La transformación del Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación (SCTI) de Cuba fue el contenido de un intercambio entre el Dr.C Eduardo Martínez, titular del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) y miembros de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC) de todo el país, conectados por sistema de videoconferencia.
La eliminación de la carga burocrática en la ejecución de proyectos es de las decisiones más urgentes en las cuales ha trabajado el CITMA en las últimas semanas. Se informó que hay una propuesta para reducir la cantidad de informes de resultados, que no del rigor en su evaluación, y que los proyectos pasarán a tener anticipos en materia de financiamiento de entre un 60 o 70 por ciento (hoy es del 20%). Esta iniciativa implica necesariamente una mayor responsabilidad para los líderes de los proyectos, entidades ejecutoras y órganos consultivos.
La mayoría de los académicos estuvieron de acuerdo en la necesidad de adelgazar la carga burocrática de la gestión de los proyectos, pero también advirtieron sobre compatibilizar la idea con las demandas de los procesos de auditoría y otros que se establecen para el caso de la colaboración internacional.
Al respecto, el Dr.C. Luis Montero llamó a distinguir la diferencia entre los modos de actuación y obtención de resultados de las diferentes ciencias y entender los adelantos en los financiamientos de los proyectos como una inversión y no solo desde el componente del pago salarial.
Ingresos en divisas, energía y producción de alimentos: las urgencias
El ministro del CITMA comentó la urgencia de que los proyectos, en las actuales circunstancias del país estén orientados a resolver los problemas cruciales y que, desde su diseño, definan potenciales fuentes de financiamiento, la colaboración internacional, quién produce, quién aplica.
Igualmente, dijo, de la cartera de alrededor de 6500 proyectos hay que determinar cuáles son los prioritarios. “Hay problemas que tenemos y no tienen ningún proyecto”.
El Dr.C. Eduardo Martínez compartió con los académicos la propuesta del CITMA de considerar como prioridad del Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación el incremento de los ingresos de divisas al país. Eso significa favorecer proyectos encaminados a crear nuevos productos o servicios exportables, a hacerlos más competitivos o a ganar más mercados.
Puso los ejemplos de la industria del níquel, necesitada de nuevas tecnologías para acercarse a su potencial exportador, y de la turística, que también demanda ciencia para concebir una oferta diversificada que posibilite el aumento del gasto por parte de quienes visitan el país.
Las otras dos prioridades del SCTI serían la generación de energía y la producción de alimentos. No obstante, señaló, hay temas que son transversales, como la transformación digital.
Además, se refirió a la necesidad de establecer mecanismos efectivos que protejan los resultados de la ciencia, que sean patentados antes de ser publicados, y de desengavetar todo resultado que se pueda aplicar. Para ello, recalcó, es esencial conocer que existen y dónde están.
Sobre la medición de esos resultados, explicó que, más allá del índice de innovación, en el cual se está trabajando desde el Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, se trata de que el país pueda disponer de más productos, que se introduzcan tecnologías para aumentar la productividad, que existan patentes y publicaciones. “Si no se crean productos, no se introducen tecnologías, no hay patentes, ni publicaciones, lo que quedan son palabras”, recalcó el ministro.
Las empresas, agregó, tienen que tener una cartera de proyectos que les permitan tener más productos y exportar más; introducir tecnologías para desminuir los costos y ser más eficientes y competitivos dentro y fuera de Cuba. “Entonces, hemos pensado en crear grupos de expertos entre los académicos, profesores académicos, que apadrinen a esas empresas, instituciones u organismos del Estado”.
Por su parte, el Dr.C. Carlos Rodríguez, vicepresidente de la ACC hizo referencia a la experiencia de la Universidad de La Habana para medir la madurez tecnológica de los proyectos. “Es necesario dotar al sistema de programas y proyectos de instrumentos que pueda manejar el investigador, para autoevaluarse y evaluar el proyecto”, sugirió.
Sobre la diferencia entre establecer prioridades y hacer luego que los financiamientos respondan a ellas habló el Dr.C. Agustín Lage. Desde su punto de vista, el tema del financiamiento tiene tres dimensiones: el volumen, la capacidad de compra en el exterior y cómo se decide, cómo se discute, con qué transparencia.
Opinó el académico que si la ciencia y la tecnología son de las prioridades del país, lo que el país invierte en ella tiene que ser un indicador y tiene que discutirse en los planes. “Uno de los problemas que tenemos con esto es que no lo medimos. Ese tema en un determinado momento desapareció de los enfoques de la Asamblea Nacional. ¿Y cómo vamos a entrarle si no lo podemos medir? (…) Cuando se acaba el año sabemos cuánto fue, pero no hay ningún espacio de cuánto vamos a invertir”.
Con respecto al asunto del componente en divisa de los proyectos, el Dr. Lage dijo que este no era un problema solo cubano, sino de los países chiquitos. “Los insumos de la ciencia en los países pequeños no se contratan en las producciones nacionales. Lo que pasa que este país pequeño tiene el problema adicional de que la moneda nacional no es convertible”.
En el contexto de la transformación del Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación de Cuba, Agustín Lage llamó a no dejar de mirar el sistema empresarial, ya que no es posible para un sector empresarial chiquito financiar un sistema presupuestado enorme. Recomendó crear empresas estatales a partir de grupos científicos que tengan la capacidad de cerrar ciclos y hacer negocios y recordó la experiencia exitosa aplicada por Fidel en el sector de la biotecnología.
Ciencias sociales y humanidades
La Dra.C. María Isabel Domínguez, de la sección de Ciencias Sociales y Humanidades, llamó a reflexionar sobre aplicar procedimientos que están pensados para ciencias aplicadas, que tienen un resultado tangible en un tiempo determinado, a la producción de las ciencias sociales, cuyos resultados no siempre son tangibles y no siempre se alcanzan en el periodo de duración de un proyecto, sino mucho tiempo después. No se puede forzar esto a que se cumplan ciertos requisitos burocráticos, pues se puede perder la esencia de la producción de conocimiento en estas áreas.
En sintonía con este enfoque, el Dr.C. Antonio Aja, compartió su insatisfacción por el lugar que ocupan las ciencias sociales y las humanidades, especialmente vistas desde la perspectiva de población. “Tenemos serios problemas de población, como es el decrecimiento, visto además por territorios, y no veo una visión de este asunto”.
El director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana propuso una sesión particular de la ACC para las ciencias sociales y humanidades en su sentido más amplio, con el propósito de abordar problemáticas urgentes, como pueden ser la fecundidad adolescente o el tema educacional. Recordó Aja que de debates semejantes de la Academia de Ciencias nació la actual política de atención a la dinámica demográfica.
En cómo retener a la fuerza científica nacional y acelerar los procesos formativos de los jóvenes ante el hecho de que en los centros científicos hay dos generaciones ausentes se enfocó la intervención de la Dra.C. Sonia Resik, del IPK. Por su parte, el Dr.C. Manuel Iturralde-Vinent remarcó que es imprescindible dar apoyo a la divulgación de los resultados científicos, y destacó las potencialidades que brinda para ello la Red cubana de la ciencia,
Para finalizar, el Dr.C José Luis Rodríguez compartió un balance general de la situación económica del país, el acceso a las fuentes de divisas y el consumo calórico de la población. Recalcó que en la economía importan las prioridades, pero también la secuencia y la integralidad y recordó el efecto tóxico que representa la inflación para todas las empresas del país.
También mencionó la pugna de ideas que se da hoy en la esfera de la economía, donde en algunos casos se pregona que hay que liquidar la planificación y soltar todo al mercado. “Eso no resuelve ningún problema; estaríamos acabando con toda la obra social de la Revolución”.
Deberían hacer este tipo de discusión directamente con los científicos más allá de los miembros de la Academia
Los análisis muy bien. Pero hay que ver el tema de la macro política económica. Sin financiamiento externo, nos consumimos a pesar de innovaciones posibles. Hay que acabar de discutir cuál va a ser el modelo de país socialista multiactoral, con énfasis solidario y participativo, en el que encajen las diversas formas de propiedad. Quizás necesitemos más propiedad mixta estatal-multiactoral. El país tiene activos físicos de respaldo a inversiones extranjeras, aún inexplorados o sujetos a condiciones de pensamiento antidolubianas.