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La conexión subterránea entre Madruga y Matanzas

Redacción JT
23 diciembre 2024 | 0 |

Por Leslie F. Molerio-León, con la colaboración de Ercilio Vento y Ana Margarita Sardiñas

Fig 1: Conexión lineal entre las depresiones cársicas donde se vertían los residuales del central (Madruga) y los Manantiales Bello (Matanzas)


En previsión de los efectos no deseados de un frente frio lluvioso del 18 de febrero de 2024, la Dirección de Hidrología e Hidrogeología del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos emitió una oportuna nota de alerta para la población e instituciones que también fue reproducida por el Gobierno de La Habana en su sitio de Facebook. Sin embargo, para muchos, el penúltimo párrafo de la nota resultó enigmático:

“Las provincias de Mayabeque y Matanzas mantendrán la vigilancia sobre los residuales de la EAA Boris Luis Santa Coloma y la calidad del agua para el abasto en la fuente de Bello”.

¿Qué relación puede existir entre un central azucarero en Mayabeque y un acueducto en Matanzas para que preocupe a las autoridades? Llama la atención porque, además, son las únicas localidades que se mencionan específicamente en todo ese vasto territorio que pueden abarcar las lluvias asociadas a ese frente frío.

Se trata de que este es uno de los casos de conexión subterránea comprobada más notables del país. Las aguas subterráneas que subyacen las áreas del Central “Boris Luis Santa Coloma”, en Madruga y las que descargan en los Manantiales Bello, en Matanzas, separadas entre sí por 17 kilómetros en línea recta, están enlazadas por un sistema de cuevas, canales y conductos subterráneos como resultado de la naturaleza cársica del territorio cubano y de la región en particular (Fig. 1).

Los residuales de la producción azucarera se disponían en unas depresiones cercanas (dolinas, en la terminología especializada) sin tratamiento alguno y sin protección ambiental tampoco. La naturaleza altamente permeable del terreno provocó la lenta infiltración en el subsuelo de esos residuales que, al alcanzar las aguas subterráneas, se incorporaron al drenaje subterráneo, empeorando la calidad de este acuífero durante décadas. Ya en épocas más recientes, también el Central Rubén Martínez Villena (antiguo Rosario, fundado en 1851) incorporó sus residuales al mismo campo de depresiones cársicas.

Más de un siglo después de iniciadas las labores del central San Antonio, a mediados de 1970, las aguas de los manantiales Bello (o Benavides), al Este, afloraron con un fuerte olor a mosto azucarero, sólidos flotantes quemados (pedacitos de madera, decían los operadores del acueducto) y cambios de color y sabor de las aguas que comprometieron seriamente su calidad y, por tanto, el abastecimiento de agua a la ciudad de Matanzas. Para entonces era, y sigue siendo, la principal fuente de suministro de agua a la ciudad en cantidad y calidad.

El Acueducto de Bello (Fig. 2) tiene, además, un extraordinario valor patrimonial. Fue el primer acueducto de la ciudad, inaugurado en 1870 (Fig. 3) bajo el nombre de Acueducto de Burriel, en honor al entonces Presidente del Ayuntamiento de Matanzas, Don Juan N. Burriel – luego de un larguísimo proceso de licitación por varios patrocinadores– comenzó suministrando a Matanzas 50 litros por segundo y hoy ha multiplicado por diez esa entrega.

Fig. 2. Taza del Acueducto Bello
Fig. 2. Taza del Acueducto Bello

El “Boris Luis Santa Coloma” fue desde la segunda mitad del siglo XIX, el central azucarero San Antonio, que tuvo varios propietarios desde su fundación y sus tierras abarcaban unas 5140 hectáreas entre tierras de cultivo y potreros y una sostenida producción que, según Ecured, en el año 1958 era el número 68 del país por su capacidad de molienda. Aún hoy se mantiene activo.

Fig. 3. Anverso y reverso de la Medalla Conmemorativa de la inauguración del Acueducto de Burriel (Bello)

Como nota al margen, ya en 1919 el Dr Adolfo Dollero, en su Cultura Cubana. La provincia de Matanzas y su evolución”, señalaba que:

“…siendo que la población de Matanzas es de 40000 habitantes, aproximadamente, resulta que la compañía (del acueducto) proporciona una cantidad mayor…sin embargo, resulta escasa…En gran parte se debe al desperdicio de las familias; a veces dejan las llaves abiertas, a veces no funcionan las válvulas de los inodoros, y el agua se desperdicia en grandes cantidades. Una inspección girada por un alto empleado de la Compañía por las calles Milanés y de la Independencia, habitadas por la mejor clase social de Matanzas, permitió calcular en un 40 por ciento el desperdicio de agua potable…”

La conexión Boris Luis-Bello es uno de los enlaces subterráneos entre las zonas de alimentación y de descarga más largos y complejos documentados en Cuba, pero necesitado de mejores y más completos estudios. La alineación entre las depresiones de Madruga y los manantiales de Bello alcanza todavía más al este, al Manantial de La Gloria y el sistema de manantiales en el río San Juan, por lo que su conocimiento es esencial para la protección de las cuencas y su gestión eficiente (Figs 4 y 5).

Los estudios han mostrado que, en algunos sitios intermedios a lo largo de la trayectoria de las aguas subterráneas  se han reconocido evidencias del transporte de contaminantes.

Aun cuando en su momento se acometieron algunas obras de tratamiento de residuales en el área de las depresiones, esporádicamente en los manantiales, sobre todo en eventos extremos de grandes lluvias cambia la calidad de las aguas, especialmente en olor y sabor e incluso en sólidos en suspensión.

No es así en estiaje (caudal mínimo que en ciertas épocas del año tienen las aguas de un río, estero, laguna), y la explicación puede deberse a que se ha demostrado, -utilizando técnicas isotópicas que aplicamos con el apoyo del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en los años 90 del pasado siglo- que las aguas que se descargan en Bello son mucho más antiguas y no parecen guardar la misma relación hidráulica con el horizonte superior que se drena en época de lluvias.

La entonces eventual conexión entre las aguas subterráneas cársicas de Aguacate y Madruga con los manantiales Bello fue esbozada informalmente en 1967 por la hidrogeóloga búlgara Svetanka (Setza) Gúneva en 1967. Se lo escuché personalmente en esa época, cuando ella estudiaba la entonces llamada cuenca Jaruco-Aguacate y nosotros, espeleólogos, le tributábamos la información de las cuevas que explorábamos en la zona; sobre todo, la especialmente significativa Cueva La Chaveta (Fig. 6). Años después, en Bulgaria, volvimos a intercambiar sobre el tema. Le agradezco, junto con Peter Yankov, su apoyo para los estudios que en esa época llevábamos a cabo con el OIEA y la asistencia de los doctores Piotr Maloszewski y César Rodríguez.

Fig. 4. Así dibujó Charles Ducloz a principios de 1960 el valle decapitado que desde Madruga se abría hacia Matanzas y que el llamó superficie de Santoyo
Fig. 5. La superficie de Santoyo de Ducloz desde Madriga hacia los Manantiales Bello (a la izquierda parte de la elevación conocida como Pan de Matanzas (Foto del autor)
Fig. 5. La superficie de Santoyo de Ducloz desde Madriga hacia los Manantiales Bello (a la izquierda parte de la elevación conocida como Pan de Matanzas (Foto del autor)
Fig. 6. Uno de los accesos a la Cueva de La Chaveta (Foto del autor)

Estudios posteriores, tanto hidrogeológicos, aplicando diferentes métodos, como ambientales, han confirmado y fundamentado esa importante relación que, por supuesto, es digna de la mayor atención. Mucha información inédita existe sobre este problema particular, pero quedan pendientes los numerosos casos de contaminación de las aguas subterráneas cársicas por residuales azucareros en Cuba (muchísimos no estudiados) y menos aún con resultados publicados (como los de mis colegas Arturo González, Mario Guerra, Ernesto Flores, Katia del Rosario, Viera Petrova, Yasmani Ceballos, entre otros). El aporte al conocimiento histórico proporcionado por mi fraterno Ercilio Vento, Historiador de la Ciudad de Matanzas, ha sido en este y otros estudios, fundamental.

Bienvenida en su momento la nota del INRH acorde con ese esfuerzo sistemático de aprovechar racionalmente y proteger los recursos hidráulicos  subterráneos del país donde la naturaleza cavernosa dominante de los terrenos que constituyen el 66 por ciento de la superficie del país requiere de la mejor ciencia ciudadana para la protección y mejor aprovechamiento de sus recursos.


La Habana, Febrero y Diciembre, 2024

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