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Un poco de Astronomía y Astrofísica en pleno agosto

Saúl Larramendi Valdés
23 agosto 2023 | 3 |
Jóvenes en Planetario de La Habana.

Por Saúl Larramendi Valdés

El Planetario de La Habana, ubicado en Mercaderes entre Teniente Rey y Muralla, en la Plaza Vieja del casco histórico de La Habana es un lugar funcional y hermoso. El equipo de diseñadores, arquitectos e ingenieros que tuvieron a su cargo la transformación ocurrida en lo que fue el cine Habana fueron muy creativos.

Después de traspasar el gran portón de madera, construido a la usanza del siglo XVlI, uno se tropieza con la modernidad detrás de puertas transparentes. Al ingresar al espacio principal del Planetario parecería que se viaja por la oscuridad del Cosmos hacia el Sol desde el planeta más exterior que lo orbita. El Sol del Planetario de La Habana alberga en su interior el teatro donde un sofisticado equipo proyecta estrellas, planetas y galaxias en un techo semiesférico sobre cómodas butacas; la ilusión de estar observando la bóveda celeste tal cual, es perfecta.

En el Planetario, las escalas de tiempo se contraen a tal punto que en pocos minutos podemos ver desde el Este la salida del Sol y su puesta por el Oeste después de recorrer, sobre la simulada bóveda celeste, un arco de circunferencia que forma ángulo con el horizonte.

Observando el cielo como se vería en La Habana hay un grupo de estrellas que, girando en torno a la estrella Polar, nunca se ocultan debajo del horizonte. Las podríamos ver durante las 24 horas del día sino fuera porque al salir el Sol quedan ocultas por la luminosidad de este. Ellas están ahí sobre la bóveda celeste, pero no las podemos ver porque simplemente es de día. En cuanto al resto de los astros, los veremos salir y ponerse tras el horizonte en las noches en que son visibles.

Después que el Sol se pone en el Planetario, queda visible un cielo estrellado que, al girar hacia el Oeste nos muestra todo o casi todo lo observable en una fecha y lugar en concreto; así es posible observar todo el cielo nocturno tal y como se vería desde alguna latitud en particular sobre la esfera terrestre.

En el polo Norte terrestre, por ejemplo, la estrella Polar se observa en el cenit; es decir, en lo más alto de la bóveda celeste, y todo el cielo estrellado da vueltas en torno a ella en círculos paralelos al horizonte.

En los polos de la Tierra las estrellas no se ocultan nunca, son visibles durante una larga noche de seis meses que comienza en el equinoccio después del cual el Sol desaparece bajo del horizonte. En el próximo equinoccio el Sol volverá a asomar en el horizonte. Ese día, las personas que anden por las gélidas zonas de los polos terrestres verán al Sol dar una vuelta completa en torno a ellas a lo largo del día, siempre siguiendo la línea del horizonte.

Comenzará entonces un día de seis meses de duración durante el que el Sol, no volverá a ocultarse. En el planetario podemos observar estas circunstancias, aunque no el indescriptible paisaje real, pero algo es algo si tenemos en cuenta que estamos bien lejos de las bajas temperaturas polares y que regresaremos al trópico no más terminar el espectáculo.

Un curso “estrellado” en La Habana Vieja

El planetario es el mejor lugar para acercarse a lo que sabemos de los objetos del espacio cósmico en que vivimos. Con la valiosa colaboración de su colectivo de trabajadores, el jueves 17 de agosto concluyó allí la primera edición del primer curso de verano sobre elementos de Astronomía y Astrofísica auspiciado por PPEAF, un proyecto sectorial del Ministerio de Educación que ejecuta la Facultad de Física de la Universidad de la Habana, dedicada al perfeccionamiento de la enseñanza de la Física en la enseñanza media.

Unos 30 años atrás, el currículo de Física en la enseñanza media cerraba con la asignatura Astronomía. Su objetivo era sistematizar y generalizar los contenidos de ciencias estudiados, integrar conocimientos y ubicar al joven que egresaba del preuniversitario en el Universo cosmológico y los problemas relacionados con su surgimiento, evolución y destino. A la vez, la asignatura abría puertas al futuro estudiante universitario, independientemente de los estudios que deseara hacer, proporcionándole una visión general de las ciencias naturales y de su papel en el desarrollo del conocimiento humano. También para los interesados en ciencias sociales y humanísticas, incluidos poetas y filósofos, una aproximación al conocimiento del Cosmos desde las ciencias los haría seres humanos más sensibles e informados.

Para esta asignatura, los preuniversitarios se dotaron con lo necesario: desde libros de texto hasta telescopios refractores, no pequeños, por cierto, y cartas celestes impresas. Los currículos de formación de profesores de Física se modificaron para graduar Licenciados en Educación especializados en Física y Astronomía. Hoy de eso queda el recuerdo. Justamente, el curso de verano recién concluido, inspirado en aquella asignatura, busca hacer regresar una experiencia docente de excelentes resultados.

Las conferencias del curso fueron impartidas por el Master en Ciencias Francisco González Veitìa, especialista del Instituto de Geofísica y Astronomía, muy vinculado al Planetario de La Habana. Como todo buen maestro, su pasión por enseñar no conoce límites.

Francisco es uno de aquellos estudiantes del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, que se graduó en la especialidad de Física y Astronomía. Con su hablar pausado y convincente encantó a los presentes.

– ¿Cómo puedo hacerme Astrofísico? — , fue una pregunta que escuchamos no pocas veces en los más jóvenes. Hoy saben la respuesta: ¡primero hay que ser Físico!

El curso empezó por enseñar dónde buscar sobre la bóveda celeste un astro en una fecha y lugar determinados, luego siguió con la descripción de la vida y muerte de las estrellas, nebulosas y galaxias, de los principales parámetros físicos y las leyes que nos han permitido saber lo que sabemos y concluyó con lo más novedoso sobre el surgimiento, evolución y posible destino de nuestro Universo. Se habló de Física cuántica y relativista, de termodinámica y de la teoría de la radiación electromagnética, de la Física de las pequeñas partículas y de la de los inmensos cuerpos en el Universo, de todas las fuerzas en la naturaleza, de lo conocido y lo por conocer.

Las respuestas a los complicados y difíciles problemas que envuelven las interrogantes que hoy se plantean sobre el origen y evolución del Universo no son un terreno exclusivo de la Física, sino del conjunto de conocimientos acumulados por las ciencias e incluyen otras áreas del saber; las interrogantes que surgen son del tipo de lo que se define como Complejidad, por lo que se requiere de la articulación de todas las herramientas del saber de que disponemos.

Hay urgencia en generar motivación e interés en los jóvenes por el estudio de las ciencias; vivimos los tiempos de la economía del conocimiento y ella misma se plantea como el principal origen futuro del bienestar. Todo parece indicar que la fuente más productiva de riqueza será el conocimiento y la capacidad de implementar con inmediatez sus productos.

El combate contra de la COVID-19 nos dejó una útil experiencia al respecto; el triunfo sobre ella se debió en primer lugar al conocimiento cultivado durante años, convertido en una cohorte de científicos con la posibilidad real de concretar los resultados de sus saberes en productos de avanzada. Es esa esencia queda resumida en la idea de que el futuro de nuestra Patria ha de ser necesariamente de hombres (y mujeres) de ciencia. Hoy existe el reto de mantener y reponer las fuerzas de producción altamente calificada de científicos, ingenieros y técnicos que la haga posible.

Un total de 86 jóvenes estudiantes de los preuniversitarios de la provincia participaron del curso de verano. Más del 75 por ciento asistió a sus seis sesiones de trabajo de dos horas cada una. Los organizadores, aun cuando sabemos de la avidez de conocimientos propia de la edad de estos muchachos, no dejamos de sorprendernos: en plena vacaciones, las complejidades diarias, la alta temperatura y humedad de agosto no resultaron obstáculo para que asistieran con enorme interés y mucho deseo.

El curso terminó, pero no cerró, tendrá nuevas ediciones, continuará con conferencias periódicas dedicadas a temas más específicos. Ya se preparan sesiones prácticas en el Observatorio Astronómico de la Universidad de La Habana y en las afueras de la ciudad, lejos de la contaminación luminosa.

El impulso inicial fue dado, tenemos un gran equipo de astrofísicos en ciernes. Nos quedamos, por ahora, con las interesantes preguntas y la ilustrada participación de los más jóvenes: Frank Daniel, Pellicer, Leandro, Claudia y otros, pero también con el entusiasmo de los profesores de Física de preuniversitario que asistieron y su presencia en todas las sesiones. Como la profesora Regla Vila, que viajó de Pàrraga a la Habana Vieja, un ejemplo inspirador de que el deseo de saber mantienen el alma y la mente muy pero muy joven.

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Comentarios

    Pedroso 24/08/2023

    Excelente la idea de dar otro firme paso en función de promover, divulgar, desarrollar la Astronomía, astrofísica y cosmologia en la sociedad cubana actual, priorizando las jóvenes generaciones. Este proyecto, PPEAF, apunta a elevar la motivación e interés de estudiantes por la Física, Astronomía y la cultura tecnocientífica en una etapa de creciente desinterés por éstas, otras ciencias básicas y las Carreras Pedagógicas asociadas. Felicitamos a los organizadores del curso por los aportes educativos y socioculturales, así como el camino a próximas ediciones del curso.

    Michel 24/08/2023

    El curso estuvo genial. Gracias por darnos la oportunidad de participar. Ojalá se repita.

    Alvax 04/09/2023

    Excelente texto que entusiasma a los interesados en la Astronomía. Felicidades.