Cierta vez, una persona que ocupaba un puesto muy alto vino a visitarnos. Obviamente acababa de pasar un curso sobre técnicas de dirección, quería alardear sobre ellas, y dijo enfáticamente: ¡lo que hay es que hacer es “transversar”! A todas luces esto era un disparate, lingüístico en primera instancia, pues semejante verbo no existe en el idioma español; además, hablábamos de un problema que no requería de un enfoque transversal y ni siquiera multidisciplinario, era simplemente un problema muy bien enmarcado dentro del objeto social de nuestra entidad y de nuestro equipo en particular, no necesitábamos la ayuda de nadie más para resolverlo, como en efecto, lo hicimos. Si mi infatigable y bondadoso lector quisiera conocer mi opinión sobre los métodos transversales, pues siga leyendo.
Hablando de forma simplista, el método transversal se emplea, generalmente, en los gobiernos a diferentes instancias cuando el problema en cuestión no constituye “objeto social” (como decimos en Cuba) de ninguna de las dependencias de los OACE (Organismos de la Administración Central del Estado, para el que no esté familiarizado con el término) que confluyen en el lugar. Para resolverlo se crean grupos de especialistas que laboran en diferentes instituciones y que, aprovechando las experticias de cada uno, y bajo una autoridad que está por encima de todos los participantes, se logra la solución, la cual no entra dentro de los planes y objetivos de ninguna de las instituciones en particular.
No se trata de un enfoque multidisciplinario en los que se requiere el conocimiento de varias especialidades para lograr un resultado. En el método transversal lo que se busca es aprovechar las capacidades de varias instituciones, puestas en función de resolver un problema que no es competencia de ninguna de ellas en específico.
El personal participante puede ser de una misma especialidad o de diversas especialidades. Algunas veces el enfoque multidisciplinario puede coincidir con el método transversal o puede no tener nada que ver con este. La vida me deparó ser testigo y participante de situaciones extraordinarias y deseo contar, al que lo quiera leer, sobre algunas de ellas, que yo considero que son pequeñas joyas de ejecución de métodos transversales de dirección.
El Grupo de Apoyo
Comenzaré por el caso más notorio que fue el encargo de Fidel del diseño y fabricación del prototipo de Radar Meteorológico Cubano Doppler. Esta tarea dio entrada al Instituto de Meteorología al Programa de Batalla de Ideas. En otro texto describiré en detalle en qué consistió para la Meteorología.
El caso es que unos días después del paso del huracán Iván y de la Mesa Redonda Informativa en que surgió la iniciativa me vi en una reunión en Casablanca con un representante del Equipo de Coordinación y Apoyo al Comandante en Jefe, al que todos llamábamos simplemente “el muchacho del Grupo de Apoyo”, explicando por qué necesitábamos un radar Doppler.
He leído a muchas personas criticando la existencia de este grupo alegando que ellos suplantaban las funciones de los OACE. Respeto el criterio de cada quien, pero el mío es que esto era ni más ni menos que una brillante aplicación del método de dirección transversal. Ni el Instituto de Meteorología ni el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) disponían de una infraestructura para fabricar un radar Doppler ni eso estaba entre sus funciones.
Esta tarea, que habríamos de ejecutar en LADETEC, tampoco era “objeto social”, o “contenido de trabajo” u objetivo o plan de ninguna institución en Cuba. Obviamente, nosotros, como grupo, tampoco disponíamos de los recursos ni la infraestructura, ni los enlaces, ni las coordinaciones necesarias para un trabajo de esta envergadura. Nosotros simplemente sabíamos cómo hacer un radar Doppler moderno y sabíamos que podríamos hacerlo a un costo irrisorio comparado con el precio de venta de un radar moderno.
Yo suelo ser muy crítico con todo, generalmente me pongo muy exquisito y llego a ponerme criticón en exceso. Cuando dije “una brillante ejecución” no lo hago con el ánimo de adular, porque no suelo adular a nadie (más bien peco por todo lo contrario), especialmente a quien no lo merezca y también porque… ya no queda nadie relacionado con esto a quien adular.
Realmente a mí los métodos de trabajo y la organización que desarrollaba el grupo de apoyo en el cumplimiento de una tarea eran ejemplares. A nosotros nos tocó René Hidalgo Font. En general, todos eran jóvenes talentos, habían sido seleccionados entre los mejores graduados universitarios de diversas especialidades. Muy cultos, muy imbuidos del método científico, muy bien entrenados en los métodos de dirección de Fidel. Preguntaban todo, qué, por qué, para qué, cuándo, a quién contactar, quién es el responsable, qué otras opciones hay, quiénes son los líderes en el mundo…todo había que argumentarlo muy bien y uno tenía que ir bien preparado a dar fundamentaciones convincentes de por qué así y no de otra forma.
Ellos no se limitaban a la tarea específica, sino que lo miraban todo en el contexto. La tarea era fabricar el radar Doppler; pero los radares y la Meteorología en general recibieron un impulso indescriptible, fue una oxigenación, una revitalización y esa era una característica del Programa de Batalla de Ideas.
Nos reuníamos en una casa de la Unión de Jóvenes Comunistas frente a PABEXPO, TODAS LAS SEMANAS. Participaban especialistas de muy diversas instituciones: COPEXTEL (el vicepresidente y representantes de muchas de sus divisiones); la empresa especializada en la importación, exportación y distribución de suministros para la Ciencia, la Tecnología y el MedioAmbiente (EMIDICT); el Ministerio de las Fuerzas Armadas, en las personas de los doctores Nelson Chávez-Ferry y Ruperto Rodríguez, eminentes profesores del Instituto Técnico Militar y expertos de radar, que actuaban como contraparte y hacían la oposición técnica a cada solicitud nuestra.
Eventualmente, participaban otros muchos especialistas de diversos organismos. Cada solicitud nuestra se analizaba en detalle, los expertos comerciales buscaban sus vías, pues mi culto lector debe comprender que todo lo relacionado con la técnica de radar es especial y ferozmente sujeto a persecución por el bloqueo.
No, el Equipo de Coordinación y Apoyo no actuaba como un poder supremo. Estos muchachos eran los ojos, las manos y el corazón de Fidel multiplicando el alcance de su acción. Por supuesto, tenían el respeto y la aceptación tácita de todo el mundo. Cuando ellos hablaban era la voz de Fidel, pero ellos mismos eran muy modestos y respetuosos con la autoridad de ministros y demás funcionarios en el cumplimiento de las funciones estatales a ellos asignadas. Estos muchachos no cruzaban esa línea, no transgredían, aunque coordinaban con mano firme las acciones entre muy disímiles instituciones para lograr el objetivo.
El radar Doppler no estuvo listo hasta el 2012; sin embargo, al calor de estas acciones del grupo de apoyo se logró finalizar la automatización de los radares de La Bajada, Pilón y Gran Piedra y la maqueta montada en el de Camagüey en 1997 como “prueba de concepto”, luego de ocho años, fue sustituida por el prototipo industrial que se montó en los otros seis radares y el mantenimiento y remodelación constructiva en casi todos los radares. Con la enfermedad de Fidel en el 2006 y el cese de sus funciones como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, el grupo de apoyo se disolvió.
Fernando y Acevedo
El Dr. Fernando González Bermúdez, entonces ministro en funciones del CITMA, organizó el Frente Hidrometeorológico que se reunía periódicamente y allí también se discutían los avances de esta tarea (entre otras) en un escenario diferente, también con representantes de diversas instituciones y la dirección del Ministerio y del Instituto de Meteorología, también aplicando el método transversal.
En estas reuniones también participaba el representante del Grupo de Apoyo. Un gran acierto de Fernando fue convocar al General de División Rogelio Acevedo a involucrarse en la tarea del radar Doppler con las potencialidades del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba (IACC) y CACSA, lo que a la postre resultó decisivo para culminar exitosamente la fabricación del prototipo de radar Doppler y es otro ejemplo exitoso de la transversalidad.
No solo por su participación en la tarea del Doppler traigo el ejemplo de Acevedo en el asunto de la transversalidad. Hay otro ejemplo del método transversal de dirección que nada tiene que ver con el radar. En el 2004, producto de la intensa sequía en el norte oriental, el Estado cubano toma la decisión de organizar un Programa de Lluvias Provocadas. Como me dijo el General Acevedo en numerosas ocasiones: “a mí el General Raúl Castro me dio la tarea de hacer llover, de todas-todas, aunque tenga que traer a un brujo de la Amazonia”.
Yo supongo que la coordinación de esta tarea se la encargaron a Acevedo por tres motivos: 1) el financiamiento asignado (primero un millón, luego ampliado a dos millones) saldría de los aportes del IACC y CACSA al Estado; 2) la tarea implicaba el uso de aviones, aeropuertos y otras infraestructuras bajo el control del IACC; 3) implicaría también el traslado y la logística de hospedaje de personal de varios países y 4) el reconocido prestigio y la capacidad de dirección demostradas por el General Acevedo ante muy disímiles tareas.
Los que conocían bien el “negocio” de la lluvia provocada, eran los expertos del Centro de Física de la Atmósfera del Instituto de Meteorología, pero ni el CITMA ni el INSMET disponían de infraestructura y experiencia para mover toda esta logística. Claramente se trataba de una tarea transversal a muchas instituciones y se requería una autoridad que estuviera por encima de todos los participantes.
Nuevamente, me tocó ser testigo presencial y participante de una aplicación de métodos transversales. Sucede que los expertos de Física de la Atmósfera, que tenían más de diez años de trabajos en los experimentos de Influencia Activa sobre las nubes en el polígono de Camagüey, requerían un radar ubicado en la zona de Holguín. El General de División Rogelio Acevedo resolvió lo que parecía imposible: en menos de 3 meses teníamos un radar funcionando y en esta tarea participaron numerosas empresas e instituciones, incluyendo la participación decisiva de Diaz-Canel, a la sazón al frente del Partido Comunista de Cuba en la provincia de Holguín, quien a su vez también aplicó métodos transversales en la provincia para lograr la obra civil en tan corto tiempo.
Como resultado de las acciones transversales dirigidas por el General Acevedo obtuvimos un nuevo radar Doppler en Holguín, terminamos el prototipo cubano en Camagüey y mejoramos numerosos aspectos de toda la red de radares.
Chomi
En el año 2009, cuatro radares se pusieron fuera de servicio casi simultáneamente por descargas atmosféricas. José Miguel Miyar Barrueco (Chomi) acababa de asumir la dirección del CITMA y me preguntó sobre cómo nosotros pensábamos que se podía resolver este asunto, no solo para restablecer los radares, sino para que no volviera a suceder algo así.
Escuchadas nuestras opiniones, de inmediato puso en funcionamiento el método transversal y nos vimos, mis ingenieros y yo, en La Habana, reunidos con varios organismos, de los cuales, el Instituto Central de Investigaciones Digitales y ECOSOL Electric resultaron decisivos por su experiencia en el tema para lograr la solución del asunto.
Como resultado, se desarrolló un sistema de protección que se puso de inmediato en funcionamiento en los siete radares antiguos y que pasó a formar parte del Radar Meteorológico Cubano Doppler. Este sistema ha permitido que los radares puedan seguir funcionando aun cuando sobre la estación haya fuertes tormentas con descargas eléctricas poderosas. La eficacia ha sido demostrada en numerosas ocasiones desde el año 2010. Otros muchos beneficios para los radares meteorológicos se derivaron de aquella interacción transversal.
Transversalizar en Cuba … a pesar de la COVID-19
Una vez instalado y en funcionamiento el prototipo de Radar Meteorológico Cubano (Doppler) en Camagüey, denominado RD-200SX , en LADETEC ya estábamos listos para continuar con la encomienda del Comandante en Jefe de reproducir este resultado en los demás radares. Estaban muy claras la Estrategia y la Táctica a seguir, pero el CITMA y el INSMET no pudieron hacer ninguna acción.
Nosotros hacíamos mucha presión en ese sentido, pero el Ministerio exigía estudios de factibilidad (que los hicimos) y escribir proyectos por su metodología (que también lo escribimos) No voy a narrar cómo, pero para disgusto de algunos (por la violación de canales), uno de nuestros breves folletos explicativos de cómo podríamos reproducir el resultado Radar Meteorológico Cubano Doppler llegó a las manos de Roberto Morales Ojeda, a la sazón vicepresidente del Consejo de Estado y de Ministros.
Morales Ojeda no necesitó estudios de factibilidad. Ya lo habíamos demostrado: allí estaba el radar Doppler en Camagüey funcionando, en el que se invirtieron menos de 400 mil USD, cuando semejante radar costaba cerca de 3 millones USD en el mercado, como costó el de Holguín, donado por los venezolanos.
Y de nuevo nos vimos en La Habana, esta vez convocados por Morales Ojeda, en reuniones de la clásica aplicación del método transversal. Numerosas instituciones se pusieron en función de reproducir el radar Doppler en Casa Blanca. Gracias al influjo de estos encuentros se fabricaron dos ejemplares seriados del Radar Meteorológico Cubano Doppler, el de Casablanca y el de Holguín, a pesar de que hubo de hacerse en medio de la feroz pandemia. También se adquirieron recursos con vistas a la Dopplerización de los otros radares. Aún hay trabajo por hacer; espero que el legado que dejamos al INSMET no caiga al vacío.
Para resumir, considero viable que la Sociedad Económica de Amigos del País pueda ser un ente promotor de soluciones transversales a diferentes problemas de la sociedad; el Estado debería investirla de la autoridad de convocatoria que he descrito en este texto, porque expertos de gran valía sí que tiene.
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