puntos, siete en el segundo problema del día primero (ecuación funcional en enteros) y 14 en los problemas uno y dos del segundo día (geometría y geometría combinatoria). Resultado que me permitió alcanzar medalla de bronce.
“Participamos más de 20 países, la mayoría con equipo completo de cuatro estudiantes, lo cual permitía mejor marca por nación, ya que consistía en la suma de los resultados individuales”.
─ ¿Qué sentiste al lograr la presea de bronce?
─ Me sentí muy emocionada. Esta medalla me hacía mucha ilusión por el logro que representaba y también por ser la primera, pues pese a que obtuve plata en la Centroamericana de 2022, al ser online, no se entregan de forma física.
“Como mi primera Olimpiada Iberoamericana me siento satisfecha con el resultado, y también con la disposición de continuar entrenando para el año que viene, volver a tener la oportunidad de representar a Cuba en estas competencias.
─ ¿Qué sientes cuando te enfrentas a un problema de matemáticas?
─ Es un desafío. Te enfrentas al problema y no sabes si puedes resolverlo o no. Pasas horas dedicándole mucho tiempo y pensamiento, imaginando qué estrategia sería útil y cuál no, generando nuevas ideas.
“Muchas veces no se resuelven, pero hay ocasiones donde puedes avanzar, llegar a algo útil, que te dé puntos, inclusive solucionarlo y es algo maravilloso saber que fuiste capaz de lograr algo tan complicado”.
Reafirmaciones y renuncias
“El principal problema que tienen las mujeres con la ciencia no es cómo se les trata porque el colectivo es bastante amable”, asegura Karla. “Nos entendemos bien los muchachos y muchachas que estamos ahí y tenemos una excelente relación. Lo que sí es notorio es que hay muchos más varones que hembras en las ciencias puras, principalmente.
“En matemática, por ejemplo, en onceno grado en La Lenin, éramos muy pocas las muchachas, creo que cuatro o cinco. De hecho, esa es una gran representación porque el año pasado (2022) en duodécimo solo había una joven. Ya en décimo y onceno se han presentado más niñas, y eso es algo bueno porque parece que hay mayor interés”.
Ser concursante es un reto muy grande que “no todo el mundo está dispuesto a asumir. Combinar la escuela y el entrenamiento, y si a eso sumamos que debemos involucrar nuestro tiempo de ocio, de estar con la familia, para estudiar y prepararnos, todo se torna complicado”, aclara Karla Yisel.
La joven estudiante comentó que tuvo que entrenar durante las vacaciones para la competencia en Brasil. Tiempo que como dijo “otros muchachos que no están relacionados al tema de los concursos, aprovecharon para ir a la playa o disfrutar con su familia”.
“Nosotros no tenemos eso en algunas ocasiones, y es algo que sí nos afecta, pero es un sacrificio que, por lo menos para nosotros, vale la pena hacer. Lo que representa para nuestro futuro y cuánto nos interesa ahora, cuánto lo disfrutamos es algo que estamos dispuestos a asumir”.
─ ¿Qué haces para relajar tu cabeza de todos esos estudios?
─ Lo primero es darme cuenta que no puedo más. Hay veces que eso me es más complicado que relajarme. Pero una vez que me percato que necesito un tiempo, tranquilizarme y despejar la mente, casi siempre acudo a mi familia: a mi madre y mi padre. Intento pasar tiempo con ellos. Simplemente disfrutar, pensar en algo más”.
─ ¿Qué camino seguirás cuando termines el preuniversitario?
─ Todavía no me he decidido, pero sin duda alguna va a ser en la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana.
“Hay algo que quiero resaltar y es mi agradecimiento a aquellos que me han acompañado en este proceso de preparación para las olimpiadas, especialmente a mi familia, a mis compañeros Aser, Ricardo, Alejandro y Damiám. A los olímpicos de la MatCom que nos han apoyado siempre, sobre todo a Darío.
“A los integrantes de la preselección nacional, a mis compañeros de la Lenin, a los profesores que nos han acompañado en nuestra preparación, principalmente a Nelson, Evidio y Ernesto, y a mis profes de secundaria, que me ayudaron a iniciar esta etapa de mi vida, en específico Franklin, Yoli y la profe Sosa, que me inculcaron mi amor por las matemáticas”.