He escrito numerosos artículos hablando de los radares meteorológicos y su uso, pero ahora deseo sintetizar en un solo texto sus aplicaciones más comunes.
No hay muchos secretos: el uso de los radares meteorológicos está confinado a la detección de la presencia de hidrometeoros (precipitantes o no) y a la estimación de su intensidad, ubicación y movimiento con vistas a alertar de posibles fenómenos peligrosos.
La detección de otros blancos, de origen ajeno a la meteorología, aunque la mayoría son considerados indeseables, también puede resultar en aplicaciones de alguna forma beneficiosas para la meteorología.
A pesar de que en Cuba operamos ocho radares meteorológicos (muy caros, por cierto), que cubren el territorio nacional de forma excelente, el uso que les damos es olímpicamente ínfimo y en este escrito pretendo demostrar cuántas más cosas podríamos hacer con ellos y no hacemos.
Tranquilos, en la mayoría de los países que he visitado también los subutilizan, solo los más desarrollados les dan un uso eficiente. Solo mire mi incrédulo lector la forma en que menospreciamos la basura. Sí, todo lo tiramos a un lugar común y allí se pierden muchísimas materias valiosas, cuando justamente, por nuestra condición de país subdesarrollado, deberíamos ahorrar al máximo.
Bueno, como casi siempre desvarío, si yo de lo que quiero es hablar de los radares, al menos estos los usamos bastante bien para los casos de ciclones y somos raramente independientes.
¿De qué depende el uso de un radar?
El uso que se le dará al radar depende en gran medida de sus parámetros técnicos, los cuales condicionan qué ve según la naturaleza de los distintos blancos. Aquí debo agregar algo más. En primera instancia y en altísimo grado, ese uso del radar está determinado por su calibración. Según la calibración que mantenga el servicio técnico que se encargue de ella podemos definir tres usos: 1) Cuantitativo, 2) Semicuantitativo y 3) Cualitativo.
Remito al lector al epígrafe 9.1 del excelente libro Radar in Meteorology de mi amigo el profesor Frédéric Fabry de la Universidad McGill para una explicación más detallada sobre las necesidades de cada modo. En otro texto explicaré en detalle el tema de la calibración.
Lamentablemente, en Cuba usamos los radares solo en modo cualitativo; es decir, para generar imágenes que “adornan” las publicaciones meteorológicas y no se extrae información de estos datos.
El radar de Camagüey es la honrosa excepción por haber sido usado en modo cuantitativo durante los experimentos de modificación artificial de las precipitaciones; fuera de eso yo creo que se ha mantenido en un modo semicuantitativo… más bien por inercia que por intención y no creo que actualmente estén haciendo ningún tipo de calibración.
Así pues, entremos de lleno en el “pollo del arroz con pollo”, o sea, “vayamos al grano como diría el dermatólogo” y sin más preámbulos hablemos de las aplicaciones.
Aplicaciones hidrológicas
Las aplicaciones hidrológicas se basan en proporcionar estimados de los acumulados de precipitación (en mm) para una cuenca o para toda el área de cobertura del radar. Se hacen acumulados de 1 y 3 horas para monitoreo y pronóstico inmediato de posibles inundaciones repentinas.
También se elaboran acumulados de más largo plazo (6, 12 y 24 horas) para estudios climatológicos y monitoreo del estado de las presas y los ríos con fines de manejo del agua.
Los acumulados (o su ausencia) permiten monitorear el estado de la sequía en un área específica. Generalmente, los estimados de precipitación instantánea (en mm/h) no son de utilidad hidrológica en la práctica.
La aplicación hidrológica del radar requiere que las observaciones se repitan en intervalos no mayores que cada cinco minutos. Las observaciones se componen de 1-4 revoluciones acimutales de la antena, con frecuencias de rotación de la antena bajas (no más 3 r.p.m.) para lograr la mayor precisión de los estimados. De todas las aplicaciones del radar esta es la que tiene mayores requerimientos en cuanto a la calibración para minimizar las fluctuaciones de los parámetros tecnológicos del radar. Obviamente es una aplicación cuantitativa.
Para la aplicación hidrológica el procesamiento de la información es muy complejo pues debe garantizar la supresión de señales provenientes de objetos no meteorológicos (insectos, aves, edificaciones, vegetación, marejadas) y de aquellas provenientes de objetos de origen meteorológico, pero indeseables para los estimados de precipitación porque causan distorsión en los acumulados (banda brillante, granizo, hielo, nieve, graupel). También en el procesamiento se debe compensar por el efecto de bloqueo parcial o total del haz del radar.
La estimación de las precipitaciones se basa en el establecimiento de relaciones empíricas entre la Reflectividad medida por el radar (Z) y la intensidad de la precipitación (R), llamadas comúnmente relaciones Z-R. Estas relaciones dependen del tipo e intensidad de la precipitación, de los espectros de tamaños de gotas presentes en ella y tienen un carácter local y estacional. Existen toneladas de documentos sobre el tema desde la famosa publicación de Marshall y Palmer de 1948 hasta la actualidad.
Una muy buena ayuda a la estimación cuantitativa de las precipitaciones la vinieron a proporcionar los radares polarimétricos. La polarimetría permite resolver dos problemas. El primero es que la identificación de ecos de origen ajeno a la meteorología se facilita grandemente por el uso del clasificador de partículas. El clasificador también ayuda a discernir la presencia de hielo, granizo, nieve y banda brillante y aplicar las necesarias correcciones a los cálculos.
Por otra parte, la polarimetría aporta nuevas relaciones empíricas entre la precipitación (R), la Reflectividad Diferencial (ZDR) y el Coeficiente de Fase Diferencial Específico (KDP). Cuando se emplea otra longitud de onda que no sea de la banda S, la polarimetría ayuda a paliar los efectos de la atenuación propios de la banda (en cierta medida para la banda C, casi nada en la banda X).
Antes del advenimiento operativo de la polarimetría, los radares de doble longitud de onda, como los MRL-5 y ahora el RD-200SX (banda S y X) de Camagüey, permitían mejorar los estimados cuantitativos de las precipitaciones de la misma forma que lo hacen hoy los radares polarimétricos.
A diferencia de otras aplicaciones, para la hidrología el radar requiere calibración adicional contra grupos de pluviómetros convenientemente ubicados dentro de su área de cobertura. Lo mejor es disponer de pluviómetros con capacidad de transmisión automática para corregir en tiempo real. De la corrección se encargan los algoritmos de procesamiento que reciben y acomodan esta información en tiempo real.
Usar un radar exitosamente para una aplicación hidrológica es un reto mayor. En Cuba, el radar de Camagüey fue usado con fines de estimación de las precipitaciones para evaluar los efectos de la siembra de nubes en experimentos aleatorizados sobre nubes aisladas y clústeres de nubes durante más de una década (en dos tandas: 1982-1991 y 2004-2007).
Aplicaciones de alerta de tormentas
Las tormentas vienen en una gran variedad: algunas son ligeras y solo nos traen un poco de lluvia y vientos relativamente fuertes, pero otras vienen acompañadas de gran devastación. En muchos países esta es la aplicación principal para la que se compran los radares. Su desarrollo es casi tan viejo como la aplicación hidrológica del radar.
Desde el punto de vista operativo, los requerimientos de esta aplicación difieren radicalmente de los del uso hidrológico. Para esta aplicación es necesario rotar la antena lo más rápido que se pueda (6 r.p.m. o más) ejecutando 16-20 revoluciones acimutales, con elevación paulatina del ángulo vertical sobre el horizonte. En este caso se sacrifica la precisión de los estimados en aras de explorar lo más rápido posible la troposfera en el alcance del radar hasta 16-20 km de altura. Esta es una aplicación semicuantitativa.
El motivo de esta prisa es que las tormentas provienen de nubes cúmulo-nimbo de muy rápido desarrollo vertical. Desde el inicio hasta el fin de una tormenta apenas transcurre menos de una hora. Mi lector debe tener en cuenta que cuando logramos discernir la presencia de una tormenta es porque ya la nube se encuentra en un estadio avanzado de desarrollo. Existen técnicas para determinar en su fase inicial la convección por la aparición de líneas finas de baja Reflectividad en la línea de convergencia de los vientos.
El disponer de un radar con un canal de banda X como el RD-200SX supone una gran ventaja: la banda X ve primero que la banda C y que la banda S el surgimiento de ecos débiles como son las líneas finas. Además, nos permite observar las nubes cúmulo-nimbo en estadios desarrollo menos avanzados de la tormenta que lo que se puede observar con las bandas C y S.
Para la detección de vórtices giratorios es indispensable que el radar posea la cualidad Doppler. Sin embargo, eso no basta; a un operador humano la aparición de vórtices tornádicos o mesociclones puede pasarle inadvertida (yo miraba la pantalla del radar S-Pol; pero no lo vi; fue la Dra Tammy Weckwerth la que lo vio y me dijo –salgamos Orlando, para que veas un tornado cerca de nosotros, léalo aquí).
Para asegurarse que nada se escape en su estadio de surgimiento, el software de procesamiento empleado debe hacerlo automáticamente. Para eso, desde el año 2009, asimilamos en Cuba el software de procesamiento que usan los radares WSR-88D. Por otra parte, los tornados continúan siendo un reto para la Meteorología incluso en los países más avanzados. El tiempo que hay para avisar es muy corto, siempre menos de 15 minutos y aún peor, una vez avisado ¿qué se hace para protegerse?
Hay otro tipo de tormentas, las que generan vientos lineales; en estos casos la cualidad Doppler puede no ser satisfactoria y hay que guiarse por técnicas de detección de aeroavalanchas que son más complejas y no están contenidas en los algoritmos de detección, requieren por tanto de mucha experticia por parte del analista de radar.
El granizo es el otro tipo de tormenta que genera gran destrucción. El uso de clasificador de partículas polarimétrico es de gran ayuda; sin embargo, desde hace muchos años el granizo se detecta con radares convencionales, ni Doppler ni polarimétricos. Los algoritmos identifican los núcleos de granizo,
pero generan muchas falsas alarmas y esto es, generalmente, porque al software hay que suministrarle información actualizada diaria del sondeo aerológico sobre la altura de la isoterma de cero grados y otros índices. Solo así se puede confiar en estos algoritmos.
Los antiguos radares MRL-5, de doble longitud de onda (Banda X, 3 cm, polarizada verticalmente y Banda S, 10 cm, polarizada horizontalmente) fueron creados para la detección de focos de granizo en la región del Cáucaso Norte y ha sido aplicado con éxito en otras regiones del mundo. El radar RD-200SX conserva esta excelente cualidad.
A pesar de todos los avances, algorítmicos y tecnológicos y a pesar de los numerosos estudios que han permitido un mejor conocimiento de las tormentas, continúa siendo un gran reto poder determinar con exactitud y antelación cuál tormenta, de entre un grupo de ellas, traerá aparejado un fenómeno peligroso y cuál no.
LADETEC en su nueva suite LAMULA-ORPG y LAMULA-AWIPS (que permite visualizar datos de sensores satelitales, detectores de rayos, modelos de predicción numérica y claro, toda la información de radar) ofrece numerosas facilidades interactivas para la detección de tormentas severas.
Aplicaciones aeronáuticas
Las aplicaciones aeronáuticas vienen a ser como un caso específico de la detección de tormentas. Sin embargo, hay fenómenos que para la población y los sectores industriales o agrícolas no representan un grave problema, pero para la aviación pueden resultar fatales por el alto costo de la caída y destrucción de una aeronave con todo el daño económico y el sufrimiento humano que esto representa.
A mis lectores les puedo decir que hay un excelente libro sobre el uso del radar para la aviación, se llama Aviation weather surveillance system, de Pravas Mahapatra. Ahí está todo lo que hay que saber; es un verdadero compendio de todas las investigaciones fundacionales realizadas en este tema hasta 1999.
Con respecto al modo de operación, vale todo lo que dije para la aplicación con vistas a la detección de tormentas. Agrego, que el tiempo de exploración para esta aplicación es aún más crítico. En algunos lugares, en lugar de ejecutar revoluciones de antena completas exploran solo en un sector de interés (la pista del aeropuerto).
Los más graves problemas que enfrenta la aviación con los fenómenos meteorológicos están relacionados con las operaciones de despegue y aterrizaje. En Cuba aún es de triste recordación el terrible accidente del IL-62M, vuelo 9046, caído en el intento de despegue en Boyeros el domingo 3 de septiembre de 1989 sobre las 19:00 a causa de una cizalladura (o tal vez una aeroavalancha) sobre la pista, de la cual el capitán no tenía conocimiento (ni la torre), solo reporte de tormenta cercana (cielo cubierto a 7/8, altura de las nubes menos de 600 m, el último chequeo de los vientos arrojó 20-26 nudos, es decir 37-48 km/h, de los 90 grados, es decir, del este).
Este ha sido el peor accidente de aviación en Cuba, 126 muertos a bordo y 24 personas de la localidad y cuantiosos daños económicos. El aeropuerto se encontraba “bajo lo mínimo”; sin embargo, el intrépido y muy experimentado comandante Oliveros decidió despegar confiando en la potencia y maniobrabilidad de su aeronave y en su pericia, subestimando fatalmente el fenómeno (lea los detalles aquí).
Entre los fenómenos meteorológicos que originan mayor peligro en las operaciones de despegue y aterrizaje están:
- i) la cizalladura del viento en dirección longitudinal (en línea con la pista), que es culpable del 75 por ciento de los accidentes por cizalladura a baja altura,
- ii) las aeroavalanchas, que causan cizalladura en la vertical y son culpables de más del 20 por ciento de los accidentes fatales,
- iii) la cizalladura transversal a la pista, que curiosamente es culpable de menos del 2 por ciento de los accidentes fatales, porque los pilotos están entrenados para ejecutar maniobras de aterrizaje en casos de vientos cruzados súbitos (porque si los vientos cruzados son sostenidos el controlador le proporciona al piloto una pista transversal a la principal);
- iv) la lluvia intensa (por el problema de la densidad acuosa del aire que dificulta la absorción de aire a los motores y causa, por tanto, la pérdida de potencia; por el hecho de mojar la pista y hacer que el avión resbale y no frene; porque disminuye la visibilidad a baja altura);
- v) el granizo. Existen otros fenómenos como los vórtices de estela (generados por grandes aeronaves), el engelamiento de las alas y las descargas eléctricas que también originan problemas
Cuando se habla de aplicaciones aeronáuticas del radar es necesario tener en cuenta que no es cualquier radar el que puede cumplir con esta aplicación para un aeropuerto determinado ni puede estar ubicado en cualquier parte. La Administración Federal de la Aviación de los Estados Unidos (FAA por sus siglas en inglés) tiene bien establecidas las exigencias a la vigilancia meteorológica por radar en las cercanías, en la zona de aproximación y en la ruta de navegación.
Para el servicio de vigilancia meteorológica por radar para el aeropuerto internacional José Martí de Rancho Boyeros se han barajado muy diferentes opciones:
- i) restablecer con modernización radical el viejo radar MRL-2 (convertirlo a Doppler y Polarimétrico),
- ii) comprar un nuevo radar moderno, por supuesto, Doppler y Polarimétrico,
- iii) usar el radar RD-100S, Doppler, de Casa Blanca,
- iv) fabricar en Cuba un radar Doppler y Polarimétrico de bajo costo,
- v) una combinación de las anteriores.
Con respecto a la ubicación de un posible nuevo radar se ha barajado:
- i) la propia ubicación en el edificio del aeropuerto,
- ii) una ubicación en las facilidades del aeropuerto en Menocal,
- iii) en el techo de la estación meteorológica de la ZED Mariel,
- iv) en la Loma de Casa Blanca.
En general puedo resumir las exigencias de la FAA para el servicio del radar:
- 1) Entre el radar y la pista no puede haber atenuación que pueda ocultar la presencia de una aeroavalancha sobre esta, aun cuando haya ecos potentes por el medio en la traza entre el radar y la pista (esto nos obliga al uso de la banda S, o a una combinación de dos radares, uno banda X y uno banda S).
- 2) La ubicación óptima de un radar es aquella en que el eje óptico de la antena esté formando un ángulo de 0° con el eje longitudinal de la pista. Es decir, el eje de la pista y la recta que une al radar con el centro del aeropuerto están colineales. Hasta 30° puede ser aceptable.
- 3) La posición óptima de un radar para dar servicio a un aeropuerto es a 10 millas náuticas del centro de la pista (18.5 km); de 8 a 12.4 millas náuticas (15 a 23 km) se considera aceptable. Un radar en la misma pista no es una buena opción a menos que se complemente con otro radar por la zona muerta en el área cercana. Un radar con transmisor de estado sólido es INACEPTABLE, por más que los fabricantes los pinten muy buenos, porque tiene una zona muerta excesivamente larga.
- 4) La resolución del radar debe ser no peor que 365 metros sobre la pista.
- 5) No debe haber obstrucción del haz del radar entre este y la pista; tampoco la señal debe estar contaminada de ecos fijos en la traza entre el radar y la pista.
- 6) El haz del radar debe pasar a baja altura (no más de 62 metros) sobre la pista.
En la medida en que se aumentan los índices de explotación del aeropuerto las necesidades de un servicio de vigilancia por radar, crecen exponencialmente. Hasta ahora el aeropuerto de Rancho Boyeros no tiene un uso intensivo, puede darse el lujo de interrumpir las operaciones por la sospecha de que un fenómeno meteorológico pueda ser peligroso y desviar el tráfico a otro aeropuerto que tampoco suele estar muy ocupado; pero cuando la explotación aumenta hay que refinar los pronósticos e interrumpir solamente cuando es imprescindible.
Esto solo se logra con un pronóstico muy acertado y este, a su vez, con los medios técnicos indispensables, de los cuales, sin lugar a dudas, el rey es el radar Doppler. Se usan también ceilómetros (nefobasímetros), lidares, redes de anemómetros en mástiles distribuidos por la pista (6 o más) y otros. La información satelital no aporta ningún beneficio decisivo para este tipo de pronósticos.
En LADETEC brindamos un estudio de todas las posibilidades para garantizar el servicio de vigilancia meteorológica por radar para los principales aeropuertos de Cuba. En este estudio se analizan las ventajas y desventajas de cada una de las variantes, así como el cumplimiento de los requisitos de la FAA en cada caso. Incluimos nuestras recomendaciones y ofertas y lo acompañamos de un estudio de factibilidad. Ofrecemos también cursos de entrenamientos de uso del radar para el servicio a la aviación. Tengan en cuenta que en LADETEC, hemos fabricado y montado numerosos radares; estamos entre los únicos (menos de 10) colectivos del mundo que pueden hacerlo y, a diferencia de otros, lo hacemos por menos de un tercio del precio que cobran otros.
Aplicaciones agropecuarias
La aplicación del radar para la agricultura y la ganadería viene siendo una aplicación hidrológica de uso específico y localizado sobre las áreas de cultivo o de pastoreo que puedan resultar de interés. Sin embargo, esta aplicación no es tan demandante en cuanto a calibración del radar y puede catalogarse como semicuantitativa.
El uso del radar para la agricultura y la ganadería tiene también tradición en el mundo. Ahora, con los conceptos de agricultura de precisión, el dato del radar viene como anillo al dedo. Hoy en día, la información de radar se monta sobre sistemas de información geográfica junto a otras muchas informaciones de interés para los agricultores y ganaderos y les permite monitorear parcela por parcela incluso desde su teléfono móvil.
La idea de monitorear el agua caída sobre un cultivo o un área de pastoreo determinado permite el empleo eficiente del riego y garantiza un ahorro considerable del recurso hídrico. También es importante conocer la cantidad de agua caída para la toma de decisiones sobre el uso de la maquinaria y no someterla innecesariamente a parcelas inundadas, de la misma forma que este conocimiento permite mover de forma inteligente el pastoreo del ganado.
Durante los años 90 el radar de Camagüey estuvo brindándole servicios de monitoreo de la lluvia a las zonas cañeras de los CAI del MINAZ en la provincia. Recientemente, hace menos de 3 años, el Centro de Radares comenzó a trabajar en un proyecto de Geocuba para implementar agricultura de precisión con el radar de Camagüey, pero no se materializó.
Si alguien desea conocer algo más sobre este tema puede escuchar el podcast de una entrevista que me hizo una reportera del periódico Adelante de Camagüey.
En LADETEC estamos a disposición de ofrecer nuestros servicios para facilitar la aplicación del radar a la agricultura y a la ganadería.
Aplicaciones para huracanes
Esta es la aplicación insignia de los radares en Cuba. Los tres radares japoneses RC-32B entraron por un proyecto PNUD-OMM en 1973 (junto a otros seis más en el Caribe) para la protección contra huracanes.
En la primera mitad de los 80, el Laboratorio Conjunto Soviético Cubano donó los radares soviéticos MRL-5 de Camagüey (1981) y de Casa Blanca (1986) para los fines de estimación de las precipitaciones, con vistas a los experimentos de influencia activa para el incremento de las precipitaciones.
Desde 1980 Cuba había comprado dos radares MRL-5 más, también con fines de protección contra huracanes. Llegaron estos en 1982, pero las edificaciones no estuvieron listas hasta 1987 (Pilón) y 1989 (Pico San Juan). Así pues, cinco de ellos se ubicaron con una concepción netamente ciclonera.
En el año 2005 entró el octavo radar, un moderno Doppler METEOR 1500S alemán, ubicado en Holguín para el servicio a la Campaña de Lluvias Provocadas. Los de Casa Blanca y Holguín miran preferentemente al norte, los de Punta del Este, La Bajada, Pico San Juan, Pilón y Gran Piedra miran preferentemente al sur. El de Camagüey está en el centro y mira por igual al norte y al sur. Sin importar hacia donde miran, los ocho radares han brindado un excelente servicio a nuestro país en la protección contra los huracanes; las palmas para los radares de Gran Piedra y Pico San Juan por su posición privilegiada gracias a la altura.
Aunque siempre es preferible que los radares estén calibrados de modo que permitan una aplicación al menos semicuantitativa, lo cierto es que, para esta aplicación, aun estando descalibrados, brindando un servicio meramente cualitativo, dan una información muy valiosa. Incluso cuando la antena pierde el mando en uno de los dos ejes (en cuyo caso dejamos funcionando solamente el giro horizontal a un ángulo fijo, como están en este momento los radares de Punta del Este y Pico San Juan), aún así captan el 70-80 por ciento de la información que puede extraer un radar en caso de ciclones tropicales. No obstante, recalco, que, para obtener toda la información útil, el radar debe estar bien calibrado y poseer la cualidad Doppler (lea por qué).
Veamos cuál es la información que pueden brindar los radares cuando un huracán se adentra en su área de cobertura (500 km de radio alrededor del radar, para los radares cubanos):
- 1) Posición del ojo, en latitud y longitud, en acimut y distancia y en distancia desde el ojo hasta un par de accidentes geográficos, cuya posición sea universalmente conocida.
- 2) Diámetro del ojo y diámetro de la nubosidad asociada a todo el huracán.
- 3) Altura de las nubes en la pared del ojo y en las bandas espirales.
- 4) Ubicación de las zonas de precipitaciones e intensidad máxima de la precipitación en las bandas espirales (nombrando las localidades azotadas).
- 5) Acumulados de precipitaciones (ultimas 1 y 3 horas, deslizantes, quiere decir que estos acumulados se actualizan cada 10 minutos).
- 6) Dirección y velocidad de desplazamiento, así como distancia recorrida (en la última hora y en las últimas tres horas). Si disponemos de un radar Doppler agregamos:
- 7) Velocidades medidas en las bandas.
- 8) Turbulencias medidas en las bandas y en la pared del ojo.
- 9) Presencia de celdas convectivas embebidas en la nubosidad estratiforme del ciclón.
- 10) Marcas de mesociclones y tornados que indican circulación local que puede ocasionar daños adicionales (lea más aquí).
El grupo de Meteorología de Radar, que comanda el experimentado Rafael Valdés Alberto, tiene muy bien pulimentada la metodología para obtener la información que expuse. Cuando el Centro de Pronósticos pone los horarios en que comenzará a emitir sus Boletines de Ciclón Tropical, el grupo de Rafael comienza a emitir cada tres horas sus Boletines de Ciclón por Radar, que anteceden a aquellos en media hora. Intercalados, en las dos horas que no se hacen los boletines trihorarios, el grupo de Meteorología de Radar emite boletines horarios simplificados actualizando la posición del ojo del huracán. Para mi gran asombro, el Centro de Pronósticos pone una persona que llama por teléfono a cada radar pidiendo las coordenadas del ojo del huracán obtenidas por cada operador.
Los huracanes son la “fiesta” mayor para la Meteorología; en ella participa el personal del Instituto de Meteorología y también numerosos aficionados, algunos muy profesionales. En los radares, en la actualidad, hay algunos observadores muy experimentados que saben hacer muy bien el trabajo; otros cumplen el rol de cuidadores del radar; pero para dar las coordenadas del ojo todos participan con igual entusiasmo y muy dispares resultados. El criterio de la verdad es la posición que informa en sus boletines el Centro Nacional de Huracanes (CNH) de los Estados Unidos, que dispone, además, de las informaciones de los aviones caza huracanes. En Cuba hacemos muy buen trabajo con los huracanes, no me crean a mí, pregúntenle al Dr. Lixion Ávila, ya jubilado, pero por muchos años especialista principal en el CNH. Rafael se enorgullece que los boletines del grupo de Meteorología de Radar se emiten con antelación a los del CNH y sus posiciones (del ojo) coinciden.
Aparte de la “emulación” por emitir posiciones del ojo del huracán que sean refrendas por el CNH, el otro gran tema de emulación es: “el huracán tocó tierra a tal hora por tal punto” ¡Madre mía! Ni que el huracán fuera un punto y no una masa enorme acompañada de vientos fuertes, marea de tormenta (surgencia) y lluvias fuertes, que puede incluir tornados embebidos. El huracán Irma “tocó tierra” por cayo Romano, pero hacía horas venía moliendo toda la costa norte de Camagüey causando gran destrucción sin que el ojo hubiera tocado tierra cubana. Nada, es la idiosincrasia del cubano. Luego viene la otra emulación “el huracán salió por…”.
Mientras LADETEC estuvo en el Instituto de Meteorología, desarrolló y perfeccionó no solo la parte tecnológica de los radares, sino que elaboró la metodología de operación de estos en los huracanes, la metodología de análisis de la información y la metodología de elaboración de los boletines para la divulgación de esa información. Es parte del legado, pero creo que, en realidad, le dan poco uso. No es algo que yo pueda modificar ya; le toca a Rafael “guapear” para imponerlo, solo me toca desearle éxitos.
Hubo cosas que se me quedaron sin hacer y LADETEC no se ha detenido en ese empeño, ahora ya como empresa privada. En la nueva herramienta de visualización de la información procesada LAMULA-WebViewer traté de cumplir con un anhelo de la siempre bien recordada Dra. Maritza Ballester, la maga de los modelos de pronósticos de huracanes en Cuba. Ella me pidió que incorporáramos al software interactivo en la web, las espirales logarítmicas (que normalmente son unas planchetas de acrílico que los operadores superponen a las imágenes de radar en la pantalla de la computadora para la determinación de la posición del ojo), y de paso cumplo con el pedido del Dr. Lixion Ávila (del Centro Nacional de Huracanes) de que se muestren las coordenadas de latitud y longitud del ojo en la web, también como herramienta interactiva. Estimados decisores, ustedes sabrán si les hace falta o no nuestra herramienta, siempre habrá clientes para ella en este ancho mundo.
Aplicaciones para el transporte terrestre y los puertos
Sin entrar en materia de pronósticos, el diagnóstico de la presencia de precipitaciones sostenidas o eventuales tormentas que realiza el radar puede significar un pronóstico para quien se mueve en dirección al fenómeno y se le avisa de su próximo encuentro con él.
En los años 90 implementamos con el radar de Camagüey un sistema de avisos a la Empresa de Ómnibus Nacionales y a la Empresa de Carga por Camiones. Se mapearon las principales carreteras y se dividieron en tramos según la conveniencia de los usuarios. Desde el radar se les avisaba vía telefónica sobre la existencia de precipitaciones o tormentas en el tramo de carretera indicado. Las empresas lo recibían y lo anotaban en pizarras en sus puntos de control, de modo que los choferes pudieran estar apercibidos si viajaban en dirección a estas zonas afectadas. Algo tan primitivo tenía un efecto muy positivo para los usuarios. Los choferes de carga podían cubrir su carga o esperar en caso de que esta pudiera afectarse con la lluvia. Ya al sistema del VESTA|Process se le mapearon todas las carreteras de la provincia de Camagüey, así como las vías férreas.
También, en los años 90 se implementó un sistema de avisos al puerto de La Habana y al de Nuevitas. En este caso el servicio consistía en avisar a estos usuarios con 15 minutos de antelación, de modo que si se estaba efectuando una descarga de productos sensibles a la lluvia pudieran iniciar el cierre de las bodegas del barco a tiempo. Lo normal es que el personal del puerto cerraba la bodega si a criterio de ellos podía sorprenderlos la lluvia. Como podrá imaginar el lector, esto traía aparejadas numerosas falsas alarmas y el aumento innecesario de la estadía de los barcos. Recuerdo que, a pesar de lo rústico de las computadoras de la época, al Sistema HERMES se le implementaron facilidades para este procedimiento. Posteriormente, al sistema VESTA|Process, ya en computadoras mucho más avanzadas, se le pusieron grandes facilidades para ejecutar esta tarea.
En el sistema VESTA|ORPG de conjunto con VESTA|WebView2 estas tareas de geolocalización son aún más fáciles pues la información de radar se monta sobre un Open Street Map. En LAMULA-WebViewer se ha simplificado lo de cargar nuevas bases de datos para el mapa de fondo, cosa que resulta muy engorrosa en VESTA|WebView2. Realmente, no logro comprender por qué no están todos los radares brindando estos servicios a todas las empresas de transporte y todos los puertos de Cuba. Es un desperdicio absoluto.
Aplicaciones para la detección de blancos no meteorológicos
Los radares meteorológicos son capaces de captar no solo blancos meteorológicos. Además pueden captar objetos biológicos: el paso de aves migratorias, bandadas de insectos, entre otros. Y también pueden captar otras partículas sólidas: humo de los incendios forestales, cenizas volcánicas, y los penachos de polución.
A finales de los 80, con el radar de Casa Blanca sin automatizar se estableció un servicio de detección del paso de aves migratorias para un proyecto de estudios ornitológicos. En el año 2006 estuvimos sosteniendo conversaciones con BIOECO para establecer un servicio de monitoreo de aves migratorias en la zona de Santiago de Cuba, pero nunca se materializó.
Un poco como hobby, los operadores más viejos del radar de Camagüey: Pedro Pérez Picón, Eduardo Acosta y Rafael Valdés han captado en numerosas ocasiones los incendios forestales en el área de cobertura del radar de Camagüey, y los han avisado. No creo que se haya establecido como un servicio a pesar de que ha habido conversaciones con los guardabosques.
De la misma forma, en algunas ocasiones se ha detectado el penacho de contaminación sobre la zona industrial de Nuevitas.
Todos los radares cubanos están en capacidad de detectar aves, insectos, cenizas de incendios y penachos de contaminación. No hacerlo es un desperdicio de sus capaacidades.
Exhortación
En reuniones, talleres, simposios y congresos hablamos mucho de la transformación digital, de la Internet de las Cosas y de la Automatización Industrial, la prensa se hace eco de esto y son muy abundantes las publicaciones sobre estos temas, pero lamentablemente no se aprovechan las capacidades.
En mi opinión esta es una tarea que requiere transversalidad. A lo largo de este artículo he mencionado a numerosos organismos: Recursos Hidráulicos, Agricultura, Ganadería, Transporte (Aviación), Industrias, Medio Ambiente, Guardabosques…y otros muchos posibles involucrados. Coordinar todas esas acciones es una tarea que desborda al Instituto de Meteorología e incluso al CITMA.
Yo llamo a la reflexión. Tenemos ocho radares (entre las 10 mejores coberturas del mundo). Los mantenemos funcionando y los modernizamos a un costo que se lleva la mayor parte del presupuesto de la Meteorología (probablemente de todo el CITMA), aunque este costo es ridículamente pequeño con lo que dedican otros países a estos fines. Estos equipos funcionan 24 horas, 7 días a la semana, 365 días al año. Gastan energía eléctrica, combustible, se paga una cifra de salario alta porque laboran más de 100 personas en todo el sistema de vigilancia meteorológica por radar, y una cifra envidiable en piezas de repuesto en divisas.
Hicimos una gran inversión en el know-how de modernización que nos llevó a estar entre las siete únicas instituciones del mundo que pueden fabricar su propio radar. Fabricamos tres radares Doppler, inspiración del Comandante en Jefe, pero ninguno de los tres entrega productos Doppler. El costo de cada uno no sobrepasó los 400 mil USD, cuando estos radares valen entre 3 y 6 millones y demandan un 10% de ese valor de mantenimiento anual.
Por otra parte, estos radares están completamente automatizados e informatizados. El dato que obtienen está en manos del mundo entero en cuestión de segundos…sin embargo, le sacamos muy poco provecho comparado con todos los beneficios que podrían sacársele SIN COSTO ADICIONAL alguno; ya toda la información que necesitan todos los organismos que mencioné está obteniéndose y no la usamos. Estamos desperdiciando un recurso muy importante.
Los decisores de alto nivel tienen la última palabra. Yo me quedo como viví:
https://meteoradares.wordpress.com/2022/07/26/confiteor-ego-sum-deficiendi-mea-culpa