La Torre de Babel es una historia bíblica que se encuentra en el libro del Génesis y que narra la construcción de una torre por parte de los descendientes de Noé con el fin de alcanzar el cielo.
Según la Biblia, Dios consideraba esta acción como un acto de arrogancia y para castigar a los humanos les cambió el idioma para que no pudieran entenderse entre ellos. Al no poder comunicarse, los humanos abandonaron la torre y se dispersaron por el mundo, dando origen a las distintas lenguas que conocemos hoy en día.
La historia de la Torre de Babel es una de las más conocidas de la Biblia y tiene un significado moral, ya que enseña a evitar la soberbia y el orgullo. Como podrá comprender mi sagaz lector, yo no sé nada de historias bíblicas, solo que me desvío fácilmente de mi propósito que es hablar sobre Meteorología, de lo cual tampoco sé mucho, pero sí soy consumidor de lo que produce.
Hoy en día el idioma dejó de ser un problema, uno escribe en uno y, gracias a Google, se puede leer en otro. Sin embargo, si tenemos en cuenta que el propósito del idioma es comunicar, el problema sigue presente. Muchas personas hablan en las redes sociales de un tema y no logran que los receptores perciban con claridad la información que intentan compartir, a pesar de que el idioma no es un problema. La Meteorología es un ejemplo de esto.
Ciertamente, hay mucha información meteorológica en las redes sociales. Pudiéramos clasificarla en tres tipos:
1) Información captada por sensores (satelitales en primerísimo lugar, radares, y otros sensores de presión, temperatura, viento, humedad…)
2) Salidas de modelos numéricos con disímiles informaciones (trayectorias de fenómenos, comportamiento futuro de diversas variables y probabilidades de sucesos)
3) Información textual describiendo sucesos, pronosticando situaciones futuras o alertando sobre la peligrosidad de algún fenómeno.
Amén de que cada quien decide qué quiere mirar y si le divierte o no mirarlo (sí, una amiga mía dice que las redes tienen carácter lúdico) cabría preguntarse qué realmente necesita conocer una persona para garantizar su seguridad en lo que a fenómenos meteorológicos respecta.
La respuesta es muy simple, cada persona necesita saber: ¿Qué va a suceder? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Qué tan peligroso resultará y para quién? El resto es diversión y entretenimiento. Mire mi incrédulo lector las siguientes imágenes (que he tomado de Facebook tal cual las ven, posteadas por personas que se supone tienen dominio de la Teoría de las Comunicaciones, no por neófitos) y dígame o dígase a sí mismo con toda sinceridad si alguna de esas imágenes le sugiere alguna respuesta a las cuatro preguntas que formulé.
En mi opinión el Instituto de Meteorología suministra toda la información necesaria para responder con claridad las cuatro preguntas y lo hace de forma certera y oportuna para que la Defensa Civil pueda orientar las medidas correctas y los medios puedan divulgarlas en tiempo y que lleguen a cada ciudadano con suficiente antelación como para que tome las mejores medidas que pueda para protegerse.
También comprendo que eso no llena las necesidades “espirituales” de todos; la gente quiere más y las redes sociales se lo proporcionan, esa es la esencia de la Posverdad.
En ese sentido, creo que el Instituto de Meteorología tiene una gran deuda, su política comunicacional deja mucho que desear en cuanto a las redes sociales, a pesar de ser de excelencia en la televisión y la radio; todos sabemos que cuando un ciclón se acerca la gente clama por Rubiera. Ese es el mundo en que vivimos, a todos nos gusta hablar de pelota y de Meteorología.
¿Quienes ponen información meteorológica en las redes? En primer lugar los grandes proveedores de información del mundo (Weather Channel, Accuweather, DTN, Weather Underground, y decenas más). Más local para Cuba, hay decenas de grupos en Facebook, algunos de ellos con meteorólogos que llamamos aficionados porque no cobran por sus servicios, pero que son tan profesionales como el que más, y claro, como en todo, también hay algunos de dudosa calidad profesional. Algunos elaboran sus propios pronósticos, otros simplemente presentan información elaborada por terceros.
En cuanto a la presentación, pues hay verdaderos artífices que no por gusto consiguen gran cantidad de seguidores. Estos últimos son “naturales”; es decir, personas que tienen el don de la comunicación sin haber estudiado ninguna carrera afín a la Meteorología ni a la Comunicación. Por último, tenemos a muchísimas personas y entidades, que no son meteorólogos ni pretenden serlo, que copian y reproducen cualquier información que ven, sea cual sea su origen. En medio de todo eso se intercalan los mal intencionados que riegan información falsa para crear malestar y confusión.
Ese es el espectro, toda una Torre de Babel moderna. En ese mar embravecido, la información de la entidad oficial, el Instituto de Meteorología, se ahoga, y están necesitando un salvavidas.
¿Que objetivos persiguen al poner información meteorológica en las redes? Están los que persiguen, por orgullo y vanidad, ser reconocidos como el GOAT de los pronósticos, el gurú insuperable. Otros simplemente buscan notoriedad pública, cazar “likes” y seguidores sin un propósito de reconocimiento profesional determinado, solo por el placer de verse en la cresta de la popularidad, sea a costa de la Meteorología o de cualquier otro chisme.
Conozco a algunos que son verdaderos profesionales y publican sus razonamientos meteorológicos por el válido deseo de compartir información que consideran que puede ser de interés para la población y para los colegas. Muchos reproducen información meteorológica (de cualquier procedencia) guiados por el sano deseo de alertar a sus compatriotas sobre situaciones que pueden ser peligrosas.
Este exceso de información me parece dañino. Las personas reaccionan preocupándose en extremo (que ya bastante estresados vivimos los cubanos por muchas carencias y dificultades como para hacerlo también por huracanes y terremotos) o, por el contrario, con el “síndrome del lobo” (no hago caso porque lo han dicho muchas veces y no pasa nada). Puede parecer gracioso esto, pero recuerden que en situaciones extremas mueren compatriotas nuestros.
Yo pienso que, indudablemente, hay que tomar medidas. No podemos evitar que haya centenares de émulos de Rubiera y que se expresen en la Internet (que además, pienso que es bueno porque suben la parada). No podemos evitar que las personas lean lo que deseen leer y se informen con lo que mejor estimen pertinente (también es bueno, hay que hacer buenos pronósticos y también hay que tener presentación de excelencia en las redes para que las personas los quieran ver).
Lo que sí resulta verdaderamente imperdonable, pienso yo, es que haya numerosas instituciones estatales, personalidades, dirigentes, funcionarios de gobierno de nivel nacional, provincial y municipal, ministros, viceministros, directores nacionales, periodistas, presentadores de radio y televisión, jefes de entidades estatales, que reproduzcan cualquier información meteorológica que no sea la del Instituto de Meteorología (sin importar las carencias que pueda tener para la vida normal en situaciones de emergencia, la información que dan es excelente) y la Defensa Civil de Cuba.
No deben hacerlo, pienso yo, ni desde las cuentas oficiales ni desde sus cuentas personales tampoco, especialmente aquellos que son personas notorias y conocidas por la población, porque la gente igual los identifica con la institución estatal en la que trabajan.
Si el Estado Cubano financia y sostiene un Instituto de Meteorología, con sus 68 estaciones de superficie, ocho radares, 15 centros provinciales, más de mil trabajadores, no es para que ninguna persona que trabaje para el Estado, ni ninguna institución estatal subestime y menosprecie el producto del trabajo de esta institución creada en 1965 por el Comandante en Jefe. A eso me refiero cuando digo que, en mi opinión, el Instituto de Meteorología necesita un salvavidas.
Yo solo soy un jubilado que trabajó 41 años para el Instituto de Meteorología, pero doy mi opinión como ciudadano cubano que soy. Solo les recuerdo el mensaje de la Torre de Babel: cuidado con la arrogancia, la soberbia y el orgullo.
Coincido completamente con Orlando y me gustaría añadir algunas consideraciones. Los tiempos han cambiado y el empleo de las redes sociales es cada vez mayor. En el casa de Cuba abre eventos meteorológicos complejos que afectan la electricidad las personas se informan por Internet, eso la hace una fuente de información muy importante y a veces la única. Es por eso que el INSMET debe asumir este reto e incrementar la divulgación oficial de sus productos por las principales plataformas que existen en Internet, llámese Facebook, Youtube,Twitter u otras. Eso lo hace la Presidencia de la República, por qué no el INSMET. A retos nuevos no queda más remedio que nuevas soluciones.