Imagen: generada con Copilot
Científicos, profesores, líderes de centros de investigación y proyectos, empresarios e innovadores de la provincia de La Habana, compartieron con la directiva del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, encabezada por el Dr. Armando Rodríguez Batista, opiniones, propuestas, reflexiones y preocupaciones, como parte del ejercicio de construcción colectiva de la futura ley de ciencia, tecnología e innovación de Cuba.
Como ya va siendo habitual en estos encuentros a lo largo del país, el financiamiento de la ciencia y de la procedencia y prioridad de los fondos que se usan para el desarrollo, acaparó buena parte de las intervenciones, así como la importancia que los socios de las empresas deben conceder a este asunto.
El salario y la remuneración de los científicos y de los docentes que forman a esos científicos también motivó varias reflexiones. “Por solo estar en una empresa, dijo Pavel Morales, de Gamma S.A., tengo derecho a una remuneración mayor que el que está en un centro de investigación y no es justo; dentro de las mismas empresas incluso hay diferencias. Sería mejor desvincular salario y remuneración y que esta estuviera vinculada a la prioridad del impacto potencial, el cierre del ciclo, la responsabilidad del especialista y el saber hacer demostrado y, obviamente por la generalización de los resultados y la exportación”.

El experto consideró que hay que continuar actualizando las bases de las empresas de alta tecnología, de modo que se continúe incentivando su creación.
Con respecto a la protección del potencial humano, un aspecto esencial dentro de la nueva ley, Marlene Vázquez Pérez, directora del Centro de Estudios Martianos, propuso dar mayor peso desde el punto de vista de la retribución económica a los grados científicos.
Además, expresó su preocupación sobre asociar o condicionar a los vaivenes de la empresa el ámbito de las ciencias sociales, que tiene que ver con la espiritualidad, la ideología, la defensa de la nacionalidad y la cultura y llamó a establecer claramente los límites del sector empresarial en esa área de la investigación.
Al igual que en otras provincias, cuál será el papel y subordinación de la Asociación de Innovadores y Racionalizadores (ANIR) en el nuevo escenario constituyó tema de interés. Al respecto, el ministro del CITMA, comentó que en la nueva ley se recogerán aspectos generales relacionados con el lugar de la ANIR en el sistema de ciencia, tecnología e innovación y que, paralelamente, se elabora una nueva legislación específica que incluirá las funciones de la Asociación en este nuevo momento.
El titular del CITMA recalcó, que tanto la ANIR como el Foro de Ciencia y Técnica, sobre todo a nivel de base, tienen una gran vigencia, en tanto actores que promueven la integración.
“La integración, dijo, tiene varias formas de llevarse a cabo: tenemos parques científico-tecnológicos, empresas de interface, un sistema de programa y proyectos, o sea mayor capacidad para conectar los centros, o por la vía de la política pública, con la ANIR y otras organizaciones y por la vía económico-comercial. Hay muchas formas que se usan para conectar y a nosotros ninguna nos sobra. Porque todavía tenemos mucho intangible creado y no hemos sido capaces de convertirlo en beneficios directos en lo económico, social ambiental”.
La gestión de la innovación, la divulgación de la ciencia y la urgencia de proteger a la cátedra cubana, imprescindible para formar a los jóvenes, futuros científicos, fueron asuntos abordados por la Dra. Belinda Sánchez, del Centro de Inmunología Molecular, quien propuso incluir dentro de la ley el papel de los comités de gestión de la innovación, pues todavía los científicos no logran hacer una ciencia diferenciada para lograr una patente, por ejemplo.
En cuanto a la comunicación de la ciencia, consideró que la ley puede y debe contribuir a que la divulgación científica sea mejor. “Creo que nos quedamos muy por debajo, más allá de que haya algunos espacios; un spot de televisión de un minuto permitiría conocer resultados y encadenarnos”.
Por su parte, el Dr. Ricardo Milián, director del Instituto de Ciencia y Tecnología de los Materiales (IMRE), de la Universidad de La Habana, consideró que, aunque en la presentación de lo que será el contenido de la ley se refuerce la innovación, debe lograrse un balance entre esta y el impulso a la ciencia básica, para evitar el riesgo de no promover la creación de nuevos conocimientos, adecuados a las tendencias internacionales.
Igualmente hizo notar que en dentro del corpus de los proyectos y programas tiene que estar claro el carácter inclusivo y su enfoque de sostenibilidad. “Muchas veces queremos internacionalizar un producto, pero no sabemos su huella hídrica o de carbono. Y estos elementos generan competitividad”.
En cuanto a la comunicación de la ciencia, opinó que debe ir más allá de dar a conocer lo que se hace, pues tiene una responsabilidad en incentivar una cultura de ciencia en el país, para que las personas puedan apropiarse de los resultados científicos y tecnológicos, ya sean nacionales o foráneos, que se introducen en la sociedad, lo cual está asociado también al acceso a la información y a los datos.
Otros participantes, fundamentalmente del sector de la agricultura, abordaron críticamente el vínculo entre las OSDE (Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial) y las entidades de la ciencia, que ha llegado en algunos casos al punto de desaparecer la ciencia y de convertir a los institutos en entidades de servicio, lo cual ha incrementado el éxodo.
Además, remarcaron la desconexión entre la ciencia creada y la práctica agrícola concreta. Esas tecnologías, que datan algunas de los años 70, explicaron, es desconocida por las delegaciones de la agricultura y de los municipios y, sin embargo, se impone un modelo para buscar soluciones que, a veces, depende de la importación.
Por su parte, Adrián Álvarez, de la Universidad de La Habana, se refirió a la relación del desarrollo territorial con el sistema de ciencia. “Hace falta recuperar toda esa ciencia que está en gaveta, para hacer la transferencia de tecnología. En la ley debe quedar claro que el sistema tiene que estar aliado a esas estrategias de desarrollo local”.
Financiamiento y gobernanza
Durante el intercambio el Dr. Armando Rodríguez Batista, intervino en varios momentos para comentar las propuestas y explicar detalles de la ley en construcción.
Sobre el tema del financiamiento, dijo que el nuevo documento legal incentiva su crecimiento para todos los actores del sistema de ciencia, tecnología e innovación (SCTI), lo cual incluye el incremento del aporte empresarial, que es hoy mucho menor que el del Estado, sin que ello signifique que el Estado se vaya a retirar o dejar de crecer en su aporte.
“El Estado quiere crecer, el empresarial debe crecer más relativamente y también identificar otras fuentes de financiamiento. Los proyectos internacionales ejecutaron 14 millones de dólares en el 2024 para el CITMA. ¿Cómo garantizamos que ese ingreso tenga como beneficiario prioritario a los centros de investigación? Hoy tenemos gente buena haciendo ciencia, tenemos instituciones sólidas haciendo ciencia, hay gente que tiene la capacidad de gestionar proyectos y de acceder a financiamiento. Esto no debe menospreciarse. No saber gestionar proyectos es una amenaza para el desarrollo.
“Hay que abrir otras fuentes de financiamiento. Pensemos en el Fondo Financiero para la Ciencia y la Innovación (FONCI) con divisas y hay un articulado propuesto para que el FONCI se nutra de las divisas que ingresen las estructuras dinamizadoras de la innovación y las empresas de alta tecnología. Y no solo de esas empresas, sino del resto de las instituciones, porque hay centros de investigación que nunca van a pasar a empresa. Algunos porque no son del interés del sector empresarial y otros por la propia naturaleza de su contenido.
Agregó el ministro que la ciencia cubana es muy heterogénea y que, por tanto, el funcionamiento económico de sus instituciones también tiene que ser heterogéneo, capaz de captar las demandas específicas de desarrollo de los centros.

“Habrá algunos que siempre sean presupuestados, aunque nosotros queremos incentivar que todo lo que pueda pasar a presupuestado con tratamiento especial lo haga, porque le da capacidad de dar servicio, de ingresar y de poder remunerar a los investigadores. La pregunta más importante que tenemos nosotros hoy en política científica es ¿cuál es el modelo de gestión económica de los centros de investigación en la Cuba de hoy? Y no tiene una única respuesta.
Lo que está claro, precisó, es que “la ciencia sin innovación está cortada a la mitad porque tenemos la capacidad creada pero no tenemos la capacidad de convertirla entonces en ingresos, en servicios, en capacidades”.
En ese sentido destacó el papel de las empresas de base tecnológica, tanto estatales como privadas. “Todas las empresas en Cuba tienen que ser innovadoras: estatales, mixtas, privadas, si al final lo que dan es un servicio a la sociedad. El sistema tiene que ser inclusivo, aunque el Estado prioriza aquella ciencia e innovación enfocada en proteger las prioridades”.
El titular del CITMA insistió en que el tema de la gobernanza es clave en temas como la participación de la comunidad cubana en el exterior en el sistema de ciencia e innovación, el incentivo a las empresas de base tecnológica o la evaluación del potencial científico, pues no son responsabilidad de un solo ministerio, sino que implican a otros organismos para poder dar soluciones factibles a la complejidad del tejido de la ciencia nacional.
Con respecto a los incentivos, recalcó que la ley reconoce claramente que acceden a sus instrumentos en igualdad de condiciones todas las Entidades de Ciencia, Tecnología, Innovación y Universidades. Eso significa que, si hay un incentivo de pago de antigüedad para la universidad, automáticamente es también para el centro de investigación.
“Porque hemos arrastrado durante mucho tiempo, y todavía lo hacemos, decisiones sectoriales para construir potencial humano y el potencial humano es el mismo, es de Cuba; es único y tiene que ser atendido de una forma donde quiera que esté”.
Empresa y beneficios.
“Hemos tratado de construir una ley que fomenta”, dijo Rafael Luis Torralbas, miembro del Grupo Temporal de Trabajo para la construcción de la nueva ley de ciencia, tecnología e innovación y presidente del Parque Científico Tecnológico de La Habana, al término de los debates.
“Dentro del Grupo, el Dr. Agustín Lage dice mucho que las leyes te señalan puertas, incluso te las abren, pero es una decisión tuya traspasar el umbral. Entonces aquí nos vamos a encontrar muchas cosas que la ley nos va a permitir, pero que después las tenemos que construir.
“Tenemos que saber, por ejemplo, que una nueva empresa tiene que generar beneficios compartidos para todos los que participen, tiene que beneficiar al personal que se va a vincular a la nueva empresa y si es un spin-off tiene que beneficiar a la organización que le da origen a la empresa, y después tiene que ser sostenible”.
Comunicar, participar, insertarnos
El Dr. Armando Rodríguez insistió compartió con el auditorio el valor de la comunicación de la ciencia y el periodismo científico, que aportan dimensiones diferentes en los procesos de crear cultura científica y conectar a los actores del sistema. Explicó que justamente uno de los principales problemas de los sistemas de innovación en el mundo es la carencia de información, o el acceso a la información pública.
“Si usted no se enteró de la convocatoria del programa nacional, usted está siendo discriminado por el lugar donde está. Por eso hay que democratizar el acceso a ese sistema de programas y proyectos, que debe ser transformado aprovechando el entorno digital”.
Otro elemento trascedente, explicó, es la evaluación crítica de lo que se haga, el control popular. “La propuesta que presentamos al Ministerio de Justicia, y que se está analizando, es que el CITMA y la Academia de Ciencias vayan cada tres años a rendir cuentas a la Asamblea Nacional sobre la marcha de la aplicación de esta ley”.
La urgencia de priorizar la inserción internacional de la ciencia cubana fue otra de las cuestiones sobre las que reflexionó el titular del CITMA. “Tiene que haber cada vez más una representación de científicos nuestros en los espacios internacionales de Cuba. Porque es muy difícil entender cómo funciona un país desde el punto de vista de la ciencia para poder entrar y para poder insertarse si tú no tienes esa visión. Hoy nos es mucho más difícil la inserción internacional, no solamente por la ciencia, sino por la logística, un grupo de servicios que son claves para que la innovación avance”.
Finalmente se refirió al papel del liderazgo en este proceso de transformación. Comentó cómo se quedan proyectos con dinero sin ejecutar o becas de estudios para jóvenes sin cubrir. “La ley puede ser muy avanzada, pero no podemos transformar si los actores no se transforman con ella”.
Próximos pasos
Aunque expresó satisfacción por el proceso colectivo de construcción de la ley, en el que se ha logrado involucrar en todas las provincias a más de diez mil investigadores, el Dr. Armando Rodríguez manifestó que aún están inconformes con la participación de los campesinos, de la sociedad civil, las sociedades científicas y el sector empresarial.
Por tanto, dijo, cuando ya la ley se presente y se someta luego a proceso de consultas, se buscará especialmente la aportación de esos actores.
“El próximo 24 de septiembre tendremos un encuentro con el pleno de la Academia de Ciencias para discutir el documento; primero por secciones, en las filiales provinciales y después en sesión plenaria.
“También iremos en septiembre a los consejos técnicos asesores de los ministerios y una vez que se publique en la Gaceta, volveremos a las provincias y a los municipios, como hicimos hace unos días en Placetas. Y en el mes de octubre estaremos en el Consejo Nacional de Innovación”.
Finalmente reveló que todavía hay debates en cuanto al nombre de la ley y que la propuesta más reciente es denominarla, ley general de ciencia, tecnología e innovación, una visión que le concede más jerarquía y alcance.
Importante las reflexiones para construir una ley inclusiva y sostenible, es importante visualizar el papel de las empresas de bienes y servicios en la innovación
Debe haber una mayor integración de los tres Consejos Nacionales: el de Innovación, el de Normalización, Metrología, Calidad y Acreditación, y el de Ciencias Sociales. El funcionamiento independiente y asimétrico de estos tres Consejos no facilita la integralidad de los procesos de investigación, desde el diseño de un resultado hasta su implementación práctica y comercialización.