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Juventud Técnica: Viva, abierta, desafiante

Iramis Alonso Porro
21 julio 2025 | 0 |

Como esporas impalpables, capaces de germinar en los lugares más insospechados, así llega Juventud Técnica a los 60 años de su creación, en sus inicios como boletín de las Brigadas Técnicas Juveniles, gracias a la iniciativa de Jose Ramón Lopez, quien la pensó, la hizo crecer luego como revista y la acompañó en sentimiento y crítica hasta el último día de su vida.

La chispa que hemos querido encender, desde ese nacimiento como página impresa, es la de la emoción por el hallazgo, por ese instante en que el experimento funciona, en que una hipótesis se confirma; la de la turbación primera que produce la duda, la incomodidad creadora de las preguntas que le siguen y ese proceso lento, pero diligente, de recoger evidencias, de plantarle cara a la incertidumbre, a lo ignoto.

Así, Juventud Técnica se ha sumergido en los talleres, en las fábricas, en los laboratorios y campos de cultivo, en los centros de investigación y en las universidades, no solo para registrar éxitos, sino para contar las historias humanas detrás de ellos. Ha narrado la épica de la biotecnología isleña, desde el interferón hasta las vacunas Soberana; ha contado la tenacidad de la agroecología; ha celebrado los triunfos de los estudiantes en olimpiadas del conocimiento y ha visibilizado la inventiva donde quiera que esta haya reverdecido. Su mirada abarca “desde la nube hasta el microbio”, siempre con la ciencia cubana como protagonista colectiva.

Mas, nuestro interés también camina por otras fronteras. Juventud Técnica es un pórtico abierto a las tendencias de la ciencia mundial. Hemos seguido los grandes debates sobre inteligencia artificial, cambio climático, genética, exploración espacial y sostenibilidad, así como los dilemas éticos y sociales que acompañan a la ciencia contemporánea. Porque creemos que ella no es solo un conjunto de datos y resultados más o menos fragmentados, sino una forma de pensar, de analizar la realidad para tomar luego decisiones informadas; es un viaje, no una meta.

Tampoco ha sido Juventud Técnica una vitrina estática, un simple espejo. Somos, efectivamente, cronistas entusiastas del músculo científico, pero nuestro ADN lleva el gen de la crítica.

Por eso, en cada número, en cada artículo, apostamos por un periodismo que no se conforme con lo obvio; hemos querido analizar los desafíos: discutir, por ejemplo, las rutas del estado de la ciencia en Cuba, de la migración de jóvenes investigadores; cuestionar las malas hierbas de las pseudociencias, los fraudes científicos, las publicaciones depredadoras, el recorte de planes educativos, los sesgos de género, estafas piramidales; hemos mostrado el impacto del comercio ilegal de aves o de la introducción sin control de especies exóticas, que se convierten en invasoras, o el debate sobre si apostar o no por los cultivos transgénicos en el contexto de un pequeño estado insular de rica biodiversidad y hábitats sumamente vulnerables.

La raíz de esas búsquedas está en inspirar, provocar, invitar a la reflexión. Hemos querido mostrar que la ciencia es una aventura intelectual, y que la verdadera divulgación implica no edulcorar, sino iluminar con honestidad, revelar los obstáculos. Nuestra misión ha sido entonces y debe seguir siendo alimentar mentes críticas, no solo receptivas; ser un agitador de conciencias, generar espacios de diálogo, de intercambio, de construcción colectiva del conocimiento.

 Hoy Juventud Técnica ya no es aquella revista impresa que se agotaba en los estanquillos. Ahora navegamos en el tsunami digital, un mundo saturado de información y desinformación, donde las noticias falsas crean prejuicios que se asientan rápido y se desmontan con dificultad.

En esta era del click, del escándalo y la atención fugaz, la revista es más relevante que nunca. Por eso nuestro sitio web, redes sociales, proyectos audiovisuales, no son un añadido, un mero apéndice, sino una extensión de nuestra filosofía: no conformarnos con la superficie de los hechos. Intentamos llevar allí el mismo rigor, la misma pasión, aunque adaptada a los nuevos ritmos y lenguajes. El soporte muta, la esencia perdura.

A lo largo de estas seis décadas, Juventud Técnica ha intentado ser también una escuela para jóvenes estudiantes de periodismo, reporteros y divulgadores de la ciencia. Ha luchado por alimentar y preservar el periodismo científico especializado, por dotarlo de nuevos nombres y visiones.  

Si se observan con detenimiento quiénes han sido los autores de los artículos escritos durante estos 60 años o los proyectos comunicativos que ha ido incubando la revista, se puede apreciar la curiosidad como un hilo invisible, pero firme, uniendo a generaciones de lectores, periodistas, científicos, una fraternidad que apuesta a que la ciencia puede y debe ser mostrada de manera amena, cercana, sugestiva, incluso poética, si sabemos encontrar el sueño detrás de la fórmula.

Ser parte del tiempo de la ciencia cubana es nuestra providencia y nuestro débito. Con ella seguiremos andando, en el bando de los apurados por cambiar el mundo. Juventud Técnica se brinda a ustedes, nuestros seguidores, como un espacio vivo, abierto y desafiante. Como mismo comenzamos hace 60 años, abrazando la complejidad, apostando por un futuro donde el conocimiento sea puente y no muro.

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