El pasado 16 de septiembre la columna Buen Idioma cumplió tres años de acogida en la revista Juventud Técnica. Desde entonces cada miércoles tiene un apartado para que ciencia, tecnología y medioambiente vayan de la mano de las palabras. A lo largo de estos meses, disímiles son los logros conquistados juntos: premios en el Concurso Nacional de Periodismo 26 de Julio, mención en el Concurso Nacional de Periodismo Científico Gilberto Caballero Almeida y reconocimiento en el Festival Nacional Virtual de la Prensa, por citar solo tres de los más importantes.
Cuando se creó este apartado, el objetivo fundamental era —y sigue siendo— serles de utilidad no solo a quienes se dedican al periodismo, sino también a nuestros lectores, dueños, igualmente, de este tesoro perteneciente a casi 600 millones de personas. En este andar, en Buen Idioma hemos publicado más de 160 recomendaciones, claves, comentarios, reseñas, listículos…
Para su redacción, en la medida de lo posible, se han seguido las obras lingüísticas de las academias de la lengua, fundamentalmente, el Diccionario, la Ortografía y la Gramática. Si bien la mayoría de los trabajos tiene sustento normativo, cada uno se basa, desde luego, en la interpretación que el redactor de la columna le da a lo expuesto en los libros antes mencionados.
En estos tres años, si bien nos hemos acercado a la lingüística desde una visión prescriptiva, en los últimos meses —quizás como parte también de la madurez lingüística que se alcanza con el tiempo—, hemos tratado de mostrar en nuestros trabajos una mirada más cercana a la descripción, a explicar cómo los hablantes usan su lengua materna. Esto justifica que nos alejemos, intencionalmente, de criterios como «es incorrecto el uso de…» y «se censura el empleo de…».
Así, por ejemplo, en lugar de decir «es incorrecto el uso de calor en femenino (la calor)», Buen Idioma reflejó en el trabajo «¿El calor o la calor?» —publicado el 20 de junio de 2023— que en el español general ese sustantivo es masculino (el calor), pero que hay zonas en las que su empleo en femenino no está estigmatizado, razón por la cual se considera un uso válido entonces en dichos territorios (Andalucía y parte de América).
Como apuntamos anteriormente, Buen Idioma ha ido matizando la manera en que redacta sus recomendaciones. Antes de seguir, les invitamos a reflexionar sobre lo siguiente: en enero de 2021 publicamos el artículo «Año 2021, recomendaciones lingüísticas», el cual comenzaba diciendo «Inicia el año 2021 y con él nuevas dudas sobre el idioma se posicionan en el debate entre los hablantes».
Un año más tarde, Buen Idioma publicó «Año nuevo, dudas nuevas». El primer punto de la recomendación era el siguiente: «El año se inicia, no inicia». Visto así, el propio redactor “había incurrido” el año anterior en un “error”, pues debió decir «Se inicia el año 2021…». Quizás, traicionado por el uso común en el español de Cuba, quien suscribió aquel trabajo hace ya más de dos años, usó el verbo iniciar como es más normal en nuestro país. Aquí se dice, naturalmente, inició el curso escolar, inició la marcha, inició el mes… Sin embargo, hasta no hace mucho, las academias de la lengua venían sancionando dicho uso y, a la vez, venían recomendando se inició el curso escolar, se inició la marcha…
Por esta razón, en el blog de Buen Idioma, recientemente se publicó esta recomendación que, por su importancia compartimos íntegramente:
los acontecimientos «se inician», pero también «inician»
3 de septiembre de 2023
Si bien con el sentido de ‘empezar’ solo se recomendaba el empleo del verbo iniciar como pronominal (se inicia [algo]), hoy se considera válido usarlo como intransitivo no pronominal (inicia [algo]) debido a su gran extensión en el español americano.
Así pues, son admisibles estos ejemplos tomados de los medios de comunicación de Cuba:
- «Inició en Cuba la venta de uniformes escolares para el próximo curso escolar».
- «Inicia curso escolar en la Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana».
- «Inicia VIII Cumbre Caricom-Cuba en Barbados».
Aunque el diccionario académico solo documenta el empleo de iniciar como pronominal con el sentido de ‘dar comienzo’, su uso como intransitivo no pronominal «está plenamente asentado en varias zonas americanas, como México y Centroamérica, entre otras», conforme a lo explicado por la Real Academia Española en Enclave RAE. Por esta razón, se justifica entonces el levantamiento de la censura tradicional.
Ya la Nueva gramática de la lengua española, de las academias de la lengua, refería que era frecuente en las regiones antes mencionadas la utilización de este verbo como no pronominal cuando se combinaba con sujetos que contenían nombres de eventos o sucesos, uso considerado habitualmente «menos apropiado».
En dicha obra se explica que «la diferencia entre iniciar e iniciarse es análoga a la que se da en el español general entre acabar y acabarse, ya que, si bien el segundo puede aplicarse a cualquier entidad (La gasolina se acabó), el verbo intransitivo acabar elige preferentemente nombres que designan sucesos (El congreso acabó) y otras nociones sujetas a un curso o a un desarrollo (su amistad, la película, el año, etc.)».
Por último, conviene recordar que iniciar, verbo del que a veces se abusa, puede alternar con otros equivalentes como comenzar y empezar: Comienza/Empieza VIII Cumbre Caricom-Cuba en Barbados.
#DondeDijeDigo
Lo anterior justifica que, inspirados en el refrán «Donde dije digo, digo Diego», usado para rectificar una afirmación o desdecirse, y conscientes de que, como expresó el académico Pedro Álvarez de Miranda, «el error de hoy puede ser la norma de mañana», Buen Idioma haya incorporado la etiqueta #DondeDijeDigo a las recomendaciones lingüísticas publicadas en el blog www.buenidioma.com, que, luego de ser revisadas, ofrezcan un enfoque diferente al dado hasta ese momento.
Varios motivos pueden condicionar la actualización de determinadas entradas del blog, bien porque, debido al poder cambiante de la norma, necesiten adecuarse a los nuevos criterios de las academias de la lengua, o bien porque se presente una propuesta más completa o que incluso pueda distar considerablemente de la anterior.
Según el Diccionario panhispánico de dudas, «la norma no es sino el conjunto de preferencias lingüísticas vigentes en una comunidad de hablantes, adoptadas por consenso implícito entre sus miembros y convertidas en modelos de buen uso». Estas preferencias varían constantemente y se adecuan desde luego a las necesidades expresivas de los verdaderos dueños del idioma: quienes lo hablan.
Como la lengua es un ente vivo, experimenta cambios lingüísticos en todos los niveles (fónico, gráfico, morfológico, sintáctico y léxico), por eso, en la medida de lo posible, hemos tratado de evitar el uso de términos como correcto o incorrecto en las recomendaciones.
En Buen Idioma nunca hemos tenido miedo a desdecirnos, tanto es así que, cuando la falibilidad humana se ha manifestado en todo su esplendor, no ha faltado la corrección o la oportuna advertencia sobre ello.
Confiamos en que la madurez lingüística adquirida con los años permitirá desbrozar nuevos caminos para proponer alternativas a problemas ortográficos o gramaticales a los que quizás antes no se les ofrecieron las mejores soluciones. ¿Nos acompañarán los lectores de Juventud Técnica?